06/05/2024

Mario Canessa: Barcelona y Emelec, en el guinguiringongo de ‘Chicken’ Palacios

Sábado 31 de Octubre del 2020

Mario Canessa: Barcelona y Emelec, en el guinguiringongo de ‘Chicken’ Palacios

Emelec, abajo en el campeonato doméstico, no puede habituarse a la mediocridad; Barcelona, arriba por el momento, se sustenta en el optimismo del balancín lúdico.

Emelec, abajo en el campeonato doméstico, no puede habituarse a la mediocridad; Barcelona, arriba por el momento, se sustenta en el optimismo del balancín lúdico.

Manuel Palacios Ofner, egregio periodista deportivo, lució su original estilo, sobre todo el radiofónico, con su programa diario Cocktail Deportivo, que se transmitía a partir de las 13:00 por la popular radio Cristal, entre 1958 y 1987.

Ricardo Vasconcellos Rosado describió a Chicken Palacios como un periodista con gran perspicacia, que captaba el sentimiento y deseo del pueblo y los convertía en análisis severo, con palabras fáciles de entender. Sobre su programa radial se refirió así: “Podíamos caminar tranquilamente por las calles de Guayaquil sin perdernos una palabra”. Fui un asiduo oyente de Chicken y puedo confirmar que tenía una expedita imaginación, que permitía que sus dichos se convirtieran en aforismos celebrados por los oyentes, tales como cuando dedicaba el programa “a sus amigos y un sorbito, la última gota, el conchito para los enemigos...” o cuando debía analizar a Barcelona Sporting Club y Emelec, sobre todo si el uno o el otro estaba bien o mal futbolísticamente. Comparaba ese momento con la popular imagen del guinguiringongo, donde ‘sube Panchito y baja Mondongo’.

Imitando el estilo de Chicken, analizo el momento futbolístico de Barcelona y Emelec en el torneo nacional.

El caso de Emelec

Recuerdo que cuando Alfredo Arias quedó campeón de Ecuador, en el 2017, se comentaba mucho su falta de rigor y carácter en el manejo del grupo. En el interior del camerino se respiraba un ambiente de desconfianza. Los jugadores abusaron de Arias de la misma manera que Josep Guardiola lo define: “Los jugadores no son tontos; si te ven dudar, te lo pillan al instante, y si a veces no lo tienes claro, no les hables. Huelen la sangre. Cuando te ven débil, te clavan la espada”. Arias agregó en su currículum ser campeón, pero no duró mucho, pronto tiró la toalla y no pudo más.

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Mariano Soso lo siguió como director técnico y también su participación fue un verdadero fracaso. Llegó con algunos pergaminos y otros atributos, como ser un entrenador joven, con ideas modernas, un hombre culto traía como referencia haber escrito una fracción del libro Pelota de papel 2, que eran cuentos escritos por deportistas. Terminó siendo un gran orador en las ruedas de prensa, donde más parecía un sacerdote en las homilías domingueras, que un técnico explicando por qué su equipo no caminaba. Lo que nunca se dio cuenta Soso es que en sus manos tenía un grupo de jugadores que preferían la diversión antes que el sacrificio. La historia determinó que el paso de Soso fue como su apellido lo plantea. Al final debió abandonar la nave sin pena ni gloria.

Las etapas de los Rescalvo

Entonces llegaron los hermanos Rescalvo. En una operación reglamentaria, pero sorpresiva, Nassib Neme se los arrebató a Independiente del Valle, de donde venían haciendo una faena muy apreciada.

Su paso por Emelec tiene dos etapas: el segundo semestre de 2019, con las dificultades que se justifican por la poca fluidez en inculcar sus ideas a sus dirigidos, y la del 2020, que, empoderados y con las ideas más claras, le exigieron a la directiva refuerzos a sus gustos y preferencias. Lamentablemente la maquinaria enciende, pero no rueda. Mientras el tiempo transcurre, así como las fechas de la segunda etapa de nuestro campeonato, su posición en la tabla permanece relegada.

¿Por qué Emelec no muestra el nivel competitivo que tanto ofrecen los estrategas españoles? Desde lo táctico, Emelec muestra las mismas deficiencias. Los Rescalvo han utilizado todos los nombres posibles en el medio campo dentro de un mismo formato táctico y no se han notado diferencias sustanciales. Otra falencia es que el equipo azul no tiene un goleador de raza; los tres que ha utilizado lo han demostrado. Y lo que le faltaba, el departamento defensivo se contagió de la irregularidad, lo que ha agravado el estado futbolístico.

Si las críticas van para el cuerpo técnico, como es obvio en el fútbol, no puedo eximirme de incluir el nivel que ofrecen varios futbolistas de Emelec, que subsisten por elogios antiguos, efímeros y sin presente. Estoy convencido de que la confusión desde lo táctico es producto del bajo rendimiento de los futbolistas.

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Lo preocupante es que en las ruedas de prensa Ismael Rescalvo insiste que su equipo estuvo ‘bien’ y que mostró ‘mejor juego que el rival’. Sería mejor que el señor Rescalvo recuerde la frase de su colega Marcelo Bielsa: “No hay que justificar ni satanizar, hay que tomar conciencia de implementar un cambio. Hay que tener autocrítica para mejorar”. Desconozco si los Rescalvo son acomodaticios. Da la impresión de que sí, porque denotan que rechazan la realidad e insisten en diseñarla bajo sus absolutos criterios, un error que cuesta mucho y casi siempre es tarde cuando se quiere rectificar.

Emelec no es un equipo modesto por historia y por presente. Su fama resuena tanto que no es factible estropearla por una o varias temporadas adversas, pero desde el análisis relativo, donde también se hacen juicios temporales, Emelec no puede ni debe habituarse a la mediocridad, ni ubicarse en la mesocracia futbolística de nuestro campeonato. Es importante ir encontrando nuevas soluciones parches para hallar desde el minimalismo futbolístico una temporada decorosa.

Optimismo torero

En la otra tienda y continuando en el balancín lúdico, por ahora Barcelona está por lo más alto, sin olvidarnos que disimula con sutileza la delicada situación financiera con que convive y la estrepitosa eliminación en la Copa Libertadores. Más ha podido el crecido estado de optimismo gracias a los resultados que lo tienen, por el momento, en lo más alto de la tabla de posiciones.

La tropa de Barcelona conoce que lo que le queda es aplicarse por lo que falta del año para tener un grupo comprometido con la causa. Los de más recorrido en el plantel están conscientes de que son ellos quienes deben transmitir sacrificio al grupo. Por aquello entendemos ese momento profesional con que Burrai se ofreció a ser parte de la alineación titular y, luego de hacer un esfuerzo futbolístico enorme, derrumbarse emocionalmente cuando ofrendaba su actuación al ser querido que partió al más allá hace pocos días. Pero lo que complementó este evento fueron las lágrimas, los abrazos y la solidaridad de sus compañeros, que también eran responsables en sellar ese triunfo espiritual y futbolístico.

Pero a parte de ese gesto elocuente debe estar Barcelona consciente de que la ruta que les resta para llegar a la cima está llena de adversidades. Creo que una de las más significativas es que cuenta con un equipo estelar y unos cuantos más alternos del nivel que requiere. Ahí es donde Fabián Bustos tendrá que fortalecerse en la escasez y aplicar el significativo valor que tiene la oportunidad en el fútbol, reconocer que son instancias en que los puntos valen más que las actuaciones para el aplauso y la lucidez, que al final de cuentas llegarán cuando el objetivo sea conseguido y se olviden las vicisitudes.

En fin, ¿cuántas veces hemos constatado cómo en el fútbol en ocasiones estás arriba y otras abajo? Hay que aprender a aceptarlas todas, así los elogios o las críticas sean abundantes, porque lo único cierto es que, como en la vida, los triunfos y las derrotas siempre regresan.

Por ahora, el escenario de los dos equipos más representativos de la ciudad nos hace evocar las épocas magníficas de Chicken Palacios, cuando desde el micrófono de Cocktail Deportivo explicaba el momento futbolístico de los clubes del Astillero, usando su frase: “El guinguiringongo está que funciona: mientras sube Panchito, baja Mondongo”. (O)

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