19/04/2024

'Un punto para la punta', por Renzo Morales

Lunes 21 de Octubre del 2019

'Un punto para la punta', por Renzo Morales

Universitario no gana ni la mete hace tres fechas, pero ayer se hizo líder absoluto en el Mansiche y amplía a siete fechas su invicto en el arco de carvallo

Universitario no gana ni la mete hace tres fechas, pero ayer se hizo líder absoluto en el Mansiche y amplía a siete fechas su invicto en el arco de carvallo

Es un grito que está encarcelado, amarrado a cadenas y atrapado entre la jaula de esos dientes afilados de la hinchada. Es un aplauso mudo y un abrazo postergado. Una sonrisa latente, a la espera, ahogada. Es una celebración que quiere y no se da, que se asoma y se va, y deja al pueblo crema así, con un sentimiento incierto, incómodo e indescriptible. Los positivos se aferran a la punta, al invicto, pero los críticos ven tres partidos que no se gana y tres partidos que no se anota. Y tres partidos que esa ira no se libera, no se exclama.

Y tal vez sí, tendrían que motivarse, Universitario de Deportes es líder, continúa en el primer lugar, con un punto de diferencia, en solitario, peleando contra su propia suerte y dependiendo de ella misma. Pero la alegría no es completa. No lo ha sido en todo octubre, no visita el campo desde el clásico en el Monumental. Hay una carencia. Algo falta, esa felicidad desbordante no quiere llegar, se les escapa de los dedos helados.

Duele. Duele mucho no poder gritarla. Porque en ese fugaz segundo el mundo se detiene y las miradas se concentran en un solo hombre, y los corazones se unen, y nadie se queda en silencio. Y con César Vallejo fue uno de los partidos donde más dolió no quedar afónico, ya que sacar tres puntos de ventaja en el primer lugar estaba ahí, al alcance, en la puerta del horno, a la vuelta de la esquina. Pero el gol no se daba. Es más, en el primer tiempo estuvo distante, demasiado lejos para ambos clubes.

A Alejandro Hohberg, desde hace mucho, da ganas de duplicarlo, de clonar un poco de él en cada jugador. Darles su cuota de esas ganas de buscar, de intentar e ir siempre para adelante; regalarles una pizca de esa exigencia que él mismo se impone. Es que son en partidos como este donde más se extraña a Denis, nuestro último ‘9’ que nos dejó el vacío más sensible en ataque. Porque la verdad que sí, podemos celebrar que es un encuentro más sin recibir goles y que José Carvallo suma ya 631 minutos sin ver pasar el balón a su arco. Pero de qué club grande estaríamos hablando si comenzamos a gritar los goles no recibidos en vez de los goles anotados. Eso no sería un grito, sería cualquier cosa pero no un grito.

Emociones en vano

La obligación de ganar le devolvió la adrenalina al fútbol. Hizo del partido un ida y vuelta generoso e interesante. Y ese grito se quiso hacer presente desde que inició, con un cabezazo de Pedro Requena que fue al palo y detuvo los latidos de cada hincha de Universitario, que volvió a sufrir cuando Silva quedó solo frente a Carvallo y la mandó alta. Pero, la ‘U’ despertó, empujado por la esperanza de ser campeones, y se fue al ataque. Hohberg quiso meterla de lujo y pasó rosando. De la Cruz quedó solo y el golero ‘poeta’ la sacó. Y Osorio tuvo la más clara, pero la mandó fuera. Nadie pudo gritar.

En los minutos finales, nadie alistó su garganta. Hubo alerta y expectativa, porque a las finales, la esperanza no nos pertenece. La esperanza es la vida misma -y el fútbol mismo- defendiéndose. Por eso alzamos el rostro cuando Hohberg pateó ese tiro libre en los minutos finales y renegamos que el árbitro acabe el partido faltando aún 20 segundos. Porque así sepamos que el gol no iba a llegar, la fe nunca se pierde. Es como un inciso en ese contrato que se firma para convertirse en hincha: nunca deben dejar de creer.

Universitario empató y duele mucho no gritar un gol, no se puede negar. Pero sigue líder y la punta continúa siendo merengue. Continúa invicto, no pierde hace mucho y no le hacen goles así nomás, algo que da ilusiones si se considera que enfrentaría a dos de los equipos con más tantos en instancias finales (Cristal y Binacional). Ahora le toca tres partidos consecutivos en Lima y ese grito de gol debe llegar.

Pero, les digo algo. Un hincha de verdad siempre grita, de alegría, de felicidad, de tristeza, o lo hace simplemente para hacerle sentir al jugador que ahí está. Y si no lo hace por un gol, debe hacerlo para alentar. Porque hasta en las líneas más críticas, hay un “¡Y dale ‘U’!” presente (busquen el acróstico).

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