23/04/2024

Pedro y su Caixinha de Pandora

Lunes 11 de Diciembre del 2017

Pedro y su Caixinha de Pandora

El nuevo técnico de Cruz Azul se ha guardado el discurso triunfalista. “Vamos a trabajar para darle a la afición lo que tanto desea”, dijo a su llegada a la Ciudad de México.

El nuevo técnico de Cruz Azul se ha guardado el discurso triunfalista. “Vamos a trabajar para darle a la afición lo que tanto desea”, dijo a su llegada a la Ciudad de México.

LOS ÁNGELES -- Cruz Azul cumple 20 años ensayando. Y fallando. 20 años sin descendientes en una sala de trofeos con herrumbre de mitología. El fracaso no preña ilusiones.

Pedro Caixinha es la nueva apuesta. En La Noria lo habían apalabrado cuando Paco Jémez aún vociferaba ante la prensa. En Cruz Azul tienen lista la llanta de refacción antes de que termine de desinflarse la original. En ese quirófano celeste operan sin diagnóstico.

20 años. Para el tango, no son nada. Para la febril ansiedad de la afición cruzazulina, huelen a eternidad. La matriz se volvió anciana y estéril.

Aquella postal está fresca. Aquella de hace 20 años y días. Aquella escena en la que, en Ángel David Comizzo se engendró Chuck Norris y le desacomodó de una patada artera, la quijada a Carlos Hermosillo y le reventó el labio. Penalti.

Era gol, era título, era sentencia, era venganza, desde antes de que lo cobrara Hermosillo. El hilo de sangre en su rostro tenía ese perfume fresco y escarlata de la vendetta.

La mirada de Hermosillo aterraba. Comizzo no veía la pelota. Estaba hipnotizado por la mirada de la cobra parada ante el balón. El odio era el cordón umbilical entre verdugo y víctima. La lividez del portero argentino era síndrome de rendición.

Ese día, ante ese Hermosillo, ni dos Comizzos habrían detenido el balón.

Tal vez a La Máquina que presume ser de sangre azul, a pesar de ser manufactura de gente obrera, de gente de overol sin etiquetas, de artesanos del cemento, tal vez le urge sentir el sabor de la sangre, de la roja, de la genuina. Tal y como ese 7 de diciembre de hace dos decenios, Hermosillo la paladeaba, manando, mamando, caliente.

Cruz Azul espera que Pedro y su Caixinha (cajita, en portugués) de herramientas espirituales, amputen ese aburguesamiento del jugador celeste. Cobra bien y a tiempo. Y si fracasa, el maldito y ruin rufián es el técnico. Ellos, como Dimas y Gestas.

Porque la sangre azul es una metáfora del elitismo, de la nobleza. En la vida real, sólo algunas alimañas, crustáceos y moluscos tienen sangre azul. Aunque, a veces, sí, parece, que algunos de ellos se visten de celeste.

Caixinha se ha guardado el discurso triunfalista. "Vamos a trabajar para darle a la afición lo que tanto desea", dijo a su llegada a la Ciudad de México.

Tarde o temprano deberá montar sus bastiones. Porque su misión está clara. Nadie lo engañó. Está obligado a ser campeón. Menos que eso, sería agregarlo al camposanto celeste, donde yacen los cadáveres de las buenas intenciones.

El portugués tiene una ventaja: un mejor presupuesto del que dispuso en Santos y una población cautiva en el vestidor, de jugadores compungidos, contritos y ansiosos de reivindicarse.

La plantilla de Cruz Azul es competitiva en el archivo muerto de los currículos. Necesita, sin embargo, volverse competitiva en el juzgado inapelable de la cancha. Sin duda, Paco Jémez lo habría conseguido si no fuera por sus desesperadas e histéricas ansias de fuga, para volver al confortable vientre de su patria.

Cierto que las pretensiones de Caixinha, respecto a refuerzos, serán reguladas desde Miami. Aunque Cruz Azul sostiene que Carlos Hurtado es "una leyenda urbana", como el Chupacabras. Lo cierto es que cada torneo, como el Chupacabras, devasta el gallinero azul.

La turbulencia será en diferentes frentes. No sólo en el vestuario, sino en la relación banca y tribuna, conforme a los designios de los resultados, y habrá que ver qué tan divertidas, viscerales y tormentosas se vuelven las conferencias de prensa.

Con Caixinha llega la modernidad. Los jugadores deberán ampliar sus horizontes. Los dispositivos ya no serán para redes sociales, juegos y videos morbosos, sino para que carguen con tarea a casa.

Recordemos que el técnico, que se ampara como discípulo de José Mourinho, gusta de desmenuzar en tabletas el destino inmediato de sus jugadores. Les nutre pormenorizadamente de información de sus rivales y de su entorno.

Los futbolistas de Cruz Azul sabrán hasta el signo del zodiaco de sus contrarios y hasta el número del "pollo" (dícese de ese celular confidencial que muchos jugadores tienen a escondidas de su club, su promotor, sus directivos, su técnico... y sus familias) de sus colegas y adversarios.

Habrá pues que esperar que Pedro saque del fondo de su Caixinha de Pandora, como en la mitología griega, la esperanza, para contrarrestar todos los males del planeta azul.

Ver noticia en ESPN: Fútbol Mexicano

Temas Relacionados: