El equipo de Gareca dio un golpe en la mesa después de la aparatosa derrota ante Brasil. No lo hizo desde el juego vistoso y la apuesta ofensiva, lo que podría haber sido suicida de cara a Uruguay, sino desde la concentración defensiva, la fortaleza mental y la inteligencia táctica. Hay algunas enseñanzas detrás de esta victoria en penales que vale la pena desarrollar.
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La primera es que Zambrano y Abram están en condiciones de formar una mejor dupla que la de este último con Araujo. Lo que el equipo pierde en salida lo gana con solidez. Si el ‘León’ limita su propensión a recibir tarjetas y hacer faltas absurdas, como lo sugiere su madurez actual, puede que Perú tenga un back fiable por algunos años.
Sobre la primera línea algo más se puede añadir: esta selección funciona a partir de sus laterales. Si Trauco sube su nivel, como contra los orientales, la mejoría contagia a toda la banda: Flores se hace útil y la compañía descarga la labor de Yotún.
Pasa lo mismo en la otra franja, aunque ahí parece estar el problema hoy: las proyecciones de Advíncula son predecibles y ha perdido puntería en los centros, y ni Carrillo ni Polo están consolidados en la volante por arriba de Luis. La consecuencia es que Tapia sufre estrés y su dupla con Yotún se resiente. El aprieto empeora si Cueva, como viene ocurriendo en los últimos partidos, participa como un ‘10’ flotante, intermitente, con poca responsabilidad defensiva. Una solución sería añadir a Gonzales y pasar a un 4-5-1 más pleno, pero ya estamos en el terreno del ratoneo puro y duro.
Lo que es cierto es que Gareca entendió que este Perú crece cuando asume sin complejos su inferioridad, como en la segunda parte de las Eliminatorias pasadas. Esto le permite achicar espacios, apretar el botón que pone a los jugadores en modo sacrificio y empezar a remar sin complejos desde ahí. Analizar los goles anulados a los charrúas no es irrelevante.
En los tres casos, la defensa tuvo un mérito posicional, pues lo ‘normal’ para un equipo desconcentrado hubiera sido que alguien de la zaga quede enganchado, como tantas veces. El VAR puede ser lento y anticlimático, pero esta vez premió los centímetros de anticipación con que los peruanos lograron utilizar la regla de fuera de juego a favor, así como las acertadas decisiones de los jueces de línea. No es poco, tampoco mucho. Lo que alcanza para ser competitivos, digamos, aunque tenga como saldo en contra la inmolación de Paolo Guerrero, quien sufrirá para tener ocasiones y aumentar su récord goleador en este esquema.
De cara a Chile, la decisión del comando técnico será clave. ¿Cómo planteará Gareca el clásico con un rival al que viene de derrotar 3-0 en el último amistoso? ¿La rivalidad forzará un cambio táctico o igualará a los oponentes? El equipo de Rueda es intermitente, pero experimentado y corajudo, y logra moverse bien en bloques para buscar superioridad. Una clave será saber cuánta intensidad son capaces de soportar ambas escuadras. Otra, quién tendrá el dominio del mediocampo.