Es casi un tema cultural en el futbol de nuestra región: Cuando se gana, la virtud es de los futbolistas y del entrenador. Cuando se pierde, hay que culpar al árbitro y, últimamente, a la aparición del nuevo sistema tecnológico que ha llegado para traer una mayor justicia a las decisiones que se tomen en el campo de juego. El futbol es así y difícilmente cambiará. En la derrota, hay que buscar responsables. La figura del árbitro siempre estuvo ahí para culparle y, si era posible, mentarle la madre. Hoy, está el VAR, una herramienta que bien utilizada debe y va a ayudar, pero que mal utilizada va a generar otro pretexto para aquellos que se ven superados en la cancha.
CIUDAD DE MÉXICO -- Desde la 'cascara' en la calle, pasando por el polvo del llano y hasta los campos verdes del profesionalismo y del negocio, el futbol es lo mismo: cuando se gana, la virtud es de los jugadores y del entrenador. Cuando se pierde, la culpa del árbitro. ¿De quién más?
Y en estos 'nuevos tiempos' podemos agregar otro 'responsable': !La culpa es del VAR!
Es casi una connotación que va muy ligada a la cultura del juego. Y del “nos robaron” al “están matando al futbol” que escuché el martes por la noche de boca de Juan Reynoso, aquel estupendo defensa central peruano y hoy entrenador del Puebla en referencia a que el sistema de tecnología esta generado un daño irreversible -“la muerte”- en el juego.
Podríamos comparar la controversia directamente con el gran evento deportivo del pasado fin de semana: El Super Bowl . En el último cuarto del juego entre los Jefes de Kansas City y los 49´s de San Francisco, hubo una jugada que ameritó la presencia de la repetición instantánea. Se trataba de esclarecer si el receptor de los Chiefs, Damien Williams, mantuvo el pie derecho en el terreno de juego mientras pasaba el balón a la zona de anotación, TD que significó la voltereta de Kansas City. La decisión no era sencilla, pero se dio por buena la anotación. Nadie reclamó. Sigo esperando que algún miembro de los 49‘s se haya quejado por ello o que haya objetado que perdieron debido a una mala interpretación de la jugada.
El VAR ha llegado para cambiar al futbol para siempre y el problema no son las cámaras de televisión, su colocación, la nitidez o brillantez de la imagen. Lo que realmente genera controversia es la interpretación que se hace de esas jugadas a través de la pantalla. Y el futbol siempre será un deporte de interpretación. Lo que para mi es falta, para usted no lo es. Lo que para usted en la mano deliberada, para mi no tiene esa connotación. Esa es casi una esencia del juego y siempre será parte de él. Nadie, ni el VAR, ni ninguna tecnología a la mano del hombre, pretende arrebatarle al espectáculo esa posibilidad de interpretar de manera distinta.
Existe la percepción de que solo los futbolistas y los entrenadores se quejan del VAR. Para el aficionado, más allá de los 'puristas' del juego que se quejan del tiempo que se toma para determinar una jugada, está la esencia de alcanzar justicia. El martes, en Puebla, en el mismo juego al que hace referencia Reynoso, el VAR fue capaz de anular un cabezazo que el árbitro asistente había dado con gol cuando la repetición -sin ser concluyente- no enseña una toma clara de que el balón haya rebasado en su totalidad la línea de gol. En otros tiempos, ese gol hubiese sido válido y habría tenido, quizá, la clasificación de un 'gol fantasma' como han existido otros muchos en la historia del futbol.
El VAR no solo ha llegado para quedarse, también ha alimentado con emoción y morbo alrededor de la transmisión del partido. Puedo imaginarme o ver a los aficionados ante el televisor discutiendo y futureando sobre que decisión se va a tomar. También, los veo, lamentándose o quejándose de una determinación que afecte a su equipo favorito. Esto es futbol y los fierros no lo cambiarán nunca. El futbol se juega con las piernas, se piensa con la cabeza y se gana con el corazón y el espíritu.
Lo que está claro es que además de una gran herramienta para buscar la justicia, el VAR les ha dado a los actores del futbol una nueva ”arma” para quejarse. Y es casi una esencia cultural. Si gano, hubo justicia. Si pierdo, me robó el árbitro... o el VAR o aquellos que interpretaron la tecnología. Sigo esperando ansiosamente a un entrenador o un futbolista que aparezca ante las cámaras y diga puntualmente: “Agradezco al árbitro y/o al VAR por hacerme ganar el partido”. Puedo esperar sentado.