El sábado Diego Forlán (40 años) le dijo adiós al balón y a los botines, pero no al fútbol pues ahora asume la dirección técnica del Peñarol, una nueva faceta del excapitán de la Celeste. El homenaje fue entre figuras internacionales, quienes son mucho más que excompañeros: son amigos, como los argentinos Javier y Diego Milito, Esteban Cambiasso, Andrés D’Alessandro, Javier Zanetti, Juan Sebastián Verón y Juan Román Riquelme, Diego Lugano, Diego Pérez, Cristian Rodríguez o Luis Suárez. Antes de la despedida, Forlán dialogó con La Diaria, de Uruguay.
¿Cuándo tomaste la decisión de dejar de jugar?
Cuando ya no tenía tantas ganas. Seguía disfrutando de jugar el partido, pero después, ir a entrenar, los viajes... Había ciertas cosas de las que capaz que ya estaba un poquito más cansado. Y cuando no era citado a algunos no lo vivía con la misma molestia que antes. Ya no decía: “pah, yo quiero jugar”, como en otra época. Disfrutaba del fin de semana, de estar tranquilo y de no concentrar.
Llegaste a Manchester United en 2002. En ese momento era como el Barcelona hoy. Estaban David Beckham, Ryan Giggs, Paul Scholes, ¿qué te dejó jugar ahí?
La oportunidad de estar con grandísimos jugadores y de aprender. Estaban en un nivel –obviamente– por encima del mío: tenían muchos más años en Europa y más experiencia. Yo llegaba a un equipo como era el Real Madrid o Barcelona de hoy, y llegaba de Argentina con 22 años, muy joven.
¿Te parece que los goles del Mundial 2010 son los más lindos que hiciste?
Menos el de penal contra Sudáfrica, fueron todos fuera del área: contra Alemania, Holanda y Ghana. Y el primero contra Sudáfrica, que giro y le pego también de lejos; fue lindo. La verdad es que fueron todos lindos.
Peñarol te quiere como técnico. ¿Un club grande no te pone la vara altísima?
Es lo que es. Si tengo la oportunidad de serlo y tengo ganas y confianza, acepto. A mí me mueven los desafíos, y sería uno muy grande.
¿No te da un poco de miedo?
Sí, obviamente, pero es lindo tener miedo. A lo largo de mi carrera –los 21 años– siempre tuve miedo en cada partido. Quizás la palabra no sea miedo sino incertidumbre. Hay nerviosismo y todo eso que uno vivió como jugador, pero es lo lindo, es lo que te mantiene alerta, y te preparas para eso. Lo que yo no negocio son la conducta y el trabajo: esas actitudes van conmigo para todo, en el día de mañana como entrenador, pero también como persona. Entonces, a mí no me cambia. Yo soy Forlán, pero soy lo que soy por todo lo que hago y lo que trabajo, no cayó de arriba. A eso no le tengo miedo. Y tampoco le tengo miedo al fracaso: si mañana me va mal, me va mal y listo, pero voy a estar tranquilo, porque intenté hacer lo mejor posible.
¿Qué significa decir ‘soy Forlán’?
Que vengo de una familia que es muy conocida, por mi papá, y también por mi abuelo, por el lado Corazzo. Para mí no, pero para otros puede ser que corra con esa responsabilidad, pero soy lo que soy, y no cambio. (D)