28/03/2024

Ricardo Vasconcellos R.: Un galardón mundial para el estadio George Capwell

Domingo 11 de Marzo del 2018

Ricardo Vasconcellos R.: Un galardón mundial para el estadio George Capwell

En 1982 se pretendió vender el Capwell para que un grupo de inversionistas construyera una plaza de toros. Con el dinero adquirido podría, según algunos socios, edificarse un nuevo escenario en el Guasmo. En 1983 casi se vende para que se haga ahí un centro comercial.

En 1982 se pretendió vender el Capwell para que un grupo de inversionistas construyera una plaza de toros. Con el dinero adquirido podría, según algunos socios, edificarse un nuevo escenario en el Guasmo. En 1983 casi se vende para que se haga ahí un centro comercial.

El jueves último la sección deportiva de Diario EL UNIVERSO dio a conocer la noticia de que el remodelado estadio George Capwell había sido elegido como el cuarto mejor estadio del 2017 en una encuesta mundial realizada por el sitio especializado Stadium Database.

El primer lugar lo obtuvo el estadio General Pablo Rojas, también conocido como La Nueva Olla, propiedad del club Cerro Porteño de Paraguay, con capacidad para 45.000 aficionados y un costo de $ 20 millones. La segunda posición fue para el Nemesio Diez, del equipo Toluca, de México, cuyo aforo es de 30.000 espectadores y tuvo un costo de $ 43,2 millones. El tercer puesto fue para el Mercedes-Benz Stadium, edificado en Atlanta, Estados Unidos. Este escenario es de los clubes Atlanta Falcons (fútbol americano de la NFL) y del Atlanta United (de la MLS). Su astronómico costo fue de $ 1.500 millones.

Nuestro escenario de la calle San Martín tiene una capacidad de 40.059 aficionados, según la promotora de la votación. Buscaremos las cifras oficiales. Es muy importante este dato para que no ocurra lo del estadio Modelo Guayaquil, sobre el que se dieron cifras entre 60.000 y 70.000 personas antes de su inauguración y terminó con cálculo de 45.000 espectadores pocos años después. Igual pasó con el Monumental, sobre el que hace 30 años se aseguró que era un escenario para 90.000 aficionados, pero su real cabida ha ido decreciendo a tal punto que nadie puede calcularla si se toman como referencias los datos de taquilla. El costo del Capwell, renovado y moderno, según el sitio promotor de la encuesta, fue de $ 28 millones.

La apreciación internacional de la belleza arquitectónica del estadio Capwell es un motivo de orgullo para los guayaquileños y no solo para los aficionados emelecistas que respaldaron a su equipo en el 2017 –año de la apertura–, en los que ellos han llamado La Joya de la Calle San Martín. Pese al discreto rendimiento del equipo en la primera etapa del campeonato nacional de esa temporada, la parcialidad eléctrica registró una asistencia de 245.419 seguidores, con un promedio de 22.310 personas por partido. Mientras Barcelona, el equipo que se considera es el de mayor convocatoria, solo pudo reunir 139.571 espectadores en once juegos. Liga (Q) llevó apenas 87.668 seguidores a las graderías de la Casa Blanca, con un promedio de 7.969 asistentes.

La segunda etapa era crucial para la meta victoriosa de Emelec. Debía ser líder para aspirar a jugar la final con Delfín. Tuvo ciertos problemas al inicio de la disputa, pero logró recomponerse a tiempo. El cuadro porteño volvió a ser el equipo más respaldado por su afición. Sumó una asistencia al transformado estadio George Capwell de 263.326 espectadores, con un promedio de 23.938 seguidores por fecha. Lo siguió Liga, con 87.938 asistentes y 7.945 de promedio. Barcelona reunió 74.916 en total y un modesto 6.810 aficionados por jornada.

Pero no todo ha sido un lecho de rosas para el primer escenario con césped que tuvo Guayaquil, inaugurado para el balompié en diciembre de 1945 después de un poco más de dos años de construcción impulsada por el símbolo emelecista: George Lewis Capwell. En 1959 se abrieron las puertas del Modelo Guayaquil y el Capwell pareció condenado a desaparecer, pues los clubes se trasladaron al entonces moderno inmueble de la avenida de las Américas. Siguió prestando servicios esporádicos al fútbol, pero en 1961 sufrió el recorte de las graderías de la calle Quito para ensanchar esta vía que conducía al nuevo Puerto Marítimo. Ese mismo año el Municipio planteó la expropiación de la gradería sobre la calle Pío Montúfar con la intención de abrir una vía directa al entonces llamado Parque Forestal, aunque desistió luego de ese proyecto.

En los últimos años de la década de los años 70, empleados de la Empresa Eléctrica y varios directivos empezaron a elucubrar la posibilidad de vender el Capwell para construir un complejo deportivo, gestiones que no prosperaron por la oposición de Otón Chávez y Ferdinand Hidalgo, entre otros dirigentes y socios. En 1982 se dio a publicidad otra propuesta: la de vender el estadio para que un grupo de inversionistas construya una plaza de toros. Con el dinero adquirido podría, según algunos socios eléctricos, edificarse un nuevo estadio en el Guasmo con todas las comodidades para que Emelec pudiera afrontar sus compromisos deportivos. La idea no prosperó porque el sector aludido estaba apenas en desarrollo y era zona de invasión.

Un año después se produjo el más cercano de los propósitos de deshacerse del estadio que no se ocupaba sino para algunos entrenamientos de Emelec y no para cotejos oficiales por el campeonato nacional. Otro grupo económico propuso la compra del Capwell para levantar en ese terreno un centro comercial e invertir 500 millones de sucres. En las cuatro manzanas iban a construirse un supermercado, tiendas de grandes marcas, edificios de departamentos y una zona de recreación. La operación estuvo a punto de concretarse, pero apareció la oposición de un nutrido grupo de socios encabezados por Otón Chávez Pazmiño (exjugador de los planteles juveniles y de primera categoría, tanto que fue actor del Clásico del Astillero jugado el 24 de julio de 1954 y terminó empatado a dos goles). Otón integró una delantera en la que estaban Carlos Romero, Júpiter Miranda, Humberto Suárez (Ricardo Chinche Rivero) y Eduardo Bomba Atómica Guzmán. Su palabra contaba, además, con el alto prestigio de haber integrado el directorio y presidido la Comisión de Fútbol junto con Antonio Briz, Munir Dassum y Chafico Dassum en los años triunfales de la era de Fernando Paternoster.

El cuestionamiento de Chávez se convirtió en un debate público en el que intervinieron, respaldándolo, periodistas como Rafael Guerrero Valenzuela, Arístides Castro, Manolo Mestanza, Manuel Chicken Palacios y Ricardo Chacón. El argumento fue contundente: los terrenos fueron donados por el Municipio con el fin específico de construir el estadio para beneficio del deporte guayaquileño. Si se los vendía para darle otra finalidad, tales terrenos debían revertir al donante. Fue una larga lucha la de Otón que tuvo buen fin, pues se desistió de la venta.

Después vino la idea de demoler el Capwell para levantar lo que se llamó el Estadio de los Ídolos. En el proyecto iban a participar Emelec, Barcelona y Filanbanco. Todo llegó hasta la exhibición de la maqueta presentada por Isidro Romero Carbo, Luis Chiriboga Parra y Miguel Baduy, que presidían los clubes mencionados.

Lo demás es historia reciente. En 1991 Nassib Neme remodeló el estadio y a la inauguración siguieron otras remodelaciones en las que participaron Enrique Ponce Luque, Jorge Arosemena Gallardo y Omar Quintana Baquerizo. En el 2015 empezó la definitiva reconstrucción en el periodo presidencial de Neme hasta llegar a la que se considera es la definitiva imagen del estadio George Capwell. (O)

La apreciación internacional de la belleza arquitectónica del estadio Capwell es un motivo de orgullo para los guayaquileños y no solo para los aficionados emelecistas.

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