01/05/2024

Mario Canessa: La FEF volvió a mostrar sus trapos sucios

Sábado 02 de Mayo del 2020

Mario Canessa: La FEF volvió a mostrar sus trapos sucios

Sea quien sea presidente, o a qué región pertenezca, su propósito debe ser trabajar en equipo (...)

Sea quien sea presidente, o a qué región pertenezca, su propósito debe ser trabajar en equipo (...)

Era un secreto a voces que dentro de la FEF se vivía un ambiente conflictivo entre los miembros del directorio. No fue muy difícil saberlo porque los propios dirigentes se encargaron de publicitarlo; el vicepresidente Jaime Estrada, acompañado por varios vocales, nos hizo conocer que varias decisiones tomadas por mayoría habían sido desconocidas por el presidente Francisco Egas.

La discusión tomó cuerpo cuando una carta firmada por seis miembros del directorio solicitaba detalles de la contratación del staff de españoles, que se incorporaron a la selección. Un hecho clave de la molestia intestina se refleja en que los directivos quejosos, conociendo los datos solicitados, denunciaron que la cifra aprobada para la contratación, de Jordi Cruyff y su equipo, no podía exceder de $4 millones anuales y que el verdadero egreso sería de $6 millones, valor que –según los denunciantes– violentaba las decisiones del directorio. Dijeron que además ponía en riesgo la frágil economía de la Federación; a los pocos días apareció un nuevo conflicto: el mismo grupo de dirigentes contrariados hizo público que la decisión del directorio fue no conceder permiso al DT Cruyff para que abandonara el país, como efectivamente lo hizo, con el permiso del presidente Egas, que justificó la salida del entrenador por asuntos humanitarios.

Ante la pandemia, el presidente Egas –y por la presión de su directorio– comunicó a Ecuador que había conseguido que todo el cuerpo técnico se rebajara el 70 % de sus remuneraciones mientras dure la emergencia, algo que fue aplaudido. Hasta que los propios dirigentes de la oposición declararon que la rebaja anunciada no era tal, sino que consistía en un reajuste de flujo y que la rebaja de ese 70 % debía ser rembolsados íntegramente a partir del 2021.

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La realidad demuestra que esa fue la gota que derramó el vaso. Los directivos, sintiéndose desairados, cargaron sus escopetas con municiones de grueso calibre y las usaron aquel viernes 24 de abril, cuando en una sesión virtual del directorio emitieron la resolución que desposeía la presidencia a Francisco Egas, reubicándolo como tercer vocal del mismo directorio y ascendiendo a Jaime Estrada como nuevo presidente de la Ecuafútbol. Alegaron que la crisis institucional había sido producida por la unilateral gobernanza de Egas y porque sus decisiones eran tomadas al margen de las normas estatutarias y de las resoluciones del directorio.

Conocido tan drástico evento las reacciones no se hicieron esperar. Algunos expertos en el tema opinaron que el acto era una destitución que no lo contempla el estatuto, además de que no existió el legítimo derecho a la defensa ni la posibilidad de que Egas haga el descargo de las acusaciones presentadas. Se explicó que el único organismo que podía juzgar era un congreso convocado para el efecto, por lo que todo lo actuado era de nulidad absoluta.

Luego de todo lo sucedido, Egas insistió en que sigue siendo el presidente de la FEF y que demostrará ante las autoridades de la Conmebol y de la Secretaría de Deportes del Ecuador que el es el máximo dignatario. También insistió en que la FIFA debe intervenir o que sea un congreso extraordinario el que trate el tema, que se reformen los estatutos y que si es necesario, se llame a nuevas elecciones. También Egas se dio formas para criticar a todos los que considera sus opositores, entre los que nombra a funcionarios de la FEF, a los representantes del fútbol amateur, pero lo que llamó más la atención es esta frase sentenciosa: “La LigaPro debe poner las barbas en remojo”. No pasó mucho tiempo para que el directorio de la LigaPro le solicite a Egas que aclare sus desacertadas palabras. Lo que sucedió luego es que varios clubes y asociaciones buscaron otra ruta y propusieron que sea un congreso extraordinario el que conozca, apruebe o desapruebe la decisión del directorio del viernes 24 de abril, como efectivamente así se lo convocó para ayer.

Es hora de que los dirigentes de la FEF entiendan que no es tiempo cálculos políticos y que tengan presente que se encuentran en mora de tantas promesas ofrecidas en campaña.

Aunque mi criterio personal es que no era necesario, sin quitar el derecho que tenían en realizarlo. Los dirigentes prefirieron aplicar el aforismo que dice: “Lo que abunda no daña”. Se quiso hacer entender a la Conmebol, o a cualquier organismo que ha intentado interferir, que la intención es que el congreso extraordinario no analizará ni resolverá la resolución del directorio de la FEF del 24 de abril pasado.

Deben estar conscientes los dirigentes de que el hecho de cambiar al personaje no nos hace olvidar que los problemas son graves, por su complejidad y diversidad. Para resolverlos es indispensable que quienes integran el directorio de la Ecuafútbol se abstengan de presumir ser generales de batalla y que tan solo son rectores de los más importantes temas pendientes y actuales que tiene nuestro fútbol. Sea quien sea el presidente, o a qué región pertenezca, su propósito debe ser el de consolidar una nueva imagen, que se respeten las dignidades, lo que significa trabajar en equipo, y demostrarle a la sociedad que están preparados para conducir la máxima institución del balompié nacional.

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Que recuerden que los temas cruciales que soporta la FEF son más importantes que sus aspiraciones y ambiciones personales. Sería un nuevo error no acometer los asuntos cruciales que hoy están más vigentes que nunca. Por ejemplo, la reforma de los estatutos, que hoy han vuelto a ser invocarlos, y uno se pregunta: ¿Por qué no lo hicieron en todo el año y medio que ha transcurrido, desde que la FIFA lo determinó? Que tengan presente la obligación de encontrar las soluciones a la economía de la federación, que ha tenido que hasta hipotecar sus principales activos para garantizar los cuantiosos pasivos. Además, es importante sincerar y transparentar el presupuesto de las selecciones, el cual sobrepasa su capacidad de cumplimiento.

Debería la FEF estar curtida en encarar estos repetidos avatares, pero en la práctica nos ha demostrado que no es así. No olvidamos que no hace más de cinco años enfrentó el FIFA Gate, que impactó la imagen de la federación, tampoco es lejana la batalla pública por los derechos audiovisuales del campeonato nacional y sus consecuencias, que llevaron a que la FEF sufriera una escisión cuando los clubes protegieron sus intereses, se independizaron, creando la LigaPro. Y agréguese la fallida contratación del Bolillo Gómez y la tardanza en finiquitarlo, situación que generó una pérdida millonaria.

Ojalá se den cuenta los dirigentes de que al ciudadano común no le interesa tanta cosmetología, sino que le digan si va a ser viable o no el plan estratégico 2019-2030 que la federación presentó hace algunos meses. O si están dispuestos a llevar adelante el programa que tiene al fútbol como arma para prevenir el uso de drogas, proyecto que hasta el momento sufre un estado de somnolencia irresponsable. Y por supuesto, qué pueden hacer para rescatar a nuestra Selección de fútbol de su fracaso reiterado.

Ya es hora de que los dirigentes de la FEF entiendan el mensaje de que ya no es tiempo de tantos discursos de colección, que se olviden por un tiempo de los cálculos políticos y que tengan presente que se encuentran en mora de tantas promesas ofrecidas en campaña. (O)

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