01/05/2024

Frank Maridueña: Actitudes ejemplares de Carlos Zavala Gangotena

Lunes 23 de Marzo del 2020

Frank Maridueña: Actitudes ejemplares de Carlos Zavala Gangotena

Fue partícipe en la fundación de la Federación Deportiva de Guayaquil, el 6 de mayo de 1911 (...)

Fue partícipe en la fundación de la Federación Deportiva de Guayaquil, el 6 de mayo de 1911 (...)

Para estar en sintonía con la actual situación, que cambió la agenda diaria de todos les traigo un tema sacado del álbum de los recuerdos que reivindica el sano vínculo deporte-familia y la estirpe del voluntariado deportivo, ahora una especie rara en nuestro país.

Un recorte periodístico muy amarillento por el paso del tiempo, con la columna deportiva llamada ‘Cocktail Deportivo’, del ilustre periodista Manuel ‘Chicken’ Palacios relata parte de la vida de una familia dedicada al deporte que la inició Carlos Zavala Gangotena. Fue partícipe en la fundación de la Federación Deportiva de Guayaquil, el 6 de mayo de 1911, entidad que luego pasó a llamarse Federación Deportiva del Guayas desde el 25 de julio de 1922. Aglutinó a muchos clubes que fueron creados bajo la motivación y el impulso del prócer del deporte nacional: Manuel Seminario Sáenz de Tejada.

“Entre las primeras preocupaciones de la naciente institución estuvo la necesidad de tener su propio escenario donde poder recibir al creciente número de equipos y cultores del deporte, y en especial del fútbol”, dice Palacios en su columna.

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“Hicieron gestiones ante el municipio porteño quien concedió un terreno de 100 000 metros cuadrados en el sur oeste de la ciudad, en el sector llamado Puerto Duarte. Ahí se empezó a jugar todo tipo de torneos. Primero se lo llamó estadio Puerto Duarte y abrió sus puertas el 24 de septiembre de 1922. Posteriormente, el 8 de octubre de 1924, se le puso el nombre Estadio Municipal (su último nombre fue Ramón Unamuno)”.

“Se planificó mejorar el escenario para lo cual gestionaron préstamos a una institución bancaria y se construyeron gradas y acondicionaron el campo de juego. En sesión de directorio Zavala Gangotena solicitó el uso de la palabra para presentar observaciones al presupuesto. Fueron bien acogidas sus ideas y consiguió ahorrar en el monto y la forma de pago, lo que resultó muy conveniente para las arcas de la institución”.

Por la verticalidad de sus acciones fue elegido presidente de Fedeguayas durante dos periodos entre 1937 hasta 1944. Dejó una estela de buena administración y plantó huellas de honestidad acrisolada para las siguientes generaciones. La calle que terminaba en la entrada del estadio de fútbol, que corre paralela a la Capitán Nájera, lleva su nombre. Desde 1960 el escenario de balompié fue rebautizado como Ramón Unamuno, en homenaje al extraordinario jugador, luego entrenador y descubridor de tantos talentos. Fue el estadio en el que se desarrollaron los torneos más destacados de la ciudad de todos los niveles y características Le correspondió el honor de ser la sede del primer juego entre Barcelona y Emelec, el 22 de agosto de 1943.

Mantengámonos fuertes. Simulemos estar en un juego de béisbol. Cada pelotero en sus respectivas posiciones. Los corredores no se mueven. Todo el mundo quieto. Todos en casa.

Señala el comentario de Chicken que “Carlos Zavala se casó con doña Asunta Vicenzini Bellini y tuvo tres hijos” y cuenta la anécdota que cierta ocasión Carlos Zavala Vicenzini se interesó por hacer deporte y una tarde se presentó a entrenar béisbol. Su primer profesor fue Alfredo Bengoechea, que justo vivía en la calle Carlos Zavala Gangotena. El entrenador le preguntó el nombre y el joven le respondió: Carlos Zavala. El entrenador lo puso a practicar en la tercera base, en donde le sacó el aire a su pupilo porque creía que le estaba tomando el pelo.

De aquel Ramón Unamuno, ni del gimnasio César Salazar Navas, ni del coliseo Abel Jiménez Parra queda nada. Decidieron derrumbarlos y construir un parque. La sociedad y comunidad porteña se encargará de señalar a aquellos que le arrebataron a la ciudad instalaciones para que niños y jóvenes practiquen y cultiven una actividad noble: el deporte.

El Club Sport Oriente había sido el equipo de toda la vida de Zavala Vicenzini y ahí tuvo campañas brillantes conquistando muchos torneos. La mejor época de Oriente fue cuando lo lidera Munir Dassum. El 1 de febrero de 1983 se reactivó la práctica del béisbol de los orientales. El gran motor técnico para aquello fue el legendario pelotero Efraín Rico, quien en poco tiempo hizo que Oriente irrumpiera en los certámenes provinciales y en todas las categorías. Armaron buenas novenas y hasta la actualidad ganan muchos títulos.

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Llegaron a jugar primera división en el Yeyo Úraga y armaron tremendo conjunto encabezados, entre otros, por Álvaro Cañarte, que logró récord de 15 jonrones en una temporada; Andrés Fuentes, que acaparó seis lideratos individuales en una de las mejores actuaciones individuales. Carlos Zavala Vicenzini incursionó en la dirigencia con la Federación Ecuatoriana de Béisbol para seguir apoyando el deporte. Carlos III y Bruno Zavala Intriago también jugaron béisbol de gran nivel, obteniendo muchos campeonatos. Incluso conformaron distintas selecciones nacionales. Ahora están en acción Estéfano y Carlos, quienes son la cuarta generación de la dinastía. Parece que el espíritu y el alma de un extraordinario líder deportivo está vigente. Mantienen el concepto de deporte y familia como una combinación perfecta.

Mientras, en el béisbol de las Grandes Ligas ya se conoce que se cerraron los campos de entrenamientos por el brote de coronavirus. Los jugadores debieron retornar a casa y la temporada no tiene fecha de inicio. Cada uno de los 30 equipos han asignado un millón de dólares para asegurar el pago de los empleados y trabajadores.

En otro orden, antes de la suspensión, un fanático de los Medias Rojas de Boston se preguntó: ¿Que más hace falta?. ¡Se nos fueron Mookie Betts y David Price, y Álex Cora, en cambio, nos llegó el coronavirus y se lesionó Chris Sale. ¡Para mí no tiene nada de extraño que cancele la temporada! Un amigo cuya vida y pasión gira alrededor de los Yankees me llamó para decirme: “¡Cuídese mucho! Todo está paralizado en esta ciudad y en este momento los Yankees no son tan importantes”.

Mantengámonos fuertes. ¡De esta nos recuperaremos! Por ahora simulemos estar en un juego de béisbol. Cada pelotero en sus respectivas posiciones. Pero los corredores no se mueven. Todo el mundo quieto. Todos se quedan en casa. (O)

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