10/05/2024

¿Ética, moral o fútbol? Bauza tiene un problema llamado Mauro Icardi - 23.09.2016

Viernes 23 de Septiembre del 2016

¿Ética, moral o fútbol? Bauza tiene un problema llamado Mauro Icardi - 23.09.2016

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La pregunta absolutamente pertinente en función de sus rendimientos surge ante cada encuentro con el entrenador de turno. La respuesta, como no puede ser de otra manera, es políticamente correcta y tan entendible como formal.

Demasiado extensa como para considerarla una simple racha, la prepotencia goleadora de Mauro Icardi repiquetea en la cabeza de los especialistas en materia futbolística tanto como en la de aquellos que consumen el juego en cualquier rincón del planeta y se cansan de ver el repetido festejo de ese flaco, alto, capitán y figura del Inter de Milán.

Técnicamente Icardi es un "pura sangre". Domina el área a su antojo, maneja indistintamente ambos perfiles, puede fabricar espacios o pivotear leyendo las necesidades del juego. Cuenta además con una personalidad muy marcada que le permitió saltear etapas con un ascenso meteórico, para transformarlo en el jugador franquicia de la sociedad. Sus números (58 goles en 111 partidos) son inapelables.

Es tan cierto que si algo le sobra al seleccionado argentino son delanteros de calidad, como que en el reparto de oportunidades Icardi pareciera merecer la suya hace tiempo.

También es verdad que la última palabra la tiene el entrenador y en cuestión de gustos, será el suyo, subjetivo y definitivo, el que incline la balanza. Un técnico puede dar cuenta de características y preferencias de sus decisiones efectivas, o sea de sus citados, pero difícilmente, y está bien que así sea, dará detalles de los porqués de alguna ausencia. Su análisis en ese caso sería inagotable.

El punto, y es ahí adonde más tarde o temprano se debe llegar, es si la vida privada -que en el caso de Icardi se hizo pública- y las decisiones personales de un futbolista deben influir a la hora de su evaluación profesional. Si su vida personal puede contaminar la mirada que los otros deben tener a la hora de juzgar sus rendimientos en el campo de juego.

Especular acerca de si la armonía grupal del seleccionado podría afectarse por la presencia del delantero del Inter parece un desatino. Tanto como bajarle el pulgar a partir de un juzgamiento moral, a partir del cual sus habilidades deportivas pudieran quedar postergadas.

Nadie puede dictaminar lecciones de ética para la vida y menos en un ambiente como el del fútbol en el que la nobleza y la miseria se manifiestan como en cualquier otro ámbito de la sociedad. Aunque a veces pueda perderse de vista, los futbolistas son personas. En esa disyuntiva entre evaluar "personas" o "futbolistas" quizás se encuentre la solución o el problema, de acuerdo a la mirada que se aplique.

Antes Gerardo Martino y ahora Edgardo Bauza ponderan, pruebas a la vista, las bondades futbolísticas del jugador y lo definen como "seleccionable".

Mientras tanto Icardi espera y responde con goles.

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Gerardo Martino
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