Cruz Azul juega como la actual selección uruguaya, misma que comanda Óscar Washington Tabárez, ya que rompe esquemas y es eficaz a la hora de contragolpear afirmó Gastón Siboldi, uno de los dos hijos mayores del estratega de los cementeros y de los que poco se sabía.
De hecho, localizado en Monterrey, donde reside con la familia que ha formado, Gastón, quien también jugó como arquero, se adelantó a señalar que se considera ‘perfil bajo’ y si pasa desapercibido en México, mejor. Es por eso que no se sabía mucho de su existencia, ni de la de su hermano.
“Mi papá es una persona que le da mucha confianza a los jugadores; como dicen, es de la vieja escuela; respeta jerarquías, jugadores que tienen presencia, y respalda mucho al jugador que a él lo respalda dentro de la cancha”.
“Para mí eso está bien, siempre y cuando sea todo profesional. Yo veo que a él le gusta mucho trabajar, disfruta, mucho lo que hace y ha aprendido de lo que pasó en Santos, donde empezó de interino y después se quedó (y luego fue campeón). Algunos de los jugadores que él tenía, como el ‘Cabecita’, como Alcoba, tenían esa rebeldía de querer demostrar que son muy buenos jugadores, sólo que estaban pasando por una mala racha”.
“Él trabaja mucho el factor humano, transmite lo que es. Yo creo que el jugador se siente muy identificado con él y sí se ve el cambio en Cruz Azul, se ve que están entendiendo la idea”, añadió.
“Yo veo jugar a Cruz Azul y es como si viera jugar a la selección sruguaya. No sé si le están inyectando ese toque uruguayo. No me refiero a la selección charrúa de su época, sino a la actual selección del maestro Tabárez. Juegan más o menos con esa idea: a romper esquemas, a no tener tanto el balón; a contragolpear; a ser eficaces a la hora de entrar al área. Creo que él está transmitiendo eso”.
“La selección uruguaya juega así, en la última línea, tratando de tener la pelota, pero con la cabeza pensando en que te recupero y te hago daño. Así juega mucho el jugador uruguayo, le gusta jugar al límite. Yo soy muy amigo de Martin Cauteruccio, por desgracia no pudo consagrarse en Cruz Azul; me hubiese gustado porque es una excelente persona y un excelente jugador. En la época que jugué en el Nacional, los dos delanteros eran Cauteruccio y Luis Suárez; el otro delantero era Bruno Fornaroli”.
UN TROTAMUNCOS QUE HA HECHO RAÍCES EN MÉXICO
--Cuéntanos de ti…
“Nunca jugué en México, sólo llegué a entrenar con Tigres y Rayados. Jugué en Uruguay, Guatemala y Estados Unidos. Fui profesor en Monterrey y ahora me dedico a promover jugadores”.
“Agarré la portería porque un día me vieron entrenando y me fui al arco, y de ahí empecé a hacer mi formación en Nacional de Montevideo, hasta llegar al primer equipo. Obviamente, es por estar todo el tiempo viendo a mi padre, o a los porteros; les aprendí mucho”. “Tengo 32 años; nací en Uruguay, pero me vine acá de chiquito, cuando mi papá vino al Atlas con Luis Garisto. Viví con él en Guadalajara, Puebla y la Ciudad de México, cuando jugó en Cruz Azul, y después en Monterrey. Viví más la experiencia con él en Tigres, hasta el 2000, que se separó de mi madre y nos regresamos; allá empecé mi carrera como jugador”.
“Yo trato de mantenerme un poco al margen. Soy una persona que me gusta mucho el perfil bajo y no andar figurando. No me gusta mucho meterme en su carrera, ni molestarlo (a su padre)”.
“SOY MUCHO MÁS VAGO”
--¿Te pareces a Robert bajo los tres arcos?
“Me tocó jugar con excompañeros de él, que estaban por retirarse y me decían que sí tenía un parecido. Obviamente, la conducta de mi padre era mucho más profesional. A él le gustaba entrenar y todo; yo soy mucho más vago. Estéticamente, cuando me veían entrenar de lejos, sí decían que había bastante parecido, aunque él es más alto que yo. Yo mido 1.83 y él mide 1.93”.
“Me tocó entrenar con el ‘Loco’ Abreu en Nacional y me decía: ‘Verte atajar así de lejos, se me hacía mucho el parecido con tu padre’. Eber Moas, también fue compañero de mi padre, y también jugué con él”.
“Capaz que la diferencia que teníamos era la técnica con el pie: mi papá no era muy técnico con los pies, porque en su época los porteros no los usaban tanto, cosa que hoy en día sí. Yo siempre tuve las ganas de ser jugador de cancha, siempre tenía esa chispa de salir del arco, arriesgar, lo que él no hacía”.
Expresó que Luis Garisto los dirigió a los dos y que, “Ernesto Luzardo fue uno de los primeros que me dijo que yo debía tener más profesionalismo, como mi padre, a la hora de entrenar”.
“Yo soy hijo del primer matrimonio de mi padre. Tengo también a mi hermano Marcelo, que vive en Uruguay. Mi padre es una persona seria, yo siempre lo veía muy dedicado a su profesión. Se cuidaba mucho, era un tipo de familia, buena gente con todos. Es un poco reservado a la hora de comunicarse con gente que no conoce, pero es por timidez también”.
Admitió Gastón que últimamente ha estado un poco distanciado de Robert Dante Siboldi, “porque viví mucho tiempo en Uruguay, mientras él estaba acá. Cuando él empezó a entrenar porteros en Cruz Azul, vine con él de vacaciones; luego tuvimos algunas diferencias y se alejó un poco el tema… trato de no meterme mucho en el tema de su trabajo, porque cuando yo jugaba él no se metió mucho en mi carrera”.
“Mi padre está encantado de vivir en México, conoce mucho este futbol. En Santos dirigió a jugadores como el ‘Cabecita’, que tenían hambre de revancha y él contagia eso, que quieran mucha revancha sus jugadores. En sus anteriores equipos, él se estaba preparando para vivir lo que hoy le está tocando vivir con Cruz Azul”.