El editor demanda, y para el que escribe es un alivio. Tener que escribir algo y no saber de qué es un pantano del que no se suele salir indemne. El pedido especial -y aliviador- suele sonar así: “Che, ¿por qué no te escribís algo sobre “tal o cuál”?”. Pero esta vez el “tal o cuál” no ayudó. El “tal o cuál” era Francesco Totti.
Me puse a repasar sus goles, pícaros la mayoría. También sus jodas, inocentes y efectivas. Entre estas búsquedas di con que Totti tiene dos libros de chistes sobre él. Que admirable, también sabe reírse de si mismo. Pero no voy a escribir sobre eso. ¿Qué se puede decir que no se haya dicho de Totti?
Sigo con el hermoso género audiovisual, ese de ver goles en youtube. Entre un gol y otro me cruzo con un vídeo que no muestra ninguna de esas impecables manufacturas por el ‘10’. “Una tifosa si commuove davanti a Francesco Totti”, anuncia la página. El video -que se puede ver más abajo- no está en primera persona. El video es casero, tomado por algún tercero que muestra cómo se transforma la vida de una hincha de la Roma a medida que se acerca a Totti.
El video tiene nueve meses, podríamos especular con que se dio durante la pretemporada del club, época en la cual los jugadores europeos suelen tener más cercanía con sus hinchas. Una larga cola de personas espera saludar a Totti, pedirle alguna firma y tomarse una foto. Esta chica hace tres pasos a pura sonrisa hasta ponerse pegada a Totti. Apenas si cruzan palabras. Llora con alegría. No lo puede creer. Su mirada, el llanto y sus ojos expresan la injusticia de saber que Totti es mortal.
Esta semana, ese llanto, esa mirada y esos ojos se repitieron por todo Roma cuando se supo lo que ya todos sabían pero que nadie se preocupo en asumir y enfrentar con antelación. Totti se retiró.
Vistió la camiseta durante 24 años, en los que resistió de todo. De joven quisieron cederlo a otros clubes para que haga experiencia y el siempre se negó. Una de las tantas fue auspiciadas por un recientemente campeón de la Libertadores, Carlos Bianchi. Pero no, nunca se fue.
Mas tarde llegó el Madrid de los galácticos. Florentino Pérez entendía que tras Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham lo mejor que podía traer era al crack de la Roma. Las negociaciones avanzaron pero cuando el avión carreteaba Totti se bajó. “Pude haber ganado todo con el Madrid, pero hubiese sido infiel y la fidelidad es una victoria para mi”, confesó años después.
El escritor español Enric González, que vivió en Roma para ver a Totti, una vez lo ilustró en sus líneas y a muchos –como yo- no nos quedó otra que citarlo. Dijo algo así: si Totti se hubiese cruzado con Einstein poca cosa para hablar hubiesen tenido, pero que el grado de inconsciencia y locura con la que jugaba a la pelota destinaban a este idiota a ser un gran genio.
Totti era un idiota. Al menos esa era la versión que rebotaba en gran parte del mundo cuando dejó plantado al Real Madrid. Sin embargo, lo explica muy bien él: no habrá ganado todo lo que el Madrid le ofrecía pero sí era feliz. Su tónica era esa hacer lo que el sentía, sin pensarlo mucho. Cómo cuando clasificó a Italia a la final de Euro 2000.
El partido fue contra Holanda en Holanda. Se definió por penales. Del otro lado el larguísimo van Der Saar. Antes de que comenzara la definición Totti, abrazado a su coterráneo Di Biagio, le comento a este: “Mo je faccio er cucchiaio”, una frase dicha en un perfecto italiano-romanesco-cerrado que su capitán, Maldini, milanés -del norte-, nunca podría descifrar. Italia no salía campeón hacía ya 18 años y Totti, sin pensarlo mucho, sentía que lo mejor para ese momento era patear el penal de cuchara.
Fue gol, porque Totti cada vez que tuvo una corazonada y la ejecuto con fidelidad terminó bien. Como estas 24 temporadas en la Roma.