Ya ha quedado totalmente patentado que el fútbol —muchas veces— es indescifrable. Sobran testimonios. Sobran pruebas. El último en dar la razón a esto ha sido el Villarreal, que en la reciente semana logró salir airoso de Múnich contra todo pronóstico. Una valla inquebrantable y un ataque eficiente al 100% propiciaron el pase histórico del ‘Submarino Amarillo’ a las semifinales de la Champions League, luego de haberse impuesto en los cuartos del final ante el temible Bayern. Increíble para muchos. No para Unai Emery, el gestor de una hazaña que aún no prevé final.
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