19/04/2024

Natalia Málaga se confesó a Depor: "Me llega que me digan 'Mala Mala'" [VIDEO]

Sábado 20 de Febrero del 2016

¡Hey!, una cosita: es la última vez que dejan las cáscaras de plátano tiradas, ¿OK? Y cuando una entra al camarín, cierra la puerta, ¿está bien? Ya, ¿quién quiere más plátano? ¿Alguien quiere más plátano? ¡HEY! (grita). ¿Hablé con la pared o tengo gente que escucha y me puede contestar? ¿Quieren más plátano? (Le responden que no) Ya, jódanse entonces'.

Andrea Closa
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“¡Hey!, una cosita: es la última vez que dejan las cáscaras de plátano tiradas, ¿OK? Y cuando una entra al camarín, cierra la puerta, ¿está bien? Ya, ¿quién quiere más plátano? ¿Alguien quiere más plátano? ¡HEY! (grita). ¿Hablé con la pared o tengo gente que escucha y me puede contestar? ¿Quieren más plátano? (Le responden que no) Ya, jódanse entonces”.

“Huev*nas, carajo, no saben hablar”, resopla Natalia Málaga al final del entrenamiento. Las chicas de la selección Sub 12 se van a cambiar y ella, que vuelve a bajar la voz, se acaba de pintar de cuerpo entero: grita, manda a la m…, se queja y después se ríe, se vacila duro con la vida. “Parece mentira, pero soy sensible y animada. Me gusta la tranquilidad”, agrega.

Eres sensible, pero te veo bien estricta como entrenadora…
Disciplinada, pero soy flexible si trabajan bien.*uta, pero a ellas les llega al rabo. Hablo una cosa y escuchan otra. Les llega al p*ncho, hue*ona. *uta madre, las quiero matar. Y este es solo un ejemplo. La verdad es que tengo más paciencia…

¿Cómo calificarías tu carácter?
Soy un ser humano común y corriente. La gente tonta se queda con esa imagen de que soy la que grita, la histérica. Ahora me dicen la menopáusica. *uta, la gente es enferma. Mamita, estamos en un mundo en el que tenemos que vivir a la defensiva.

Si te molestan en la calle, ¿respondes?
Si me saludan con “hola”, respondo “hola”. Pero a veces me dicen “¡Mala Mala!”. *uta, ¿qué gracia es esa? Volteo y los miro. “¿Mala Mala qué?”. “¡Qué sobrada!”, me contestan, y ahí ya me cambia la cara. “¿Sobrada? Me llamo Natalia, no soy ‘Mala Mala’. Es como que yo pase y te diga “¡oe, pavo!”. No, yo no te conozco. Dime “hola” y suficiente, yo seré cortés contigo.

¿Te molestan los apodos?
Depende del momento en el que lo digas. No todo el tiempo estoy feliz, ni todo el tiempo estoy amarga. Después de un partido que he perdido no pueden venir a hacerme una broma porque reacciono. Si no saludo, me dicen sobrada. No jodas, pues.

Imagino que situaciones como esas las vives a diario.
Me gusta pasarla tranquila en casa o ir a un restaurante y que no estén “Natalia, una fotito”, mientras me meto la cuchara a la boca. *uta, no jodas pues, o sea, señora, por favor. A veces me dicen “te debes a nosotros”, y yo “un momentito: soy igual que tú. Sobresalí en el deporte y gracias a ustedes soy reconocida, bacán, pero no tengo por qué estar congeniando contigo o aceptar un beso, ¿me entiendes?”.

Además, si eres reconocida es por tu trabajo, ¿no?
Carajo, claro, no fue porque ellos me aplaudieron. ¿Ellos se tiraron? No, lo ganamos nosotras. Y lo hecho en Seúl 88 es una prueba… Ganar la medalla de plata no es poco, pero el vóley era otra cosa antes, por eso ganábamos. No pedíamos nada a cambio, hacíamos y después recibíamos. Ahora hay un conformismo bárbaro. Es cualquier cosa.

¿Sintieron que ganaron la de plata o perdieron la de oro?
Sentimos que perdimos la de oro. No tuvimos la satisfacción de haber sido campeonas olímpicas. Ya con los años dices “somos subcampeonas olímpicas, ¿no?” Eran etapas y lo ves distinto, pero había mucha ambición. Ahora no. Ahora el logro es clasificar.

¿Cuándo cambió todo?
Cuando se perdió la disciplina. Lo más importante es la calidad, la entrega, y eso va de la mano con el DT. Dicen que ‘Manbo’ Park tuvo la suerte de tener tremendo equipo. Sí, y nosotros tuvimos la suerte de tenerlo a él.

¿Cómo era la concentración?
Uy, hasta jugábamos a la Ouija. Las mayores, más que nada. Las chiquillas mirábamos, jajajá, qué gracioso. Preguntaban si íbamos a campeonar, si nos iba a ir bien. Decía “cuídate de la número tal…” ¡Y por Dios que se movía!

¿Se iban corriendo?
Salíamos espantadas. Había tres cuartos y éramos cuatro en cada uno. No nos faltaba comida ni cama, pero no era una instalación ‘wow’. Era un camarote y la de abajo tenía la cama en su cara. La hemos pasado fuerte, pero esas cosas te enseñan a luchar. Mira ahora dónde están todas.

¿Qué hacían en el día a día?
Teníamos una sala con ‘tele’ sin control remoto. “Oe, cambia al 5”, decía una y la menor iba. Siempre la menor pagaba ‘pato’: tenía que apagar la luz para dormir, se bañaba después y no podía comer si la mayor no estaba.

¿Tu familia te acompañaba a los partidos?
Mi mamá no se perdía uno. Fue a las tres olimpiadas. Estaba en la tribuna, acreditada y gritaba… ¡olvídate!, qué vergüenza. Salía el árbitro y ella le decía “¡animal, hijo de pu..!”

¿Insultaba así de bravo?
Hay un video del Perú vs. Japón en el que ella grita “¡contra!” y ‘Pocho’ Rospigliosi dice “¿quién será esa señora que alienta tanto? Me dicen que es la abuelita de Natalia Málaga”. Cuando supo que le dijo “abuelita”, casi lo mata, jajajá. Mi mami era un espectáculo.

Dicen que Man Bok Park era súper fregado…
Tenía razón en muchas cosas, pero la forma en que las decía nos daba rabia.¿Y cómo le respondíamos? Jugando, esforzándonos más. “Cállate, chino de mier… ahora vas a ver cómo te tapo la boca”, pensábamos por dentro.

¿Hablaba con lisuras?
Hablaba poco, pero te decía “chica burra”, porque dejabas caer la pelota, jajá. O sea, te hacía mier… a la primera. A veces era un salvaje: te decía “te crees jugadora de vóley, pero no sirves para nada”.

¿Las hacía llorar?
¡Cuántas veces, y entrenando! “¿Llorando? ¡Maricona! ¡Castigo!”, nos decía. Pero eso nos ha enseñado a ser lo que somos todas ahora. Yo salgo a la calle, alguien faltoso me dice algo y yo me sé defender.

¿Le enseñaste eso a tu hija?
‘Naty’ (su hija de 19 años) estaba en un colegio mixto y yo le dije “al primero que te falte el respeto, que te diga algo de mí o te insulte, le metes una patada en… ya sabes dónde. Y que me llame la profesora”. Al final nunca me llamaron. No digo que seas grosera, pero si te provocan, tienes que saber defenderte. El mundo está así.

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