29/03/2024

Jorge Barraza: Poco Barcelona SC, demasiado Independiente del Valle

Viernes 06 de Marzo del 2020

Jorge Barraza: Poco Barcelona SC, demasiado Independiente del Valle

Barcelona quedó a oscuras, lo cual es letal frente a un equipo ordenado, atrevido, lleno de fútbol, que desarrolla (...)

Barcelona quedó a oscuras, lo cual es letal frente a un equipo ordenado, atrevido, lleno de fútbol, que desarrolla (...)

Buenos Aires -

El fantasma del coronavirus empezó arruinándole la noche a Barcelona. Por el entusiasmo que había despertado el equipo amarillo en las tres fases anteriores –venía siendo sensación en la Copa Libertadores–, se esperaba una multitud en el inicio de los grupos. Primó el miedo al contagio y las tribunas quedaron despobladas. Una pena porque el equipo merecía un estadio lleno y la dirigencia una taquilla grande. Luego vino ese otro cuco, Independiente del Valle…

Pero antes tuvimos que elegir, ya que hubo trece partidos de Libertadores en solo dos días, siete de ellos el miércoles pasado. Una locura. Y querer ver todo es imposible. Además, nos internarían por una sobredosis de fútbol. Hasta los años 90 la Libertadores constaba de 21 equipos y 92 partidos, hoy son 47 clubes y 155 juegos (69 % más). Hay que optar. Y nos decantamos por el Grupo A: Barcelona-Independiente del Valle y Junior-Flamengo, pues iban a horarios distintos. Ningún otro prometía más.

Imaginábamos un partido vibrante. No fue tanto, tampoco defraudó. Le llevó medio tiempo a la dupla Pellerano-Mera, los dos cerebros de Independiente, procesar cómo era el partido, cómo jugarlo. Era a través de la posesión, con pelota segura, al pie, porque cada vez que la perdían salía Barcelona como cohete en la réplica, y así lastima con la inteligencia de Damián Díaz y el vértigo y la habilidad de Fidel Martínez. Progreso, Sporting Cristal y Cerro Porteño ya saben que no hay que ofrecerle espacios al cuadro amarillo.

Sintió la ausencia del uruguayo Jonathan Álvez, un hombre con menos técnica que Kitu y Fidel, pero óptimo complemento de ellos; por agresividad y empuje, el uruguayo exige a los zagueros, los desordena y genera huecos para el dúo.

Con el correr de los minutos, Barcelona, que no había arrancado mal, se fue apagando y empezaron a escasearle las ideas. Por el contrario, a independiente se le fue aclarando todo. Ya había tenido dos acciones netas para marcar: bombazo de Mera que tapó casi insólitamente Mendoza con su cara y remate en el travesaño del panameño Torres. En la segunda etapa coronó su superioridad, sobre todo su dominio mental del juego. Primero con un gol que parece sencillo, pase al claro y definición certera, pero fue más que eso: una habilitación de Mera que fue una piedra preciosa, pase bochinesco, messianico, y definición fabulosa de Torres por velocidad y técnica. Una décima de segundo más y lo tapaban el defensa o el zaguero.

Ahí se simplificó aún más para los de Sangolquí la partida de ajedrez que es tácticamente todo cotejo de fútbol. Barcelona quedó a oscuras, lo cual es letal frente a un equipo ordenado, atrevido, lleno de fútbol, que desarrolla sabiamente su libreto. Independiente manejó a placer el desarrollo, conducido por un Pellerano soberbio, especie de Sergio Busquets criollo que tiene el mapa de la cancha en la cabeza y el manejo de los ritmos. Barcelona alineó un doble cinco, Marques-Piñatares, sin embargo, entre ambos no hicieron la mitad de Pellerano, que no es apenas un volante de marca, sino un sabio manejador y distribuidor del juego: “Vení, tomá, subí, tocá, dejala, abrite...”. A los 38 años atraviesa un momento fantástico. Si Mera y Pellerano subieron al podio, el tercero es Ángelo Preciado, una locomotora por derecha, por ímpetu, carácter y condiciones técnicas. Indomable, claramente un jugador de selección. Todos los demás son eficaces lugartenientes. Luego devino el remache: gol del rosarino Christian Ortiz y penal-fusilamiento del mismo Pellerano (tres goles de extranjeros). Un 3-0 crítico para Barcelona, porque se trata de un grupo infernal, en el cual perder de local en el inicio será difícil de levantar.

Primó el miedo al coronavirus las tribunas quedaron despobladas. Una pena porque Barcelona merecía un Monumental lleno. Luego vino ese otro cuco, Independiente del Valle…

Independiente es un castigo. Divino, por cierto. Juega los torneos internacionales con una veteranía que asombra. Y con una confianza admirable. Por los técnicos hablan sus equipos, de modo tal vayan palmas para el español Miguel Ángel Ramírez también. Se lo promociona a Independiente como un club modelo en la formación de jugadores, aunque su secreto está en la captación. Muchos de los elementos que han brillado y brillan allí llegaron a los 17 o 18 años, en la antesala de primera, procedentes de otros clubes.

En todo caso tiene extraordinarios reclutadores, la gran verdad del fútbol (por cierto ha acertado mucho también en los fichajes de profesionales). Por supuesto, es un proyecto modélico, en el que se ofrecen las mejores instalaciones y profesores, sin embargo, la clave son los ojeadores, los que pasan el dato: “Hay un chico en Loja, en Manta, en Esmeraldas…”. Nadie fabrica futbolistas. El mérito de Independiente del Valle es identificarlos, incorporarlos y ofrecerles buenas condiciones de desarrollo. Aunque es tan viejo como el fútbol que se debe dar importancia a los juveniles, otros no lo hacen, Independiente sí.

En segundo turno, Flamengo, con varios ausentes ilustres de quienes lograron la Copa en 2019, venció al Junior en Barranquilla 2-1. Pocas veces un resultado es tan embustero. Debió ser bastante más amplio. Y el descuento de Junior, a cargo del interminable Teo Gutiérrez, llegó en el minuto 95. Fue maquillaje. El propio Julio Comesaña, técnico del Tiburón, fue muy hidalgo en la rueda de prensa posterior: “Flamengo es muy superior individual y colectivamente a nosotros”. Sin Bruno Henrique, su máxima estrella junto con Gabigol, sin el excelente zaguero Rodrigo Caio, sin el español Pablo Mari (transferido al Arsenal), sin Willian Arão, Flamengo dio un magisterio en Colombia, confirmando que el campeón está entero, con hambre para un segundo plato. En apenas una fecha es riesgoso aventurar cómo se definirá el grupo. Flamengo debería ser uno de los dos que pase a octavos de final. Al igual que Independiente, ya sumó de a tres fuera de casa. Si se hacen fuertes de local, será difícil voltearlos. Y si Junior y Barcelona empatan entre sí, se les simplificará más aún.

No obstante, Barcelona juega mejor de visita, encuentra más campo para su contrataque.

‘River despreció a la Libertadores y Liga de Quito le metió tres en su debut’, fue el titular de un portal deportivo. Completamente erróneo. River privilegió en todos estos años la competencia internacional. Por ello ha sido triple finalista en las últimas cinco ediciones, ganando dos. Por eso también fue campeón de la Sudamericana y la Recopa. Sucede que el calendario le planteó una disyuntiva cruel: el domingo se juega en la última fecha ante Atlético Tucumán el campeonato argentino, un título que le resulta esquivo y lo tiene al alcance de la mano.

Además, si no gana, se consagraría Boca. Era lógico que priorizara ese choque crucial y enfrentara a Liga con alternantes. Se sabía que podía perder, pero tiene otros cinco partidos para intentar recuperarse. Y más allá de los emergentes de River, Liga hizo su trabajo, picó en punta en un grupo que pinta durísimo. (O)

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