02/05/2024

Running [VIDEO]

Jueves 26 de Abril del 2018

Aunque no quedó en los primeros lugares, una promesa a su abuelo le permitió terminar la competencia más dura del mundo.

José Dávila Soracco es un deportista de 42 años que finalizó el Ironman 70.3 disputado el pasado 22 de abril, en 06 horas, 23 minutos y 37 segundos. ‘Joseso’, como le dicen familiares y amigos, quedó en el puesto 711, muy lejos de los primeros lugares. Sin embargo su participación tuvo algo muy especial.

La bicicleta fue la segunda prueba de la competencia y los competidores debían recorrer 90 kilómetros de ida y vuelta entre Chorrillos y San Miguel. Tanto los deportistas profesionales como los amateur hicieron el recorrido en bicicletas de alta gama que les aseguraron una mejor performance. No obstante, José lo hizo a bordo de una Benotto de los años 70. Sabía que no podría competir en igualdad de condiciones pero lo hizo pensando en alguien más.

Un regalo de su abuelo
Poco antes de morir, su abuelo Ángel Soracco, le regaló la bicicleta. “Mi abuelo era un Sport Billy”, cuenta José. Una de las pasiones de don Ángel era la ‘bici’, sin embargo nunca llegó a correr una competencia con su Benotto así que le pidió a su nieto que haga algo provechoso con su querida bicicleta.

Durante 15 años, la Benotto estuvo abandonada en la casa de la familia en Magdalena. Al regresar de un viaje a Canadá, José la vio en desuso y decidió ponerla en marcha. “Mis amigos me preguntaban si en verdad iba a correr con ella”, nos dice tras la carrera. “Es una forma de recordar a mi abuelo”, comenta.

“A mitad de la carrera tenía todo agarrotado y me pasaban como un poste. Eso me desmoralizó un poco”, confiesa José. Extenuado, cuenta que en un tramo de la carrera advirtió que estaba en Magdalena, en una zona cercana a la casa de su abuelo. Encontró en ese momento la fuerza para seguir pedaleando.

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