Eran 5 los clubes ingleses que comenzaron esta Champions League, y todos ellos accedieron a los octavos de final. Sin embargo, 3 de ellos se quedaron en esa ronda y a los dos supervivientes les tocaba enfrentarse entre sí, lo que garantizará al menos que un británico esté en semifinales. Y no son dos contendientes anónimos precisamente, ya que el Liverpool es el club inglés más laureado en el viejo continente (5 Copas de Europa lo contemplan), y el Manchester City es actualmente el equipo británico más en forma, el líder de la Premier League y casi campeón del mismo torneo.
Y como le sucede al Real Madrid, aunque salvando todas las grandes diferencias que hay entre ambos clubes, Anfield parece transformarse cuando suena la música de la Champions League. Y también un Jürgen Klopp que es un especialista en torneos rápidos, que además conoce bien a Pep Guardiola y que se ha adaptado perfectamente a la filosofía de un club que le cae como un guante. Gane o pierda. El planteamiento de los citizens fue algo más timorato que de costumbre, mientras el Liverpool salió al ataque con sus grandes armas, especialmente la velocidad. Ante un equipo que ama el control del balón como el líder inglés, la mejor medicina es estar compactos en defensa y aprovechar la espalda de la adelantada defensa rival.
GOAL!! MANE MAKES IT 3-0 WITH A BACK-POST HEADER!!
Brilliant opening 30 minutes at Anfield.
[3-0] https://t.co/rWn2k4b80E pic.twitter.com/PFEisk25bk
— Liverpool FC (@LFC) 4 de abril de 2018
Así llegó el primer gol, obra de un Mohamed Salah que sigue en estado de gracia sin duda alguna, ya sea en la Premier League o en Europa. Un gol que combinaba todas las virtudes de los reds y los defectos de los sky blues, incluido a un inconsistente Vincent Kompany. Era el escenario perfecto para el entrenador alemán, que se veía con tiempo por delante y argumentos para seguir esperando golpear a la contra. De hecho, tras el segundo de Alex Oxlade-Chamberlain, un golazo de fuera del área que puso de nuevo al descubierto las carencias defensivas de los de Pep Guardiola, los locales incluso tuvieron calma con el balón y jugaron a su antojo. Mientras tanto, el Manchester City trataba de recomponerse y buscar un primer gol esperanzador. Pero el Liverpool seguía a lo suyo, y nada más rebasar la media hora Sadio Mané lograba el tercero, certificando así el dominio local en ese primer acto.
Un Manchester City ineficaz
Después de haber visto muchas exhibiciones de los citizens durante todo el año, y tras el encuentro entre ambos clubes de Premier League que acabó con victoria de los reds pidiendo la hora (4-3) se esperaba una reacción a la altura de una escuadra construida para dominar en Europa a base de talonario. Pero, por alguna razón, los de Pep Guardiola ni siquiera inquietaron a Loris Karius seriamente en el segundo acto. Ni un solo tiro a puerta para un equipo que debía buscar un gol que le diera esperanzas.
Quizás el gran clavo ardiendo de los próximos campeones de Inglaterra de cara a la semana que viene sea la lesión de Mohamed Salah, que tiene mala pinta. Con un gol y sin el egipcio para la vuelta, ese partido del martes sería diferente, pero el tanto no llegó. No le han salido esta noche las cosas al entrenador de Santpedor y si repasamos sus estadísticas ante Klopp tampoco parece que sea casualidad.
Another magnificent European night at Anfield.
Let’s make sure we finish the job in Manchester. pic.twitter.com/Tm2DdWaRvJ
— Liverpool FC (@LFC) 4 de abril de 2018
Es el séptimo triunfo del germano, que parece conocerlo a la perfección de la etapa en la que ambos dirigían en la Bundesliga, cuando le amargó en varias ocasiones. Hoy la velocidad en ataque del Liverpool, que tiene una de las delanteras más vertiginosas de Europa, ha desarbolado por completo a un equipo que venía maravillando con su fútbol de seda. Sin embargo, para ganar la Champions League no es suficiente con jugar bonito. Hay que ser efectivo en ataque y sólido atrás. Hace falta subir un nuevo peldaño que, por ahora, parece fuera del alcance de los citizens. Los reds ya tienen a tiro la semifinal y, como es la última que ha terminado, casi podemos decir que los cuatro cuartos de final parecen por ahora sentenciados y con los semifinalistas casi casi seguros.