El sobrenombre de Loco se lo ganó René Houseman (1953-2018) por irresponsabilidades como las que le confesó a la revista El Gráfico: no recordaba el gol que le hizo a River Plate, en el Metropolitano de 1977, jugando por Huracán. El tanto se le borró de la memoria porque estaba borracho.
“Una sola vez jugué así, contra River, por el Metro 77. Me fui a la madrugada de la concentración al cumpleaños de mi hijo y volví borracho a las 11 de la mañana. ¿Y qué querés? Había baile y a mí me encantaba. Cuando aparecí los dirigentes no querían que jugara, pero yo les dije: ‘Esperen que me duermo una siesta y después vemos’. Me dormí dos horitas, salí a la cancha, metí el gol, pedí el cambio y me fui a dormir. No daba más. Perdimos 2-1”, relató.
Pero Houseman también era Loco porque “desparramaba rivales por el suelo y siempre tenía un modo de sorprender a propios y extraños. Pertenece a la misma saga de delanteros como el brasileño Garrincha. Mágicos y trágicos a la vez. Inspirados y displicentes. Desequilibrantes y autodestructivos”.
Campeón del mundo con Argentina en 1978, el futbolista que padeció de alcoholismo y murió de cáncer el jueves anterior, trajo a Guayaquil sus “medias invariablemente bajas. Piernas flacas, físico esmirriado. Pura picardía en el rostro. Y una gambeta prodigiosa, impredecible”, según la descripción de Pablo Vignone, del periódico La Nación, de Buenos Aires.
El 14 de septiembre de 1975, como parte de un “programa formidable” que “causó revuelo en la afición deportiva del país”, aseguró este Diario, el Huracán de Houseman, Miguel Brindisi, Osvaldo Ardiles (también monarca mundial en 1978), enfrentó a Emelec (0-0) en el Modelo. Fue el preliminar del River Plate 2, Barcelona 1, en un doblete amistoso.
A los 40 minutos “Houseman hizo una jugada de gran habilidad al gambetear a tres rivales”. Y aunque para el atacante “el fútbol nunca fue un trabajo, para mí siempre fue una diversión”, esa noche de hace 43 años lo sufrieron Ecuador Figueroa, Jesús Ortiz, Rafael Pulga Guerrero, Miguel Falero y otros azules.
A los 26m “Ricardo Armendáriz disparó fuertemente estrellando la pelota en el poste izquierdo”, en la acción de gol más clara del encuentro.
Así fue el paso memorable por Guayaquil de Houseman, que “para muchos, en el campo de juego, solo fue superado por el astro de México 1986. René fue, acaso, un Maradona que se quedó a mitad de camino, en el fútbol y en los excesos”. (D)