WWE: Braun Strowman, un gigante cada vez más elegante, por Carlos Marroquín [OPINIÓN]

Por Carlos Marroquín

Braun Strowman baja del ring. Se le nota realmente mareado por el impacto que recibió sobre una mesa. Zigzaguea. Se coge la cabeza y encuentra un poco de respiro apoyándose sobre una silla ejecutiva de cuero. Por el otro lado del cuadrilátero, Roman Reigns también presenta signos de estar agotado, pero quiere ser el último hombre en pie para llevarse la victoria. También baja del ring. Camina un poco y comienza a correr con dirección a Braun. No hay lugar a freno. Strowman se da cuenta, lo mira y con la fuerza del giro, levanta la silla donde se apoyaba. Vuela como si fuera una pelota de béisbol en movimiento. Se la tira a Roman y le cae sobre toda su cara. Se desploma Reigns. Strowman descansa sobre un muro y se refresca con la sorpresa y el aplauso del público.

Un simple detalle puede describir que tan bueno y respetado eres. Y con ese silletazo improvisado, certero y bien conectado en todo el rostro de Roman solo nos queda asumir algo: Braun Strowman ya está a otro nivel. Me lleva a pensar en varias cosas: que tiene una gran disposición para vender sus ataques y que logra ser sumamente preciso y elegante con un solo movimiento que parece sencillo de imitar. ¿Realmente su esfuerzo lo encaminó y después catapultó o es un gran trabajo de producción por parte de la WWE? Pienso que ambos argumentos tienen mucho que ver.

Al inicio de su carrera, Strowman se hizo conocido por levantar enormes y distintas cantidades de peso. Destacó dentro de la American Strongman Corporation, ganando en el 2011 el Arnold Amateur Strongman World Championships. Luego de sumar otros galones, se alejó de estas canchas y en 2013 firmó contrato con la WWE para formarse como luchador profesional. De inmediato, fue enviado al campo de desarrollo que tiene la empresa y logró debutar al año dentro de un ‘house show’. Gracias a sus 2,06 metros y a la siempre bravuconería que lo identificaba, estuvo muy poco tiempo al servicio de NXT. Simplemente, Braun tenía los ingredientes que siempre le han impactado a Vince: tamaño y peso.

Debutó en un ring de la WWE el 24 de agosto del año 2015, como miembro de la familia Wyatt. A primera vista, lo vi muy lento, algo subido de peso y desordenado tanto en su propuesta de lucha, como en su apariencia. Aparte que no se expresaba con el micrófono. Pasaron las semanas y su papel seguía siendo el mismo. De todo ello, lo que sí hay que reconocer es que desde el momento en que apareció, su sola presencia ya generaba miedo. Punto a favor, pero todavía no era suficiente.

Es aquí donde la WWE comenzó a pulirlo. Primero, lo puso a dieta y a un exigente ritmo de gimnasio. En poco tiempo, logró bajar casi 20 kilos y ganó masa corporal, al punto de verse aún más abominable de lo que ya era. Se tomó a pecho lo importante que es exigirse como profesional dentro de esta empresa. De lo contrario, hubiera sido un ave de paso como el grueso de estrellas que nunca logran despegar. Pero este tipo es diferente.

Después, comenzaron con el trabajo estético: le hicieron un pequeño y ordenado mohicano, le dejaron aún más voluminosa la barba y lo vistieron con ropa mucho más apretada, predominando de pies a cabeza un estilo militar. En otras palabras, un look que lo asemeja tranquilamente con el corpulento soldado soviético Zangief, personaje que tuvo vida en el videojuego japonés Street Fighter.

Ahora bien, los cambios de Strowman no solo fueron de imagen. Por su cuenta, entrenó hasta encontrar un estilo que se acomode a sus posibilidades reales. Con trabajo y sacrificio, ha logrado encontrar un ritmo sencillo de pelea, pero que le sabe insertar muy bien una dosis necesaria de salvajismo. Algunas veces, te puede sorprender con pequeñas movidas que terminan siendo grandes sorpresas. Recordemos esa doble patada que le aplicó a Apollo Crews para esquivar su ataque o el mismo silletazo que le dio la última semana a Roman.

Hay que tomar en cuenta que una de las grandes ventajas de Braun con el resto de sus colegas es el respeto que le tiene el público. No solo se intimidan con verlo, también le guardan mucho aprecio y eso es gracias a que destruyó tantas veces a Reigns. De por sí, cualquier persona que someta al ‘Emperador’ ya es respetado. Pero en el caso de Strowman es gravitante, porque ha sido uno de los pocos al que se le permitió salirse del libreto con arriesgadas movidas y por levantar en peso a un luchador tan odiado. Eso lo supo proyectar aún más salvaje de lo que ya se vía.

Está claro que todo esfuerzo tiene su recompensa. Y la WWE ha visto eso en Strowman. Sencillo de ejemplificar: pasó de pelear, sin justificación, meses de meses con Sin Cara a destruir a Reigns y ahora a tentar la corona máxima de Raw. Con sinceridad, no creo que se lleve el cinturón Universal en SummerSlam. No debería, tampoco. Eventualmente, sí. Es una opción. Más adelante, cuando cure algunos obstáculos que todavía tiene pendientes. Uno de ellos, su relación con el micro.

Aún no es su momento. No quiero que sea su momento, porque las cosas se deben de hacer bien, proyectadas y organizadas. Por lo pronto, en un artículo que publicó la web de la WWE ya se señala que con Strowman la empresa tiene gigante para rato. “(…) estamos siendo testigos de la creación de un nuevo ‘monstruo’. Al más puro estilo Frankestein, Strowman está desarrollando un potencial que hacía muchos años que no veíamos en la compañía. Con Undertaker retirado y Big Show y Mark Henry subiendo los últimos peldaños de su larguísima carrera, no tenemos dudas de que Braun Strowman será por muchos años la nueva figura a la que todos deben temer en WWE. La compañía está en buenas manos”.