25/04/2024

Chivas y Tigres... entre el paredón y el podio

Viernes 03 de Enero del 2020

Chivas y Tigres... entre el paredón y el podio

Chiva será el equipo del morbo del 2020. Tras cinco torneos sin Liguilla, respirando menos agitado por el tema del descenso, la suma de jugadores aparentemente estelares lo lleva al primer plano de la expectación y de las expectativas.

Chiva será el equipo del morbo del 2020. Tras cinco torneos sin Liguilla, respirando menos agitado por el tema del descenso, la suma de jugadores aparentemente estelares lo lleva al primer plano de la expectación y de las expectativas.

LOS ÁNGELES -- Mientras el América aún no termina de embalsamar sus cadáveres, ni Monterrey de beberse el champaña de la gloria inevitablemente efímera, ya en otros frentes se relamen las heridas, algunas más profundas que otras, de cara al Clausura 2020.

Con los vestigios vacacionales a cuestas, en El Nido y el Barrial apenas comenzarán a tratar de recuperar ritmo y estado físico de competencia, mientras equipos como Tigres, León, Chivas y Cruz Azul, especialmente los dos últimos, exiliados de liguillas, tratan de robustecerse.

Rayados y Águilas tendrán que recurrir a la estrategia de emergencia: tratar de hacer pretemporada y rescatar la memoria colectiva de juego y de juego colectivo, a lo largo de las primeras semanas del Clausura 2020, con el riesgo inherente de sufrir tropiezos.

La cruda de fin de año, y del fracaso para América y de éxito para Monterrey los planta desamparados con respecto a los que desde la pocilga del arrepentimiento intentan dignificar su próxima comparecencia.

Chivas comenzó antes que todos. El Apertura 2019 entraba apenas a la reyerta de la Liguilla y empezaron a saltar los refuerzos, a concretar juegos de preparación, y a hacerse sentir la disciplina de Ricardo Peláez en esa sociedad aparentemente perfecta con Luis Fernando Tena.

Chivas, dicho está, será el equipo del morbo del 2020. Tras cinco torneos sin Liguilla, respirando menos agitado por el tema del descenso, la suma de jugadores aparentemente estelares para cubrir vacantes y especialmente para exacerbar una competencia encarnizada, lo lleva al primer plano de la expectación y de las expectativas.

Es, tal vez, con la mejor incorporación posible, la del mismo Peláez, y la elección minuciosa de los refuerzos, es el equipo más obligado al protagonismo del torneo. Lo tendrá sin duda. En la pasarela inclemente del morbo, habrá quien lo vitoree si se mantiene a la altura de las ilusiones, y habrá quien lo vitupere si se tambalea por debajo de las esperanzas puestas en él.

¿Y Tigres? Con esa cartera inagotable, ante esa cantera abandonada, los aburguesados de Ricardo Ferretti viven en la comodidad de ganar, a su estilo, bajo sus códigos, títulos domésticos para llenar las pueblerinas expectativas de sus directivos y de su afición. Con morder a los de casa, el perro de rancho se gana su hueso.

Para azuzar a Zuazua, sin embargo, la sacudida sufrida por la coronación de Rayados. Debe servir para provocar una sermoneada y una reprimenda absoluta a la comodina actitud de su cuerpo técnico y sus jugadores que hacen del desdén su compromiso competitivo, a pesar de ser el segundo plantel más caro de la Liga Mx.

León también está en deuda. Brindar partidos espectaculares, regodearse con el futbol agradable, apostar por alborotar a su tribuna, no alcanza cuando la vitrina se sigue empolvando sin que se agreguen trofeos tras el bicampeonato aquel de Gustavo Matosas, hoy desterrado del futbol mexicano por los señalamientos de cohecho en la contratación de futbolistas.

Pierde a J.J. Macías, y aún espera las limosnas que de contrataciones, desechos, y hasta hurto de jugadores, deba sufrir en esa relación insana de la Multipropiedad con el Pachuca. Jesús Martínez hijo espera ver qué y cuánto queda en la cartera de su padre.

Y mientras se debate en zafarranchos mediáticos, con disidentes ociosos y desesperados, y las intromisiones de familiares incómodos, Cruz Azul también asume su propia responsabilidad. Sus trofeos, tras 22 años de ayuno, ya tienen más la sospecha de ser mitos que ser leyendas.

Robert Dante Siboldi cerró el año en un ambiente convulsionado dentro y fuera de la cancha, y mientras trata de echar a andar una máquina desbielada, debe cargar con el desafío irresponsable e inmerecido, de que llegó por capricho a La Noria, a raíz de que Peláez perdió la batalla de querer llevar al Turco Mohamed, quien a la postre terminó campeón con Rayados.

No estarían solos. Guillermo Almada debe mejorar lo hecho con Santos, es decir, mantenerse consistente y hacerlo campeón. Y Morelia demostrar que lo conseguido por Pablo Guede pasa por sapiencia y no por el tema de supersticiones y magia blanca, y porque los futbolistas trataron de redimirse tras la salida del “Scanner” Torrente.

Necaxa se deshizo de jugadores clave; Querétaro es una multipropiedad disfrazada con Christian Bragarnik en la sombras, y el Toluca intenta que el Chepo de la Torre coloque de nuevo al Infierno en aparadores celestiales.

Pero, sin duda, desde la primera maroma de su majestad la gordita, desde el primer giro del balón, hay dos equipos que están expuestos dramáticamente al podio de la gloria o al paredón del fracaso, sin medias tintas ni grises exculpatorios.

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