En menos de cinco segundos, el mismo tiempo en que uno demoraría en quitarse la campera o caminar cuatro pasos, Patrick Ponce (15) puede armar el cubo Ruik o “cubo mágico”, como se conoce al juego en Argentina. El sábado pasado, Patrick consiguió el récord mundial con 4,69 segundos en una competencia en Virginia, Estados Unidos.
El adolescente que se ha convertido en una celebridad por la agilidad de sus “dedos mágicos”, tiene raíces argentinas. Su mamá y su papá son mendocinos, que emigraron en plena crisis de 2000 a la ciudad norteamericana de Nueva Jersey. Allí, en 2002, nació Patrick y heredó de su padre el fanatismo por el cubo Rubik. El sábado rompió el récord mundial al armarlo -unificar los colores en las seis caras- en 4,69 segundos. Lo hizo en 4 centésimas menos que la anterior marca mundial del holandés Mats Valk (20), lograda en noviembre de 2016.
“No creo que vaya a poder superar mi propia marca”, contó Patrick al diario Los Andes, desde su casa en Estados Unidos y a su regreso de Virgina. “Es muy difícil, es una cuestión de suerte que te toque una mezcla fácil”, afirmó.
Para Patrick esta fue la competencia número 40 y participaron 149 cubistas. Según detalla la Asociación Mundial del Cubo, ya armó el cubo 1.694 veces. La primera vez fue en febrero de 2012,. Entonces tenía 10 años y una prima lo visitó desde Canadá y le mostró cómo armaba el cubo que estaba olvidado en una estantería de su papá. A través de YouTube comenzó a ver videos para bajar su tiempo. "Nunca conocí a nadie que pudiese enseñarme", dijo.
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Su mamá, Marcela Ponce, y su papá, vivían en Villa Nueva, Guaymallén, municipio del Gran Mendoza. Llevan 17 años radicados en Estados Unidos y desde el año pasado, acompañan a su hijo en las competencias. El último viaje internacional fue en Francia, Patrick obtuvo el séptimo lugar. El adolescente cuenta ahora con dos patrocinadores: una empresa fabricante y otra distribuidora de cubos, que le ayudan a costear los viajes.
Patrick va a segundo año del secundario y en sus horas libres practica con el cubo: “unas cinco horas por semanas”, calculó.
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El sábado, los padres estaban a pocos metros del campeón pero lo suficientemente lejos para no desconcentrarlo. Patrick tuvo 10 segundos previos para estudiar el cubo y luego accionar el cronómetro. Concentrando y tranquilo, movió con rapidez las piezas y consiguió acertar la jugada. Su madre apenas había alcanzado a levantarse de su silla para verlo: “Fueron cuatro segundos, entre que me paré, ya lo había hecho. Cuando gritaron 'world récord' me imaginé que era él”, dijo Marcela, emocionada. Patrick quedó en shock unos segundos y fueron sus amigos y también competidores, quienes comenzaron a rodearlo, aplaudirlo y tomar fotografías de su logro mundial.
El cubo Rubik fue creado 43 años atrás por el escultor húngaro Ernö Rubik, quien quería mostrar a sus alumnos la importancia de pensar en tres dimensiones a la hora de diseñar y hacer planos de papel . Existen diferentes versiones, de acuerdo a las piezas que tiene cada una de sus caras. En el mundo, se han vendido más de 450 millones de cubos mágicos.
La próxima competencia es en Maryland, en octubre. Patrick ya se está preparando. Sus dedos no se cansan de jugar.