MÉXICO -- Vestido de traje, Marcelo Michel Leaño caminó solo por un costado de la cancha del Estadio Olímpico Universitario mientras estaba la ceremonia de la Liga MX. Se acercó a la banca de Pumas para saludar a David Patiño y su cuerpo técnico, también se dio tiempo de estrechar la mano con los árbitros. Así fue como el entrenador del Necaxa vivió los momentos previos al silbatazo inicial de su segundo partido en Primera División.
Aún no transcurría el primer minuto de juego, cuando comenzó a dar indicaciones, hacía señas a sus jugadores para que se calmaran y pensaran, además de que con las manos les pedía a sus dirigidos que tocaran el esférico de un lado a otro.
A pesar de que su equipo es más peligroso y tiene la posesión del esférico, se acerca a su auxiliar para intercambiar puntos de vista, en algunas ocasiones también se suma la opinión de Yosgart Gutiérrez, su portero suplente.
Vive con intensidad el partido desde su área técnica, misma que recorre conforme su equipo se mueve en el terreno de juego, se desplaza rápido, a pesar de que viste de traje, no duda en correr en la zona que le permiten.
Cayó el primer tanto de sus dirigidos y explotó, festejó con su cuerpo técnico, pero de inmediato comenzó a dar indicaciones a sus defensas. Tras la anotación se sentó en la banca a lado de sus suplentes para resguardarse un momento del sol. Volvió a su área, donde se acomodó la corbata antes de seguir con el movimiento de sus manos para dar indicaciones.
Minutos más tarde vio cómo Pumas hizo el gol del empate, pero no se lamentó, aplaudió y gritó para alentar a sus jugadores. Al 34' volvió a la banca para pedir agua. Terminó el primer tiempo y fue el primero en abandonar la cancha, pero antes de eso se paró unos momentos para hablar con Yosgart.
Al salir para la parte complementaria, se dirigió al cuarto árbitro, con el que platicó hasta que dieron inicio los últimos 45 minutos. Las indicaciones subieron de intensidad, las señas eran más constantes y con más fuerza, pues sus dirigidos por primera vez en el partido estaban abajo en el marcador.
A pesar del calor en el Estadio Olímpico Universitario y de la intensidad con la que vivió el partido nunca se quitó el saco que vistió y no pasó mucho tiempo en la banca de suplentes para taparse del sol.
Escuchó el silbatazo final y de inmediato caminó para encontrarse con David Patiño, luego ingresó a la cancha para felicitar a los suyos y después estrechar la mano con los universitarios. Al retirarse agradeció a los seguidores rojiblancos por el apoyo para vivir sus últimos momentos en la cancha del Estadio Olímpico Universitario, donde perdió por primera vez en el máximo circuito.