09/05/2024

"Duarte no es un chiquillo", por Pedro Canelo

Martes 20 de Marzo del 2018

“Es de la promoción de Tapia, Flores, Polo, Benavente y de uno de sus mejores amigos, Cartagena (quien curiosamente no está)”

“Es de la promoción de Tapia, Flores, Polo, Benavente y de uno de sus mejores amigos, Cartagena (quien curiosamente no está)”

“Mamá, me llamaron a la selección”, dijo Alejandro Duarte ese mediodía de sábado. Ya iba a subir al bus para dirigirse al encuentro ante Sporting Cristal en el Alberto Gallardo, pero antes tenía que descargar la emoción marcando el número de casa. El golero de la San Martín iba a volver después de casi cinco años a la Videna de San Luis. “Es el día más triste de mi vida”, escribió cuando renunció a la selección Sub 20 por discrepancias con el comando técnico de Daniel Ahmed en el 2012. A la hora de darle la noticia a su madre, Duarte sonreía como si hubiera atajado un penal en el minuto 90. Si haces las cosas bien, la felicidad siempre regresa.

La convocatoria de Duarte podría ser considerada la mayor sorpresa en estos amistosos ante Croacia e Islandia. Es uno de los llamados que no participó en ningún partido de las Eliminatorias. Con su presencia se cumple una de las leyes Gareca de “no cerrarle las puertas a nadie” y se enciende una luz de oportunidad para un golero que quemó todas las etapas. Alejandro Duarte fue arquero de selección en la Sub 15, Sub 17 y Sub 20. No es una aparición improvisada, está a un mes de los 24 años y está jugando su segunda temporada como titular indiscutible en Primera. Le ha tocado cerrar el círculo en mayores. Es Duarte, pero está muy lejos de ser un chiquillo.

Más allá de su regularidad y de sus habilidades técnicas, Duarte cumple con el nuevo perfil de jugador de selección que busca el comando técnico de Ricardo Gareca. Lejos de indisciplinas, apartado de las polémicas y solo preocupado en perfeccionar su técnica y en garantizar un futuro mejor fuera de las canchas. Alejandro se graduó el año pasado en el diplomado de Gestión Deportiva-FIFA CIES de la Universidad San Martín. A clases solo faltaba cuando estaba concentrado para un partido. Como aparece en la puerta de la Videna de San Luis, está “preparado para todo”.

Lejos de sentirse como el alumno nuevo de la clase, Duarte vive estos días con la sensación de reencontrarse con algo que parecía perdido. Fue el arquero de la Sub 20 de Ahmed, aunque se alejó del equipo antes del Sudamericano. Se la pasó tres años sin tapar, estuvo cerca del retiro en el 2015. Es de la promoción de Tapia, Flores, Polo, Benavente y de uno de sus mejores amigos, Cartagena (quien curiosamente ahora no está). Mirar a sus ex compañeros por la televisión con la Blanquirroja le despertaron las ganas. Se puso los guantes para dar pelea.

¿Le alcanzará para meterse en la lista a Rusia? Estas horas de entrenamiento en el hotel Sawgrass Grand de Miami son invalorables para Alejandro Duarte. Fue convocado ante la lesión de Pedro Gallese y será difícil que desplace a Carvallo o Cáceda en el podio de opciones. Sin embargo, la buena noticia para él es que se está metiendo al grupo en la hora más importante. Sabe que no tendrá que esperar a que lo hagan ingresar unos minutos ante Croacia o Islandia para llenar los ojos. Gareca es uno de los técnicos que defiende con más fervor la entrega en una práctica. Duarte es arquero santo, pero no cree en milagros. Solo queda responder la confianza con esfuerzo: el trabajo es su pasaporte, cada atajada es una visa para soñar.

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