18/04/2024

Mario Canessa Oneto: La Liga Profesional, la rebelión de los clubes

Domingo 11 de Febrero del 2018

Mario Canessa Oneto: La Liga Profesional, la rebelión de los clubes

Hoy, esta nueva siembra (Liga Profesional) hay que cuidarla, fertilizarla con ideas productivas, porque al final nadie podrá arrebatarles a los clubes lo que es de ellos.

Hoy, esta nueva siembra (Liga Profesional) hay que cuidarla, fertilizarla con ideas productivas, porque al final nadie podrá arrebatarles a los clubes lo que es de ellos.

Allá por el 2014, las ideas para crear la Liga Profesional de Fútbol tuvieron su génesis en la disconformidad que existía de los clubes respecto a cómo la Federación venía utilizando las estructuras viejas, reglamentos y estatutos acomodados, para que el sistema favoreciera al continuismo. La FEF empleaba armas como el clientelismo, y la persecución a todo opositor que apareciera en el horizonte, con la única finalidad de mantenerse en el poder.

Esta disconformidad inspiró el sentimiento separatista, que no solo permitiría a los clubes ser los dueños de su destino, sino también erosionar el poder absoluto, poner límite a la autarquía con que se manejaba el balompié ecuatoriano y la única manera de conseguirlo era la creación de un poder paralelo, debidamente legalizado, y la única vía era la creación de la Liga Profesional de Fútbol.

Se conocía perfectamente que la tarea iba a ser ardua y complicada porque el oficialismo en la FEF tenía una gran capacidad para manejar a la interna una gran distorsión del concepto. Y contaba con un voto duro en caso de que alguien tenga el atrevimiento de limitar esos poderes infinitos con que el presidente gobernaba al fútbol.

Hay que reconocer que en esos años en la FEF Luis Chiriboga Acosta disfrutaba del reconocimiento de muchos que consideraban que, habiéndonos clasificado a tres mundiales en la categoría absoluta, era la voz más autorizada para tratar los temas del balompié de nuestro país. Abrumado por tantos elogios y reconocimientos que venían desde Carondelet, y hasta del gremio de periodistas del cantón más pequeño del país, lo reconocían como el máximo dirigente que había parido la historia del fútbol ecuatoriano.

Algunos comenzamos a darnos cuenta de que Chiriboga tenía voz potente cuando dijo que instaurar una Liga Profesional de Fútbol en Ecuador era “un retroceso” y que él podía demostrar que varios países en el mundo estaban arrepentidos de haberlas creado. Pero tuvimos razón porque con el pasar de los días la voz del presidente de la FEF poco a poco fue bajando su intensidad. Se lo notaba confundido, ya no mostraba la pasión que le ponía en cada lucha que enfrentaba. Lo que pasaba es que alguien, entre sus viejos colegas, debe haberle confesado que tempestades estaban por llegar, como sucedió cuando la implacable fiscal general de los Estados Unidos, el 3 de diciembre de 2015, en una conferencia de prensa explicó el proceso del FIFAgate. La frase de la fiscal retumbó en el mundo del fútbol: “El mensaje de este anuncio debe ser claro para todos los culpables que permanecen en la sombra con la esperanza de evadir nuestra investigación: No se nos escaparán”.

Loreta Lynch, la gran jefa del Departamento de Justicia, nos comenzaba a relatar la historia criminal más tenebrosa de la organización deportiva más grande del mundo y de la mayoría de sus dignatarios.

El desenlace de esa trama delictiva no hace falta contarlo porque el mundo descubrió un nivel de corrupción encubierto en pomposos personajes, salones de banquetes, fracs, smokings, jets privados, etcétera. Mientras, el escudo de autoinmunidad que los protegía comenzaba a descascararse para que sapos y culebras comiencen a salir despavoridos.

El camino para la aprobación de la Liga Profesional se fue abriendo porque los dirigentes que continuaron se percataron de que la indignación se podía generalizar y era oportuno así racionalizar las diferencias. Se dio la apertura para que en el Congreso del 8 de enero de 2016 se incluya, dentro del orden del día, la creación de la Liga Profesional de Fútbol del Ecuador. Efectivamente así fue; en ese histórico Congreso también se aprobó el cronograma para que a partir del 2017 la Liga tenga pleno funcionamiento.

Y entonces las preguntas comenzaron a surgir cuando pasaron los plazos establecidos:

1) ¿Qué pasó con todo el entusiasmo con que se la creó?

2) ¿Cuántos asesores influyeron para que la nueva directiva de la FEF se convenza de que era una debilidad perder el poder absoluto si los estatutos todavía lo garantizaban? O tal vez las insuperables diferencias que aparecieron entre dirigentes de equipos de Quito y Guayaquil eran gran motivo para que peleados los promotores de la Liga Profesional arribara nuevamente el escenario ideal para volver a archivar el proyecto y así seguir reinando (en la FEF).

Pero como el 2017 vino cargado de polémica. Para acompañar la nefasta descalificación al Mundial de Rusia, estuvo la falta de una comunicación oportuna para que el nuevo concurso por los derechos del fútbol –que regía a partir del 2018– sea conocido en su plenitud, para no crear ninguna duda. Además, hechos como el tardío pronunciamiento de los clubes para respaldar el procedimiento que utilizó la FEF para adjudicarlos, más la judicialización del caso, promovieron nuevamente el concepto de que siendo los dueños del fútbol los clubes –y no la FEF– recuperen el proyecto aprobado para desconcentrar los procesos, tener autonomía de administración, velar por los propios intereses, maximizar la obtención de recursos, distribución más equitativa para la superación de la Liga en sí. Todo lo anterior lo pueden hacer los clubes legalmente organizados, sin necesitar terceros que negocien a nombre de ellos, para que la FEF se dedique a las selecciones de Ecuador, a promover torneos juveniles, a supervisar a las asociaciones, la representación ante la FIFA, y que viva de los recursos que genera la Tricolor y no de lo producido por los equipos profesionales.

La rebelión de los clubes se anunció en un documento enérgico con cuatro puntos, entre los que sobresale el que sustenta la decisión: “Los firmantes clubes del fútbol profesional ecuatoriano, en nuestra calidad de actores directos de la actividad futbolística en el país y dueños de todos los derechos que giran alrededor del fútbol –incluidos los de TV– informamos a la opinión pública”. Y voy a referirme al tercer punto del manifiesto que señala: “Hemos dado inicio al nacimiento jurídico de la Liga Profesional, que en su momento manejará y recuperará todos los derechos que les corresponden a los clubes” y será la encargada de la organización y control de los campeonatos de fútbol profesional, en forma independiente de la FEF”.

Sin mucho comentario esta era el acta de la independencia y se dio sin discusión alguna, ni contradicción manifiesta. La tan añorada desconcentración tomó cuerpo y se viene con todo. Para mi manera de pensar creo que ya era hora de que tomen la decisión, aunque mejor tarde que nunca. Seguramente en los primeros tiempos de la Liga Profesional habrá dificultades y diferencias, igual como las que han sufrido proyectos en países que se sometieron a la división de poderes hace mucho tiempo.

Celebramos esta iniciativa que comenzó hace varios años. Y sea cual sea la razón de por qué esa semilla no germinó, hoy esta nueva siembra hay que cuidarla, fertilizarla con ideas productivas, porque al final nadie podrá arrebatarles a los clubes lo que es de ellos.

Queda este mensaje a los dirigentes independentistas: tienen la obligación de trascender a través de la reforma más importante de toda la historia de nuestro balompié, que es el hacer realidad la Liga Profesional. Solo así reconoceremos que la rebelión de los clubes tuvo su razón de ser. (O)

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