03/05/2024

Pablo Peirano, una vida alrededor de la docencia: la etapa junto al ‘Maestro’ Tabárez y el ascenso con Cusco FC

Viernes 23 de Septiembre del 2022

Pablo Peirano, una vida alrededor de la docencia: la etapa junto al ‘Maestro’ Tabárez y el ascenso con Cusco FC

El último fin de semana, bajo la mirada de Pablo Peirano, Cusco FC venció 2-1 a Alianza Universidad y logró el pase a la Liga 1. Aquí el charrúa cuenta detalles de lo que significó crecer bajo la palabra de Óscar Washington Tabárez.

El último fin de semana, bajo la mirada de Pablo Peirano, Cusco FC venció 2-1 a Alianza Universidad y logró el pase a la Liga 1. Aquí el charrúa cuenta detalles de lo que significó crecer bajo la palabra de Óscar Washington Tabárez.

¿Cómo fue la semana tras conseguir el ascenso?

Muy contentos. Una temporada que resultó bastante complicada en la Liga 2, pero se cumplió el objetivo, por el que nosotros vinimos al club, así que estamos muy felices con este presente.

¿Qué cosas evaluó en el camino para aceptar el reto de estar al frente Cusco FC en la Liga 2?

La Liga 2 es bastante compleja, por los viajes, la logística y las distintas canchas donde tienes que jugar, desde sintéticas, con calor, con altura, con terrenos que quizá son muy irregulares. Luego de terminar con Mannucci el año pasado, desde el 2019, tenía la necesidad de quedarme un tiempo en Uruguay y esperar alguna propuesta. Por suerte, tuve bastantes de Liga 1, pero en abril se dio la llamada del presidente de Cusco FC, después de la primera fecha, y empecé a averiguar sobre el club y las cosas que me interesaron.

De toda esa investigación, ¿qué lo terminó de convencer?

Dentro de la investigación, en lo personal, busqué en mí qué era lo que yo quería hacer. Eso fue lo que más me movió. Se lo comenté a mis compañeros de trabajo y nos gustó un equipo que me pusiera el objetivo de ser campeón y sabía que iba a ser muy difícil, pero cuanto más complicado mejor, porque era un desafío para todos.

¿Esta adaptación tan sencilla se debió también a su conocimiento del plantel?

Tal cual, estuve en contacto con algunos jugadores, antes de venir. Empezamos a hablar, me comentaron cómo era la situación y estaban bastante contentos de que aceptara llegar a Cusco FC. También es bueno cuando uno va a un lugar y hay ciertos compañeros con los que ya has trabajado. Se contó con buenos referentes, como Alfredo Ramúa, Daniel Ferreyra, Felipe Rodríguez y más, todos excelentes profesionales que me hicieron muy fácil la tarea. Horacio Benincasa también, así que se me hizo todo mucho más sencillo.

¿Cómo definiría su estilo?

Este equipo me representa bastante, en la forma de trabajar. Nuestro método es integral, donde buscamos dominar el juego en su globalidad, con una dinámica de juego constante, con un poder ofensivo importante, con un equipo que sea compacto, a la vez que tenga mucha circulación de juego ofensivo y al mismo tiempo con agresividad para recuperar la pelota. Me gusta manejar distintos lugares del campo, zonas altas, medio y bajas, distintas presiones, saber contragolpear, con transiciones, dominar el juego con la pelota quieta.

Pablo Peirano campeonó la Liga 2 con Cusco FC. (Foto: @CuscoFCoficial)
Pablo Peirano campeonó la Liga 2 con Cusco FC. (Foto: @CuscoFCoficial)

¿Qué le llamó la atención del fútbol peruano?

Nosotros vinimos, como dicen ustedes, con una chamba en el 2019, un equipo que estaba décimo séptimo en la tabla y terminamos cuartos en un Clausura. Desde ese momento ya van cuatro años. Dentro del grupo técnico que tengo están Javier Carvallo y Javier Tetes, y los tres fuimos futbolistas profesionales, lo cual hace muy fácil la tarea de conducir a los planteles y sabemos las cosas que nos gustan. El futbolista peruano nos ha recibido muy bien y hemos tenido una buena respuesta de ellos. Se ha hecho todo muy ameno.

¿Cómo nació la idea de ponerse el buzo de técnico?

Fue un proceso de aprendizaje. Dejé de jugar en el 2010 y me puse a trabajar en la selección Sub-20 como asistente técnico, siendo parte del proceso del ‘Maestro’ Tabárez por cuatro años. Yo creo que la formación de la casa fue fundamental. Mi padre, Roberto Peirano, fue profesor de matemáticas y entrenador de la liga universitaria, en un colegio por 25 años, así que desde los cuatro años veo una cancha de fútbol y desde edad me llevaba a los partidos.

Creo que soy un abanico de todas esas cosas que me han sucedido en estos años en el fútbol. Puedo decir que lo que ven de Pablo es de él, no es una imitación de un DT ‘equis’ o ser parecido a alguien. Lo que busco es lograr lo mejor junto al comando técnico y potenciar mucho al futbolista. Por supuesto, que la experiencia como jugador es importante, en distintos lugares, como entrenador también el haber vivido Sudamericanos con selección, Mundiales, después como ayudante técnico de Gerardo Pelusso en Copa Libertadores, en Qatar... ganar la Sudamericana con Santa Fe.

Pablo Peirano junto a Gerardo Pelusso, cuando fue parte del comando técnico de Independiente Santa Fe. (Foto: Prensa ISF)
Pablo Peirano junto a Gerardo Pelusso, cuando fue parte del comando técnico de Independiente Santa Fe. (Foto: Prensa ISF)

De todo ese abanico, ¿cuál fue la experiencia que más lo marcó?

Tuve a mi padre, como alguien que me marcó muchísimo en la parte futbolística y creo que eso siempre estuvo dentro de mí. A medida que fue pasando el tiempo, me dio más curiosidad de cómo se trabaja del otro lado y comencé a prepararme y a estudiar cursos para juveniles, captación de talentos y diversos cursos de la carrera de entrenador. Por aquel entonces, tenía 34 años y pensé en acumular experiencia para lo que sería mi profesión a futuro.

Así fue que terminé un partido de fútbol, dejé los zapatos, agarré el silbato -que ya lo tenía comprado- y me fui. Me salteé un par de escalones, porque me pasé de jugar a prácticamente a la selección y allí estuve cuatro años con el proceso del profesor Tabárez, en la Sub-15 con talentos como Federico Valverde, Marcelo Saracchi y muchos jugadores que hemos captado en la selección, lo cual me ha preparado el ojo también para captar talento, para preparar y para competir a alto nivel.

Pablo Peirano junto a su padre, Roberto, su mayor inspiración. (Foto: @PeiranoOficial)
Pablo Peirano junto a su padre, Roberto, su mayor inspiración. (Foto: @PeiranoOficial)

¿No pasaste por la etapa de transición o de asimilación del retiro como futbolista? Fue casi automático tu pase al banquillo...

Sí, claro. A medida que fui estudiando distintos cursos, también de analista y preparar audiovisuales y presentaciones, no soy un entrenador de lápiz, viajo con mi laptop, con mi proyector y la selección me enseñó mucho a preparar toda esa área, así que no necesito de que nadie me haga los compactos. Manejo la plataforma a gusto, así que me permite eso estudiar también a los rivales y a mi equipo. Quería ser una esponja de ciertos profesionales, tuve la ventaja de estar con los mejores de Uruguay. También todos los años voy modificando cosas, voy creciendo y teniendo aprendizajes y en eso estamos.

¿Cómo fue tu padre, al ser un hombre que te marcó muchísimo?

Somos seis hermanos, dos hombres y cuatro mujeres, e íbamos los seis a la cancha todos los domingos por la mañana a ver al Juan XXIII (como se llama el equipo de mi padre). Y lo que pasó fue que esa generación de estudiantes que conformaron aquella la liga universitaria, algunos siguieron jugando, fueron papás y se generó una familia, se casaban entre los conocidos del equipo. Hoy, pese a que mi padre falleció en el 2018, todas esas familias las tengo presentes, porque él los marcó mucho por 25 años. Dejó un legado muy importante en todos nosotros.

Tres de mis hermanas están casadas con futbolistas, que los conocieron de distintas maneras, una en el colegio, otro fue ayudante del ‘Maestro’ Tabárez y fue alumno de mi papá, mi melliza se ennovió con un estudiante de Educación Física que terminó siendo futbolista, así que en casa prendías la TV y estaba verde, ibas al fondo a hacer una parrilla y se hablaba de fútbol, incluso, si alguien quería entrar a la casa, mi padre le metía una pelota y si no la dominaba lo sacaba, era la prueba para todos.

Mi hermano también jugó al fútbol profesional en Estados Unidos, también en Uruguay, hoy trabaja en el Montevideo City Torque en la parte de metodología de entrenamiento, así que no hay nada que no esté ligado al fútbol. Así que tuvo la “culpa” de todo lo que nos pasó a toda la familia y a mi madre, que no le gustaba mucho el fútbol, se terminó acostumbrando y con el tiempo nos fue acompañando a todos. Un legado muy marcado para todos.

¿Cómo era tu padre y qué heredaste de él?

Era un loco en la línea, corría para todos lados y cuando me iba a ver, también corría. A mí me pasa un poco lo mismo, aunque creo que me controlo un poco más que mi padre, pero somos bastante similares en el hecho de vivir los partidos con mucha pasión. Por eso decía, los padres pueden influir de ciertas maneras, pero no hay otra persona que me haya marcado tanto como mi padre.

¿De qué equipo has sido o eres hincha?

De chico, mi padre era hincha de Nacional y simpaticé mucho con el club en su momento, después, cuando fui un poco más grande, me hice hincha de Wanderers, que es un equipo de formación en Uruguay, porque cuando tenía 13 años llegaron jugadores profesionales, uno de los que vino fue Pablo Bengoechea, que llegó del interior. Cuando me enteré de que llegarían jugadores profesionales me volví loco. Entonces, cuando me iba a la cancha que estaba a la vuelta de la casa, los jugadores iban por allí, pasaban tomando mate por la puerta, me empecé a juntar con ellos y me preguntaron si quería ir a la cancha a verlos.

Me mandaban entradas y cuando empecé a ir quería que ellos ganaran, salieron campeones y de allí en adelante me generó tanto ese contacto con esos futbolistas profesionales, que me quedé enganchado hasta ahora. Pero con el profesionalismo se te va eso de ‘hincha’, por eso mostré el termo con el logo de Juan XXIII. Como hincha, solo me pasa con ese equipo de la liga universitaria y la selección de Uruguay, con el resto no tengo ese sentimiento de pasión.

Además, hay un apego con el club con el que se trabaja en el momento…

Exacto, al 100 %. Con todo el grupo de trabajo nos volcamos con mucha pasión y energía para que a todos nos vaya bien, porque en el fútbol profesional se trata de resultados y lo tenemos muy claro. Para eso, hay que meter mucha pasión al trabajo y que se cumplan los objetivos que se tienen pactados y se vea el trabajo, que el club tenga esa identidad inmediata, que es fundamental y -por suerte- nosotros lo hemos logrado siempre.

¿Cómo fue trabajar con el ‘Maestro’ Óscar Washington Tabárez?

La dinámica en Uruguay con las selecciones juveniles -yo trabajé en la Sub-20 dos años y luego dos años más en la Sub-15- va así: en todo el grupo del ‘Maestro’ Tabárez, nosotros entrenábamos los lunes, martes y miércoles de todas las semanas de todo el año. ¿Qué fue lo que hizo Tabárez en su momento? Estaba en todos los entrenamientos con todo el cuerpo técnico de las tres categorías, la Sub-15, Sub-17 y Sub-20. Además, todos los staff trabajábamos en nuestra categoría, pero observábamos hasta la mayor y participábamos dentro del núcleo del grupo de trabajo que tenía.

La relación con él, si bien no puedo decir que fue como un compañero de trabajo, porque no estaba dentro de la cancha, sí se sentaba al costado y cuando yo tenía que hacer un trabajo, lo miraba y estaba todo su cuerpo técnico. Ahora mi trabajo es más fácil, en aquel tiempo con 34 años era distinto, pero el ‘Maestro’ Tabárez y todo su cuerpo técnico siempre mostraron su calidad, dando consejos a todos, tanto a los más jóvenes (como yo lo era en ese momento en el complejo deportivo) como a los mayores, pero nunca se involucraba en los trabajos para corregir ni mucho menos.

Eso sí, los valores para manejar a todos los planteles eran todos iguales, es algo que está muy marcado en todos nosotros para llevar a todos los planteles y buscar en el futbolista la parte humana, como pilar. Solo en competencias de Copa América o partidos de Eliminatorias, el ‘Maestro’ sí se aislaba de cierta manera y las juveniles trabajábamos por nuestro lado, pero él iba a todos los partidos. Por ejemplo, Federico Valverde conoce desde los 14 años a Tabárez, porque el ‘Maestro’ muchas veces te esperaba en la puerta para saludar, lo mismo Diego Rossi, Giorgian De Arrascaeta, Rodrigo Bentancur. Entonces, cuando llegan a la mayor, no tienen ese impacto de la figura del entrenador de la mayor.

Washington Tabárez estuvo involucrado en todas las categorías juveniles de la selección de Uruguay, como parte de su plan de trabajo. (Foto: Getty)
Washington Tabárez estuvo involucrado en todas las categorías juveniles de la selección de Uruguay, como parte de su plan de trabajo. (Foto: Getty)


¿Cuán importante considera que es la formación en las juveniles?

Lo más importante es formar al futbolista, educarlo para el fútbol profesional, para eso necesitas del recurso humano acorde a lo que el jugador necesita, mucha preparación física, técnica y táctica, respetarle las edades biológicas para poder trabajar, no saltearle etapas y decirle la verdad. ¿Decirle a un jugador de 16 años que va a ser profesional? No, porque es un joven que se está preparando para una posible carrera que no se sabe y que no es fácil; la competencia es muy dura, es un trabajo que genera mucha repercusión y no se trata de jugar bien al fútbol solo un año o tres partidos, sino para una década o década y media de profesionalismo.

Finalmente, ¿hay renovación con Cusco FC?

Finalizo contrato con el partido contra Comerciantes Unidos, que es el fin de semana que viene. No tengo la renovación automática con el club, lo que sí tengo trazado es ir a Uruguay rápido para estar con la familia, con mi señora y mis hijos, que hace tiempo que no los veo. Tengo la urgencia de ir y después tengo un periodo de ventaja, en lo que finaliza la Liga 1 y fin de año, así que quiero pensar bien qué opciones y qué desafíos me puedan llegar. No tengo cláusula de continuidad.


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