24/04/2024

El silencio cómplice sobre el narco en el futbol mexicano

Miercoles 08 de Enero del 2020

El silencio cómplice sobre el narco en el futbol mexicano

Entre el peso del silencio y el peso del delito. El silencio no exonera, condena, porque es un hábito de complicidad, de ocultamiento.

Entre el peso del silencio y el peso del delito. El silencio no exonera, condena, porque es un hábito de complicidad, de ocultamiento.

LOS ÁNGELES -- Entre el peso del silencio y el peso del delito. El silencio no exonera, condena, porque es un hábito de complicidad, de ocultamiento.

Alberto de la Torre reconoce, ante Medio Tiempo, que la FMF, que entonces presidía, pagó 14 millones de dólares para recuperar de las manos del narcotráfico a los equipos Querétaro e Irapuato.

Tirso Martínez Sánchez, capo jalisciense, al servicio de los grandes zares de la droga en México, era propietario de cuatro equipos profesionales, incluyendo a Yucatán y La Piedad, además de Gallos Blancos y Freseros.

De la Torre subraya que al descubrir el origen de los dineros de los clubes, decidió negociar ante los representantes de Tirso para sanear al futbol mexicano.

¿Negociar con el narcotráfico, en un inevitable acto secundario de lavado de dinero, tipifica como delito? Por supuesto, porque, lo expone De la Torre, hay conocimiento de causa.

Claro, de ese movimiento necesario para higienizar desde fuera la industria del futbol mexicano, se enteraron los dueños de los otros 18 clubes mexicanos. De la Torre no obró por su cuenta, sino bajo consenso.

Y todo al amparo del silencio. Del ocultamiento. No hay inocencia, hay complicidad. Cierto, la FMF actuó así en beneficio de su producto, pero, acaso, esta medida, ¿no cae en ese terreno a veces ambiguo de hacer cosas malas que parecen buenas y hacer cosas buenas que parecen malas?

Es entendible el silencio, el sigilo, la incertidumbre incluso, de Manobeto de la Torre al arrebatarle una lavandería casi perfecta a un bastión del narcotráfico en México. Hay un acto de audacia, porque, elucubre conmigo, qué habría pasado si Tirso decide simplemente no vender, sino por el contrario, convertir en protagonistas a sus equipos.

No es la única historia, ni lo será, sobre la sospecha de capitales poderosos detrás de algunos clubes en el futbol mexicano, no sólo en el aparador máximo de la Primera División, sino en la Liga de Ascenso y en Segunda División.

Después de ese pasaje de De la Torre piloteando la compra de Querétaro e Irapuato, se insistió mucho en monitorear a los promotores de jugadores y entrenadores, a los dueños de equipos, y a los patrocinadores y anunciantes de los clubes.

Era, esa supervisión, parte de esa utopía populachera, farsante, mediática que pretendió orquestar Decio de María, y que al final terminó víctima de sus propios pecados: La Liga Premier de México.

¿Está al tanto Yon de Luisa de quién es el nuevo propietario de Querétaro? Sabrá el trasfondo de la alianza de Christian Bragarnik con el Grupo Caliente. Y conocerá la historia salpicada de investigaciones, sospechas y versiones que rodean al promotor en su misma natal Argentina.

Hay algo inobjetable e irrefutable: los dueños de equipos del futbol mexicano se conocen entre sí. Saben unos de otros de qué pie cojean.

Bueno, recuerde Usted aquella respuesta de Justino Compeán a Raza Deportiva de ESPN Deportes Radio: “Yo no meto las manos al fuego por ningún directivo del futbol mexicano, no las meto por nadie, excepto mi familia”.

Si el entonces presidente de la FMF hablaba así de la ya legendaria Yunta de Dueños (dixit Sven-Goran Eriksson), qué puede esperarse de tanto lobo con piel decrépita de oveja.

Por eso, insisto, los inocentes, cuando guardan silencio, se vuelven culpables, con agravantes de premeditación, alevosía y ventaja.

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