Conforme a los criterios de
“Yo lo que quiero es jugar siempre”. Desde pequeño, cuando se divertía con un modesto balón en las calles de Brasil, comenzó forjarse su historia con muchos giros de trama que hoy pocos desconocen. Regocijarse al lado de sus amigos y de un campo era lo único que importaba en su niñez. Pero aquel ingenuo chico de Praia Grande estaba predestinado a grandes cosas. Han pasado 30 años desde el 5 de febrero en que Neymar da Silva Santos Júnior vino al mundo. Lo que ha acontecido todo este tiempo es historia viva. Momentos de aflicción no han faltado, así como tampoco los momentos de júbilo. Lo cierto es que el precio de ser un crack a veces es demasiado caro para un joven de ojos claros que lo único que quiere es jugar a la pelota.