La muerte de George Floyd ha hecho que casi todo Estados Unidos se levante incluso en medio de una pandemia mundial. Su nombre ha causado conmoción a nivel internacional, y es que las circunstancias de su fallecimiento son muy complejas, más aún luego de la última pericia que se dio a conocer.
Floyd murió debido a un paro cardiopulmonar, esto causado por la asfixia de la cual fue víctima. George murió debajo de la rodilla del oficial Derek Chauvin, quien abusando su poder como policía, presionó el cuello del hombre de 46 años por 9 largos minutos.
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Hoy, sin embargo, un nuevo dato se da a conocer en medio de protestas gigantescas en los Estados Unidos, en donde además, Donald Trump se ha tenido que pronunciar rechazando tajantemente las manifestaciones.
George Floyd tenía coronavirus. Sí. El hoy desaparecido hombre de 46 años era portador de la COVID-19 desde el 3 de abril, sin embargo no presentó síntomas del mismo ni complicaciones al realizar su vida con normalidad, hasta el día de su muerte.
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“Asintomática pero persistente por infección previa”, es lo que detalla el documento de su fallecimiento, sin embargo contempla también que este factor no fue decisivo al momento de su muerte. Por otro lado, el documento comenta que “la positividad (por COVID-19) puede persistir durante semanas tras la contracción y resolución de la enfermedad clínica”.
Finalmente y confirmando la noticia de su muerte por asfixia, el abogado de la familia de la víctima, Benjamin Crump comentó “hubo una compresión del cuello y de la espalda que llevaron a una falta de riego sanguíneo al cerebro”.