18/04/2024

Jorge Barraza: Liverpool-Real Madrid, 17 coronas sobre el césped

Jueves 24 de Mayo del 2018

Jorge Barraza: Liverpool-Real Madrid, 17 coronas sobre el césped

¿A quién vemos ganador nosotros…? Va a ser la astucia de Klopp frente a la categoría individual del Madrid, Salah frente a Cristiano. Puede ganar cualquiera, pero la personalidad y la riqueza individual del Madrid, a priori, inclinan la balanza.

¿A quién vemos ganador nosotros…? Va a ser la astucia de Klopp frente a la categoría individual del Madrid, Salah frente a Cristiano. Puede ganar cualquiera, pero la personalidad y la riqueza individual del Madrid, a priori, inclinan la balanza.

Una palabra los define: jerarquía. Real Madrid-Liverpool, diecisiete copas de Europa ganadas y veinticuatro finales disputadas, sumados ambos. Nunca se dio una final con mayores ganadores desde la creación de la Copa de Europa en 1955. Y los representantes de las dos ligas más fuertes del mundo.

Ya se habrán hecho millones de apuestas, sondeos y predicciones. Las casas de juego europeas, que están tomando apuestas desde el mismo instante en que se conoció el nombre de los finalistas, dan favorito al Real Madrid, que paga 2,20 euros por cada uno apostado, contra 3,10 del Liverpool. Y ese es un reflejo de la realidad: un paneo de los últimos años muestra que la liga inglesa es más vistosa, la española más poderosa. De las últimas diez copas, los ibéricos ganaron seis y los británicos dos.

¿Sumará el Madrid su decimotercera corona…? ¿Será el Liverpool quien logre tumbarlo, por fin…? ¿Hilvanará el todavía novato Zidane su tercera Champions en su tercer año como técnico…? ¿Encontrará por fin Jurgen Klopp la consagración internacional en Kiev…? ¿Logrará la Premier revertir el dominio español…?

Quién sabe… esto es fútbol y todo puede acontecer. Será el Ataque (Liverpool) versus el Contraataque. El ataque es un arma muy confiable, la otra es más taimada y acuchilla por sorpresa. Por juego, por capacidad táctica de su entrenador, el Liverpool saca unos puntitos de ventaja, por individualidades, se impone el cuadro blanco. “No encuentro un jugador del Liverpool que se equipare con uno del Madrid”, opinó Vicente Del Bosque. Messi lo reconoció el otro: “El Madrid tiene un gran jugador en cada puesto”.

En el rubro temperamento, solo por Sergio Ramos el Madrid ya logra ventajas indescontables. Estamos frente a un caudillo de todos los tiempos. Florentino Pérez debería ir pensando en el bronce para el sevillano; sin él la historia hubiera sido muy diferente en los últimos 13 años. A menudo se desordena y pega más de la cuenta, pero es un líder colosal, un general que va delante del batallón. ¡Y lo que transmite a sus compañeros y rivales…! Liverpool tiene su correlato en el holandés Virgil Van Dijk, aunque todavía es nuevo en el club y no tiene la misma ascendencia que Ramos. La ventaja de Van Dijk es que juega con otro duro de ladero, el bosnio Dejan Lovren, también un marinero rudo.

Donde suben las acciones del Liverpool es en materia ofensiva. El tridente Salah-Firmino-Mané lleva 90 goles en la temporada y 29 solo en Champions League, este último un récord histórico entre los tres atacantes de un equipo. Al excelente momento personal de cada uno debe sumarse el entendimiento del trío. Salah está peleando por el Balón de Oro, lo que califica su presente, Firmino se ganó un lugar en el Mundial y sabe que la final de Kiev puede ser consagratoria. Y Mané viene en alza constante. Constituyen el gran activo de Jürgen Klopp. El alemán sabe que, si sus boys llegan a posición de gol, lastiman, justamente el gran pecado del Bayern Munich frente al Real Madrid en semifinal fue fallar tanto frente al aro.

El Madrid no recurrió este año a la BBC. Zidane ha optado por el 4-4-2 sacando a Gareth Bale, muy errático y como aislado del núcleo duro. Un individuo que, cuando está lesionado, mira golf en lugar de los partidos del equipo. También debió sacar en algunos partidos a Karim Benzemá, uno de sus pollos, bajísimo esta temporada, pero con los dos goles al Bayern se subió otra vez al once de inicio. Claro que con la C sola le ha alcanzado para llegar a la final: Cristiano ha marcado por él, por Bale y por Benzemá.

Desde hace semanas debe estar en una cámara hiperbárica preparándose para la final. Y guay de Lovren o Van Dijk con pestañear frente al señor Ronaldo, porque se volverán a Inglaterra subcampeones. Ronaldo es un poco como Waldemar Victorino, aquel goleador uruguayo de principios de los años 80: fuera del área apenas si sabía parar la pelota, pero adentro… El genial Ondino Viera, entrenador de Waldemar en el modesto River montevideano, lo vio un día queriendo hacer alguna exquisitez, paró la práctica, le puso la mano sobre el hombro y le dijo: “Vea m’hijo, usted no me ande con la pelota, deje que anden otros, usted se me queda en el punto del penal, y cuando hay una suelta, la manda adentro”. Victorino alcanzó el estrellato.

El Madrid llega completo a la final, el Liverpool ha sufrido cuatro bajas importantes por lesión, que se potencian por ser cuatro mediocampistas: Oxlade Chamberlain, Adam Lallana, James Milner y Emre Can. Milner está recuperado y Can podría llegar a estar pronto para el sábado, pero lleva más de dos meses inactivo. Otra ventaja, en este caso enorme para los de Zidane, son los laterales: Carvajal y Marcelo son acaso los dos mejores del mundo en sus bandas. Liverpool irá al combate con Alexander Arnold por derecha, un muchachito de 19 años con apenas una docena de partidos en primera. Le pega muy bien a la pelota, pero está tiernito aún. Y con Andrew Robertson por izquierda, llegado del Hull City y tratando de consolidarse.

Será también el choque de la Experiencia frente a la Ilusión. No hay en el mundo otro club con más confianza para afrontar una final que el madrileño. Le aflora la casta, la altivez, está archidemostrado que, a más exigencia, más responde. Además, por haber perdido la Liga y la Copa del Rey, necesita imperiosamente un título para salvar la temporada. Y vaya si la salva con una Champions, el torneo más importante del mundo, hoy. Liverpool, si corona, inicia una nueva era. Consolidaría el trabajo de Klopp, podría conseguir grandes refuerzos en el medio y en los laterales para el próximo curso y buscar más títulos, enterraría de una sola vez todos los años de vacas flacas, retomaría en todo su esplendor su condición de grande en Inglaterra y en Europa.

La única desventaja clara del Madrid está en el juego. No tiene, no se le ve. Todos lo dominan o lucen mejor. El Bayern le creó más de veinte situaciones de gol en los dos choques de semifinales. Es el Titanic, hace agua por todos lados, pero no se hunde por algunos factores puntuales: su garra, su mística, Sergio Ramos, Cristiano Ronaldo, Keylor Navas, la Fortuna, los ‘errores’ de los jueces…

Justamente, este último elemento, por reiterado, juega un rol protagónico en el análisis: los árbitros. No habrá VAR en la final, el presidente de la UEFA se ufana de ello, cacarea (“Nosotros no tenemos VAR, ¿y qué…?”), pero ocurre que ese instrumento es tan necesario… Sobre todo cuando juega el Madrid… Porque pasan los años, las décadas, los torneos y el Madrid continúa con su “suerte arbitral”. Digámoslo sin ambages: si el arbitraje es parejo, al Real Madrid se le complica. Ojalá gane el mejor y no el más beneficiado.

¿A quién vemos nosotros…? Va a ser la astucia de Klopp frente a la categoría individual del Madrid, Salah frente a Cristiano. Puede ganar cualquiera, pero la personalidad y la riqueza individual del Real Madrid, a priori, inclinan la balanza. (O)

La única desventaja clara del Madrid está en el juego. No tiene, no se le ve. Todos lo dominan o lucen mejor. El Bayern le creó más de 20 opciones de gol en los dos choques de semifinales.

Ver noticia en El Universo

Temas Relacionados: