29/03/2024

El Piojo y El Turco, hijos de Sun Tzu

Jueves 26 de Diciembre del 2019

El Piojo y El Turco, hijos de Sun Tzu

“Si te dan un cadáver, no puedes resucitar su alma”, decía el general chino sobre batallas imposibles de ganar. Por distintas circunstancias, así se vieron emplazados Miguel Herrera y Antonio Mohamed con América y Monterrey.

“Si te dan un cadáver, no puedes resucitar su alma”, decía el general chino sobre batallas imposibles de ganar. Por distintas circunstancias, así se vieron emplazados Miguel Herrera y Antonio Mohamed con América y Monterrey.

LOS ÁNGELES -- “Si te dan un cadáver, no puedes resucitar su alma”. El general chino Sun Tzu meditaba así sobre batallas imposibles de ganar.

En distintos momentos y por distintas circunstancias, pero así se vieron emplazados Miguel Herrera y Antonio Mohamed con América y Monterrey. A los cadáveres debían ponerles alma.

Sin embargo, hoy ambos son antagonistas y antípodas en el ajedrez de La Final del Apertura 2019. A sus respectivos cadáveres, les devolvieron el alma.

Por todo eso, este dobleteo belicoso acapara la atención nacional. Hay promesa de drama, tragedia y júbilo, como tal vez sólo le compita aquella final en la que el América de Herrera sometió al Cruz Azul de Memo Vázquez.

¿Por qué cadáveres eventuales si son dos nóminas poderosas y llegan a éste su Apocalipsis marital a pesar de clasificarse entre los cuatro menesterosos a la Liguilla, uno sexto y otro octavo?

El Turco Mohamed tomó a Monterrey en la cloaca del desahucio, casi embalsamado, tras la pecaminosa administración de Diego Alonso. Con el lastre del escepticismo colgado del cogote, Rayados pisoteó los funestos vaticinios.

Fue así de simple para referirse, y de complejo como la cavilación de Sun Tzu. Mohamed le devolvió hálito, y el alma a los desarraigados jugadores de Rayados, que mientras más crecen, más se graban en la frente a sangre y fuego, el estigma de cínicos.

Aunque Sun Tzu los justifica: “Si las instrucciones no son claras y las órdenes no son confiables, la culpa es del general y no del ejército”. Y Alonso hablaba en el lenguaje del conflicto y de la incertidumbre.

Dorlan Pabón lo sintetizó. Con la llegada de El Turco, apareció alguien “que sabe de futbol y que le dio orden, idea y confianza al jugador”.

De hecho, el mismo Turco llegó como carcasa de su propio oficio. Fracasó en España y en Argentina. Monterrey le tiró un salvavidas y Mohamed se aferró a él. A su cadáver como técnico le volvió el alma.

El gesto reivindicador y la gesta vindicativa de técnico y jugadores, con la épica doliente pero orgullosa ante el Liverpool, presenta al Monterrey con todas las licencias para atreverse en La Final, bajo ese amparo suicida de “nada que perder y todo que ganar”.

¿Cuándo fue cadáver el América? En la sucesión de infortunios. Mateus Uribe, ya redimido, y Agustín Marchesín, en plenitud, se deslumbran con Europa, y la columna vertebral del equipo sufrió de escoliosis.

Fragilitos, Nico Castillo y Nico Benedetti han estado por debajo de las expectativas, cuando, claro, se encuentran sanos, lo cual ha ocurrido poco.

Guillermo Ochoa, Bruno Valdez y Emanuel Aguilera se fueron turnando para horrorizar con errores al equipo, y entregar goles y puntos, mientras que Paul Aguilar seguía cojeando entre el retiro y la terquedad de la supervivencia.

Richard Sánchez tardó en adaptarse, mientras Guido Rodríguez veía cómo no encontraba solidaridad ni respaldo en sus eventuales candidatos a socios en media cancha, a excepción de Sebastián Córdoba.

Momentos sobresalientes de Viñas, Martín, Ibargüen e Ibarra, lograron mantener a flote a un América que hasta su último juego pudo recuperarse de los soponcios, mareos y vahídos, por el riesgo latente de no clasificar.

Por eso, insisto, en distintos momentos y bajo distintas circunstancias, Herrera y Mohamed rezaban para que le volviera el alma al cuerpo a su equipo, en batallas casi improbables de ganar, como ésas que inquietaban al general chino.

Con todo ese protagonismo del milagro, el choque entre América y Monterrey carga además el tabú de que un sexto lugar jamás ha sido campeón, y de que Mohamed, las finales que ha jugado con Rayados, las ha perdido.

¿Necesita más motivos Usted para engancharse en esta final entre el #ÓdiameMás y el #NadaQuéPerder?

Sólo desearles lo mejor de siempre: que se hagan pedazos, que se aniquilen despiadadamente, con buen futbol, que lo tienen, y con goles, que potencialmente los tienen.

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