El exfutbolista y ahora entrenador Julio Zamora, que sufrió dos infartos cerebrales cuando era técnico del Real Potosí de Bolivia, demandó a su antiguo club porque lo "dejaron solo" tras su incidente y además el presidente Wilson Gutiérrez "ni siquiera llamó por teléfono para ver como estaba".
"Por eso estamos pasando un momento delicado, porque esta gente no se hizo cargo de nada, sólo me pagó la ambulancia de Potosí a Cochabamba, que son 500 dólares”, afirmó.
En entrevista con ESPN, el exjugador cementero afirmó que tanto la directiva cruzazulina como algunas otras personas y amigos no lo han abandonado en su recuperación, aunque los dirigentes del Real Potosí se han negado a liquidarle lo que le deben.
El ´negro' explicó que la suma a la que asciende la demanda es de 120 mil dólares, monto que considera justo, ya que los dos derrames cerebrales que sufrió a causa de los 4.100 metros de altura en los que vivía se presentaron unos meses antes de que concluyera su compromiso con la 'Máquina Lila', que venció en 2017.
Pese a todo, se dijo entusiasmado de viajar a México para dirigir a las figuras del Cruz Azul contra las del América el próximo 8 de septiembre.
"La gente de Cruz Azul se ha portado muy bien, creo que algo le mandaron a mi esposa y a mi hijo para pagarle a los médicos. Si Dios quiere voy a estar en México, donde hay gente que se ha portado de maravilla, como es Missael Espinoza, el ‘Cuchillo’ Herrera, Fernando Fernández, Carlos Carrillo", señaló.
PADECE SECUELAS
El pasado noviembre, Zamora sufrió dos infartos cerebrales de los que afirmó estar mucho mejor, sin embargo acotó que dejaron secuelas.
"Me afectaron un poco la vista; no el tema ocular, sino lo que viene a la vista. No puedo salir, veo todo lo que tengo a la derecha, pero para el lado izquierdo no puedo ver porque estoy afectado del nervio de la vista", manifestó.
Acerca de si es ser reversible, respondió que el doctor le dijo que " se puede recuperar, o no, pero hay que tener paciencia".
"Si no fuera por el problema visual mi vida sería normal, con la diferencia de que puede quedar como una anécdota, porque estuve 17 días en terapia, diez días en la sala y ahora estamos luchando con esto que me está sucediendo, tratando de salir, esperando que todo se solucione y que esto pueda quedar en el olvido”, concluyó.