28/04/2024

Jorge Barraza: La orquesta del Titanic toca en Cataluña

Jueves 10 de Diciembre del 2020

Jorge Barraza: La orquesta del Titanic toca en Cataluña

Tomó años, pero tal vez se recuerde como la más paciente tarea de destrucción de un equipo de fútbol maravilloso. Y de un club fantástico. Nos referimos al FC Barcelona.

Tomó años, pero tal vez se recuerde como la más paciente tarea de destrucción de un equipo de fútbol maravilloso. Y de un club fantástico. Nos referimos al FC Barcelona.

Buenos Aires -

Les llevó años, pero tal vez se recuerde como la más paciente tarea de destrucción de un equipo maravilloso. Y de un club fantástico. Hablamos del FC Barcelona. Por una vez se alinearon los planetas: un gran presidente -Joan Laporta-, un técnico joven, inquieto e inteligente -Pep Guardiola- y un plantel rebosante de talento con Xavi, Iniesta, Puyol, Piqué, Valdés, Busquets, Pedro, todos de inferiores, con el ADN futbolístico de la casa; a ellos se agregaban los foráneos Ronaldinho, Yaya Touré, Dani Alves, Abidal, Thierry Henry, Eto’o… Y en lo alto de la torta, la joya: Messi. El resultado fue un excepcional ballet de fútbol asociado, preciosista, ofensivo y letal que aplastó a sus rivales por varias temporadas e hilvanó título tras título. Unió espectáculo y eficacia, que rara vez contraen matrimonio. Sólo el Santos de Pelé, otra maquinaria bella y contundente, resiste la comparación. Ambos duraron mucho tiempo y en ello también superan a cualquier otro.

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Pero en 2010 entró un nuevo presidente -Sandro Rosell- y aunque la compañía continuaba dando funciones estelares, comenzó un lento pero persistente proceso de descomposición institucional que fue aniquilando lo deportivo. Para empezar, Guardiola, desconfiado de Rosell, sin empatía con él, anunció su indeclinable adiós. Ahí comenzó un desfile de entrenadores sin estatura para sucederlo. La corrosión interna fue poco advertida desde fuera, disimulada por las proezas de un Messi joven, sus Balones de Oro y algunas coronaciones que llegaron por los restos de grandeza de aquel equipazo. El deterioro se vio fuertemente acelerado cuando Rosell, acosado por diversos procesos judiciales en su contra, dio paso a su mano derecha, el vicepresidente Josep María Bartomeu. Éste, hombre del baloncesto, siempre con la sombra de Rosell detrás, minó definitivamente el poderío del equipo con decisiones futbolísticas calamitosas. Cantidades de fichajes inútiles y ultramillonarios que erosionaron el poderío del equipo y fueron endeudando al club, concediendo además los salarios más desorbitados del mundo. Ejemplo: el caso Griezmann: el club pagó 135 millones por él al Atlético de Madrid, más 15 de comisiones y le hizo un contrato por cinco años de 40 millones brutos anuales. Total: 350 M€ por un jugador que, un año y medio después, puede catalogarse de fiasco colosal. Lo mismo sucedió con Coutinho y Dembelé. Eso, entre los más resonantes. Sólo el Atlético de Madrid le sacó 175 millones por Arda Turan y Griezmann. No hace falta agregar nada sobre el rendimiento de ambos. Es posible que ahora, para quitárselos de encima, deba regalarlos como hizo con Luis Suárez, Arturo Vidal e Iván Rakitic. Y encima, para poder sacarlos, pagarles la mitad del contrato en el club que acepte recibirlos, pues de otro modo nadie los querría. Eso hizo con Suárez. Es la única forma de reducir la voluminosa masa salarial.

El resultado es un plantel pésimo, desbalanceado, corto y sin calidad. Y aún así, carísimo. Messi lo venía anunciando en cada conferencia de prensa: “No estamos bien, con lo que hay no nos alcanza”. Recomendó recomprar a Neymar, no le hicieron caso y gastaron una fortuna en Griezmann. Seguramente por despecho, pues a esta directiva se le fugó Neymar teniéndolo atado y cobrando una millonada.

Luego de la renuncia de Quique Setién, quien no estaba a tono para semejante club, echaron mano a Ronald Koeman, llegado en medio de un gran incendio (tras el 2-8 ante el Bayern Munich). Pero Koeman es más grato como recuerdo por su pasado de futbolista que como entrenador. Pese a todo, no es culpable del presente, sí otra pieza más que no era la adecuada. Ahora, dicen, el vestuario estaría molesto con el holandés por el planteo táctico, pero el problema real es la desmotivación; se lo nota un grupo desganado, abatido, desunido. Alguien dijo “hay que echar a Koeman”; es que tampoco hay quien pueda hacerlo, el club está acéfalo luego de la moción de censura que reunió más de veinte mil firmas y eyectó a Bartomeu de su sillón. Hay una junta gestora encargada de llamar a elecciones. Se esperaba lo hiciera con urgencia, pero permancerá tres meses mientras se agrandan las llamas. Fijó comicios para el 24 de enero, con lo cual el presidente entrante no tendrá virtualmente tiempo de concretar salidas o arribos del plantel pues el mercado de invierno cierra el 31.

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Jordi Moix, tesorero saliente, admitió una deuda de 488 millones de euros, pero dado que los ingresos serán bastante menores de lo pensado por la pandemia, crecerá mucho. Otras voces sitúan el pasivo en 800 millones y algunos más en 1.200. Se solicitó un préstamo al fondo de inversión Goldman Sachs para remodelar del envejecido y descuidado Camp Nou (ni pintura tiene), pero nunca comenzó la obra, que debió iniciarse hace cuatro años. Algunos sospechan que parte de ese crédito se usó para pagar sueldos. Nadie quiere imaginar lo que podría encontrar una auditoría cuando ingresen las nuevas autoridades. Todos los desaguisados fueron posibles gracias al amparo de un sector importante de la prensa catalana, no ya complaciente sino tapadera, cómplice.

El martes regaló virtualmente el primer puesto del grupo a la Juventus que tenía que ganarle 3-0 en Cataluña para invertir el orden. Y fue 3-0. Jugó Messi sólo. A propósito, dentro de 22 días Messi ya podrá negociar como agente libre con cualquier otro club. Y el 30 de junio se podrá ir sin traba alguna. Barcelona deberá pagarle, además, un bono de 50 millones adicionales por una cláusula de fidelidad. El equipo, que juega un poco peor cada vez, está noveno en el campeonato a 12 puntos del líder (Atlético, al que le obsequió a Suárez) pero a sólo 3 de puestos de descenso. Es cierto, falta mucha liga, pero así empiezan los naufragios, entre el desinterés, la apatía, la negligencia y el confiar que nunca pasará. Te avisan que hay icebergs adelante, pero no les haces caso. Y la orquesta sigue tocando. (O)

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