19/04/2024

¡Gareth Bale sirve en bandeja de oro la decimotercera Champions al Real Madrid!

Sábado 26 de Mayo del 2018

¡Gareth Bale sirve en bandeja de oro la decimotercera Champions al Real Madrid!

El conjunto merengue conquista su decimotercera Copa de Europa, al imponerse al Liverpool en la final de Kiev (3-1), con dos goles de Gareth Bale y dos errores monumentales de Loris Karius. Los de Zinedine Zidane se mantienen intratables en (...)

El conjunto merengue conquista su decimotercera Copa de Europa, al imponerse al Liverpool en la final de Kiev (3-1), con dos goles de Gareth Bale y dos errores monumentales de Loris Karius. Los de Zinedine Zidane se mantienen intratables en (...)

Como diría nuestro añorado Ángel Nieto, el Real Madrid ya tiene la 12+1. La cuarta Champions League en cinco años, la tercera consecutiva de una gran generación de jugadores y de un entrenador que, desde la calma y el sentido común, está llevando al combinado blanco a una segunda etapa dorada en su historia. Después de las cinco Copas de Europa conquistadas en los años 50 de forma consecutiva, en los albores de esta competición que hoy en día paraliza al mundo, el club merengue vuelve de nuevo a ser leyenda. Hoy tenía un escenario propicio para ello, en una final ante un Liverpool que ya desde la previa era claramente inferior sobre el papel. Y todo ello después de una Champions League accidentada pero triunfal para un equipo que naufragó pronto en las competiciones domésticas, pero que siempre mostró su mejor cara en Europa, ganando en los feudos de los campeones de Francia, Italia y Alemania en esta misma temporada.

Para el gran partido del año, el entrenador francés repetía la alineación del año pasado en Cardiff, con Isco en el centro del campo y Karim Benzema acompañando a Cristiano Ronaldo. No quería experimentos el galo, buscaba controlar el partido ante una escuadra inglesa que se caracteriza por imprimir un alto ritmo a los partidos y que le gusta entrar en el intercambio de golpes. El sacrificado era Gareth Bale, porque Karim Benzema aporta más posesión de la pelota y ha demostrado ser el mejor socio de Cristiano Ronaldo. Además venía de marcar dos goles decisivos en la vuelta de semifinales ante el Bayern Múnich. Enfrente, el siempre hiperactivo y mediático Jürgen Klopp alineaba al tridente más prolífico de la historia de la Liga de Campeones. Su mejor baza para intentar buscar el milagro, ya que sobre el papel el nivel de su defensa y su centro del campo, que había sufrido notables bajas recientemente, era muy inferior. La consigna: estar juntos, buscar contras rápidas y firmar hoy el mejor partido posible a nivel colectivo. Además de intentar que los tres tenores tuvieran su mejor noche.

Pero ya saben que cualquier partido que en el fútbol la realidad supera a la ficción. Porque hay cosas en las que no pensamos nunca (con razón) previamente. Y son las lesiones, esa parte amarga del fútbol que aparece cuando menos se espera. En esta ocasión hasta por dos veces en la primera parte, aunque se llevaron los reds la peor parte. Perdían a su gran estrella, Mohamed Salah, en una acción con Sergio Ramos. El egipcio se dolía del hombro, intentó regresar pero no pudo. En el minuto 29 enfilaba el túnel de vestuarios entre lágrimas después de una gran actuación de su equipo en el inicio del encuentro. Fieles a su estilo vertical, su presión alta y sus continuas incursiones en terreno rival, el africano junto a Roberto Firmino y Sadio Mané no dejaron de inquietar a una zaga merengue bien comandada por Raphaël Varane. Rápido y ágil el francés, igual que un siempre atento Keylor Navas, desbarataron las mejores ocasiones de los ingleses. El brasileño hacía mucho daño moviéndose entre líneas, acertando siempre en el pase a sus dos compañeros, que rápidos y verticales no dejaban de generar ocasiones. Aunque probablemente la más clara fuera un disparo de Trent Alexande-Arnold que detuvo bien Keylor Navas. El Real Madrid no lograba hacerse con el control total de la pelota, apenas pisaba el área de Loris Karius y resistía las embestidas, ya esperadas por otra parte, del club blanco. Siempre a la espera de que el ritmo fuera decayendo con el paso de los minutos, conscientes de poder tener su momento más adelante.

Sin embargo, la lesión de la gran figura del Liverpool cambiaba todo el panorama de golpe. Jürgen Klopp miró a su banquillo, y ante la ausencia de otro delantero como Salah para mantener su plan A, decidió optar por Adam Lallana. Reforzaba el centro del campo, tiraba a Sadio Mané a la banda derecha para estar con Marcelo, y se confiaba a un milagro más que nunca. Aunque, como el fútbol es caprichoso, y a veces cruel, nos quedaba por ver otra lesión. La de Dani Carvajal. Su peor pesadilla volvía a revivirse, ya que como le sucediera hace dos años en San Siro, caía lesionado en una final de Champions League justo a las puertas de una gran cita con España. Espera un servidor equivocarse, pero todo pinta que Julen Lopetegui se ha quedado sin carrilero diestro titular… En medio de esto, el Real Madrid aprovechaba la depresión del Liverpool por la salida de su gran estrella para tomar al fin el control. Sin Mohamed Salah, no importaba tanto guardar la ropa detrás y por eso los merengues comenzaron a tener un juego más fluido en ataque. Comenzaron a acosar al fin a Karius y llegaron las mejores ocasiones. Incluso hubo tiempo para que el árbitro anulara un gol a Karim Benzema por fuera de juego. Nacho había entrado antes por Carvajal, un cambio de garantías para Zinedine Zidane, que llegaba al descanso con una ventaja moral sobre su rival, que estaba siendo dominado y sin su mejor figura sobre el campo. Para los de Jürgen Klopp lo mejor era llegar al descanso, pero viendo cómo salió el Real Madrid del mismo el año pasado ante la Juventus de Turín, seguro que e técnico germano no se fiaba.

Emociones fuertes y el final de siempre

Ya de vuelta, el giuón del partido fue por los derroteros esperados. Aunque poco duró la calma en la segunda parte. Al poco de la reanudación Isco, que no tuvo su noche, estrelló un balón en el larguero tras un error en cadena de la defensa del Liverpool. Quizás un adelanto de lo que se venía. Porque en el 51 Loris Karius cometía el gran fallo de esta Liga de Campeones. Estaba el listón alto después de regalo de Sven Ulreich a Karim Benzema, que de nuevo estuvo listo para hacer el primero. Un tanto marca de la casa del francés, que puso la bota en un saque rápido que intentó el portero alemán, para inaugurar el marcador ante la sorpresa de todo el estadio menos del nacido en Lyon. Un gol que ponía las cosas muy cuesta arriba para los reds, que sin embargo no se vinieron abajo. Liderados por un gran Sadio Mané, que hizo de sí mismo y de Salah en el frente ofensivo, empataron apenas cuatro minutos después. Un saque de esquina en el que Dejan Lovren le gana la partida a Sergio Ramos, para que el senegalés bata a Keylor Navas. Un gol esperanzador para los ingleses, que además tuvieron varios minutos de alegría ofensiva. Un tanto que lleva el sello de su entrenador, al que le gusta ensayar bien este tipo de jugadas. Fue en ese momento cuando Zinedine Zidane, en otro de esos cambios que despiertan división de opiniones pero acaban siendo certeros, quitaba a Isco y daba entrada a Gareth Bale. Y en el segundo balón que tocaba, el galés se inventó el mejor gol de su carrera deportiva.

Copió la chilena de Cristiano Ronaldo en Turín y el oportunismo de su ahora entrenador para hacer una auténtica obra de arte que desnivelaba la final. El 2-1 del ex del Tottenham, que se mostró visiblemente molesto en el calentamiento al quedarse fuera del once, es un gol de bandera, de esos que se recuerdan durante generaciones. Una diana que en ese momento valía la decimotercera Liga de Campeones para el Real Madrid. Un tanto estratosférico tras un centro de Marcelo, el gran temor de Jürgen Klopp. Como lo era desde el principio de temporada su portería, en la que no terminaba de decidirse. Y es que el otro gran protagonista de la final fue sin duda Loris Karius. Porque, después de un periodo de partido en el que el Liverpool, siempre por medio de Mané, intentara una nueva proeza, los merengues esperaban el momento de matar el partido. No pudieron hacerlo ni Cristiano Ronaldo ni Karim Benzema, que se estrellaron precisamente ante el portero germano. Pero, seguramente con la mente todavía en el citado error, el teutón fallaba de nuevo de forma incomprensible. Esta vez fue un tiro de Gareth Bale, que se envenenó hasta que se convirtió en el tercer tanto de la noche. Un golpe duro para Karius, el Liverpool y sus aficionados, que ya sabían cuál era el desenlace.

Un guión en cambio diferente a lo esperado para el Real Madrid, aunque con un final que se preveía. Se impuso el talento de los merengues, y en especial el de una figura que estuvo buena parte de la temporada apagada, pero que supo brillar en el tramo importante. Gareth Bale, con permiso de Karim Benzema, ha acabado siendo el protagonista de esta final de la Champions League con sus dos dianas. La segunda de ellas, descomunal, un gol del que se hablará años, y que probablemente servirá para variar su futuro. Difícil que el Real Madrid deje escapar a un jugador que, pese a estar cuestionado, es talismán desde su llegada.

Esta Champions League mantiene a los de Zinedine Zidane como claros reyes de Europa, ya que con este decimotercer título aventajan nada menos que en 6 a su más inmediato perseguidor, un AC Milan que está ahora mismo en horas bajas. Y se convierten en el primer equipo de este siglo XXI que logra marcar una auténtica era de trofeos después de que la generación de Di Stéfano, Gento y compañía; el Ajax de Johan Cruyff o el Bayern Múnich de Franz Beckenbauer en los años 70, fueran las últimas escuadras capaces de encadenar tres títulos consecutivos en la máxima competición continental.

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