17/05/2024

"Sporting Cristal y un nuevo manual de estilo", por Pedro Canelo

Lunes 21 de Agosto del 2017

Las reformas dirigenciales en el club cervecero dejarían listo un proceso de transición hacia nuevos dueños en el mediano plazo.

Las reformas dirigenciales en el club cervecero dejarían listo un proceso de transición hacia nuevos dueños en el mediano plazo.

Son tiempos de cambios drásticos e irreversibles en Sporting Cristal. Hoy podría hacerse oficial la salida de una larga lista de dirigentes en el club y el cese de las comisiones de trabajo vinculadas a lo deportivo.


Dentro de estas reformas, la posibilidad de que ya no exista una comisión de fútbol en el Rímac marca un recambio de criterios y hasta reducción de instancias para tomar las decisiones en el cuadro cervecero. Algo similar a lo que se puede observar en las principales ligas del mundo donde cada vez hay menos comisiones y más gerencias (de una o dos personas) fortalecidas.

El trabajo de esta comisión en el Sporting tomó un refresco hace cinco años. Bajo la conducción de dos dirigentes casi históricos del equipo, Francisco Lombardi y Michael Debakey, se elaboró un manual de estilo que ha sido la hoja de ruta para elegir a los técnicos en los últimos tiempos. Se les pidió seguir esas pautas a Roberto Mosquera, Daniel Ahmed, Mariano Soso, Chemo del Solar y ahora Pablo Zegarra. El resultado no ha sido negativo, sería mezquino y sesgado decirlo: tres campeonatos nacionales y un subcampeonato. No es poco.

La deuda en Sporting Cristal, en estas recientes temporadas, más bien tiene relación con la incapacidad para sostener procesos como aquel de Juan Carlos Oblitas en los noventa. A Roberto Mosquera lo resistieron solo seis meses después de lograr el campeonato al acusarlo de no respetar el estilo de juego y con Mariano Soso no lograron consolidar un mensaje de respaldo institucional que lo convenciera a seguir por, al menos, una temporada más. Ahora con los gerentes Carlos Benavides y Alfonso García Miró más vinculados al manejo deportivo del club, lo que se pedirá desde la cervecería (aún dueña del club) es más pragmatismo y eficiencia. Menos complejidad con manuales de posesión de balón y ataque; y una reconciliación con el sentimiento del hincha cervecero. Es decir, con estos criterios nunca habría llegado alguien como Chemo del Solar a la dirección técnica.

Dirigentes como Lombardi y Debakey cometieron errores de visión y hasta de tolerancia. Se les ha culpado, y no solo a ellos sino a otros dirigentes todavía en ejercicio, de sobreponer intereses personales (léase ‘lobbismo’) sobre los del club. Pero que hinchajes o antipatías personales no confundan un tropezón de gestión con las intervenciones casi hamponescas que han dejado a equipos como Alianza y Universitario condenados a administraciones temporales eternas. Eso no hubo en el Rímac, ni tampoco ineptitudes administrativas para perder puntos en mesa como en Real Garcilaso.

Los problemas en el Sporting han sido otros: ante la necesidad de competir siempre y de no despilfarrar el dinero que antes sobraba (el apoyo de la cervecería no se compara a la bonanza de los noventa), el margen de error es reducido y la lluvia de críticas es casi torrencial. Y la situación no cambiará en el corto plazo. Con el fantasma de una inminente venta del club rondando las paredes de la casa rimense, equivocarse seguirá siendo un fruto prohibido para Carlos Benavides y compañía. El piso en La Florida seguirá siendo frágil. Seguirá siendo de cristal.

Ver noticia en El Comercio: DT

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