El fútbol no solo tiene historias de éxitos y gloria, sino también de derrotas y duros momentos que pasan los diversos personajes de este deporte. Uno de ellos es Thierry Henry, el recordado futbolista con paso en diversos clubes y que fue campeón del mundo con su selección, pero que hace poco brindó una dura confesión que lo humaniza ante el mundo. El popular 'Titi' reveló que sufrió depresión por mucho tiempo y quiso complacer a los demás.
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En una entrevista para The Diary of a CEO, Thierry Henry relató dos duros testimonios que vivió en el camino para convertirse en futbolista profesional, incluso mencionó que la imagen de su padre lo marcó a tal punto que se exigió de más para satisfacer al resto. "Mentí durante mucho tiempo porque la sociedad no estaba preparada para escucharme. A lo largo de mi carrera, pasé por períodos de depresión. Soy la persona que soy por esos momentos. De joven, no recibí mucho amor y cariño. Tenía que ser fuerte y duro. No sabía cómo hablar los problemas ni pedir ayuda".
A este crudo argumento, 'Titi' Henry siguió contando: "La primera vez que mi padre me abrazó, dijo: 'Este bebé será un gran jugador de fútbol'. A partir de ahí, fui programado para el éxito. Mi padre tomó el control total de mi cuerpo. Nunca fui feliz cuando hacía goles. Siempre buscaba complacer a mis compañeros, a los fans y a todos porque crecí queriendo complacerlo a él".
No obstante, este mal también acompañó a Henry hasta la adultez porque vivió un martirio durante el encierro global que obligó el Covid-19: "En la pandemia, no pude ver a mis hijos durante un año. Fue duro. Me tuvo que pasar algo así para entender mi vulnerabilidad. Lloraba casi todos los días sin motivos. Se me salían las lágrimas. Era el joven Thierry el que lloraba por todo lo que no consiguió".
Ni los goles ni el dinero y mucho menos la fama son señales de vivir una vida sana, al menos eso relata el gran Thierry Henry a sus 46 años. El francés, muy caracterizado por su gran técnica, lo llevó a ser considerado uno de los mejores futbolistas del mundo sin saber los pensamientos que rondaban por su cabeza. La lección más grande del francés es acudir a una ayuda profesional para aliviar estos casos.