En el Clausura 2018, Rodrigo Ares de Parga, entonces presidente del patronato de los Pumas, dio un recorrido en las instalaciones de Cantera y Cantera 2 junto a los medios de comunicación. Dichas instalaciones fueron los grandes proyectos de su administración en el entonces cuadro del Pedregal.
Mientras presentó la casa club del primer equipo, totalmente renovada y con equipamiento de primer nivel, desde los aparatos de gimnasio, los jacuzzis de agua fría y caliente, así como las camillas para los masajes, una bolsa de golf, gastada y con los bastones un poco sucios, resaltó en una esquina de la oficina de David Patiño, entonces técnico del club.
“Son de Nico”, señaló un trabajador del equipo. Y es que el chileno, ahora jugador del América, es gran aficionado a este deporte. Además, se encargó de ser el maestro de sus compañeros.
Cada día, después del entrenamiento, Nicolás Castillo se ponía a tirar bolas desde un banderín de tiro de esquina. Los más de 100 metros que tenía enfrente y sin obstáculos le permitían ver el vuelo de la bola. David Cabrera y Matías Alustiza se le unieron con el tiempo.
“Nico es el que me enseñaba”, contó Cabrera al término de una práctica apenas este 2020. En tanto, Alustiza, cuando salió de Pumas, se adentró al deporte gracias a la influencia de Castillo.
Durante dicho semestre, los tres se ponían a practicar su swing dentro de la Cantera auriazul. Bajo la mirada de Nico, Cabrera y Alustiza se esmeraban por mejorar su postura y poder lograr un mejor impacto. Su amistad era grande y, además del golf, los unió más fuera de la cancha gracias a aquellas tardes en las que Cantera se convirtió en un campo de golf.