Los entrenadores no son capaces de entender cuando sus posibilidades se agotan. Ellos son los últimos en “tirar la toalla” o decir “basta”, y a ello se la da un tratamiento casi épico y grandioso. Pero siguen en la “arena movediza”, se siguen hundiendo y, de paso, se llevan al club, sus ilusiones y su prestigio de por medio. El América y el Monterrey, clubes a los que no les falta absolutamente nada, atraviesan por una profunda crisis futbolística, y si Solari y Aguirre no lo alcanzan a comprender, ya habrá alguien que lo entienda por ellos y tome decisiones definitivas.
SAN DIEGO, California.- Algunos entrenadores le temen al término “ultimátum”, pero cuando aceptas el reto de dirigir a equipos a los que no les falta nada y donde existe una jerarquía y obligación histórica, debes estar listo para todo. Javier Aguirre y Santiago Solari han puesto sus “barbas a remojar…”.
Cuatro fechas después, ha sucedido lo “normal” y hasta lo “tradicional” en el futbol mexicano. Tres equipos del fondo de la tabla han cambiado de entrenadores, pero el problema es que esa “desesperación” no solo se impone en los clubes más “desprotegidos”. Ahora amenaza con “golpear” los más ricos y poderosos. América y Monterrey arrastran una crisis desde el final de la temporada anterior.
El América no ha ganado un partido desde octubre del año pasado. ¿Supongo que Solari sabe lo que eso significa en un club de este abolengo? Y el Monterrey ha hecho un “papelón” mundial tras perder en los cuartos de final del Mundial de Clubes ante un equipo egipcio que tenía 13 bajas por diversos motivos. ¿Presumo que Javier Aguirre entiende que dirige a la plantilla más cara en la historia del futbol mexicano?
Y el “termómetro” para medir a estos entrenadores parece muy claro y sencillo: ¿Cuánto tienes? ¿Cuánto te exijo? Y no se trata de la necesidad de dudar de la noche a la mañana de la capacidad de estos personajes. Aguirre es, en mi opinión, el mejor entrenador mexicano de la historia, un hombre que se atrevió a dejar su zona de confort y dirigir en los niveles más altos del juego. Y Solari cuenta en su hoja curricular con el irrefutable hecho de haberse sentado en la banca de un club de las dimensiones mundiales y legendarias del Real Madrid, pero hay momentos donde las cosas no se dan, y admitirlo es más complicado que hundirse y seguirse hundiendo. Hay un tema de orgullo inmiscuido y la esperanza de “salir del hoyo” y lograr la grandeza anhelada. Juegan a ser héroes, con la capa deshilachada y la espada sin filo…
El América y el americanismo nunca han estado satisfechos con Santiago Solari, ni cuando era un equipo efectivo (récord de puntos en la suma de dos temporadas), ni hoy que suma ocho juegos sin triunfo. Y el Rayados de Javier Aguirre jamás ha llegado a la dimensión para la que está confeccionado este equipo. La realidad es que el Monterrey del ‘Vasco’ no juega a nada.
Los entrenadores no saben “tirar la toalla”, no entienden el decir “basta” y me hago a un lado para que este club, finalmente, se coloque en el sitio que merecen sus aficionados y su historia. Los entrenadores “mueren” con la suya, pero el problema es que también terminan llevándose al equipo con ellos. Los entrenadores nunca se rinden, los que se rinden son las ilusiones de su club. Así que, si ellos no perciben que el final ha llegado, alguien se los hará ver de una forma cruel y cruda, alejada del respeto y el valor que poseen sus trayectorias. Aguirre y Solari ponen sus “barbas a remojar…”.
@Faitelson_ESPN