En cuenta de 1-0, José Augusto Figueroa prendió el segundo pitcheo de Francisco Moreno para mandar la pelota al jardín central, con lo que se estacionó en la inicial. ¿Qué tuvo de peculiar ese batazo? Para el joven escarlata era llegar a la novena entrada con una jornada perfecta al bat, para sus coaches, compañeros y para la LMB, fue el hit con el que empató una marca de Liga Mexicana.
"Fue algo muy raro porque no tenía conocimiento de que esa era la marca, según yo el récord era de más hits, siete u ocho, pero no era de seis", explicó el toletero que porta el número 46 en su franela. "Cuando llego a la primera base volteo a ver al dugout y vi a Miguel (Ojeda), a (Sergio) Gastelum, al Toro (José Macías) alzando las manos y pidiendo la pelota y me sorprendió. Se me acerca Daniel (Fernández, coach de primera) y me pregunta '¿qué paso?', y le dije, que era mi sexto hit y se sorprendió y entonces me felicitó Saúl Soto (primera base de Rieleros). No sabía qué había pasado y fue hasta que hablé con mi esposa que realmente supe todo lo que sucedió, ella estaba más emocionada que yo".
Así es como Figueroa hizo historia el domingo en el Estadio Romo Chávez de Aguascalientes, cuando se convirtió en el pelotero número 44 en la historia de la LMB que termina un juego bateando de 6-6, siendo el quinto pelotero de Diablos Rojos que completa la hazaña.
El joven de 24 años asegura que era un día normal en todos los sentidos, que no sintió nada especial antes y que incluso, en su mente pasó ir por otra marca: el ciclo, ya que comenzó con sencillo, luego llegó el doblete y después el triple.
"El primer turno fue contra un pitcher que tiene buena velocidad (Ernesto Zaragoza) y lo que pensaba era simplemente no hacer de más, buscando un buen pitcheo para hacerle contacto para donde saliera y así me fue en cada uno de los turnos. Después del triple me di la oportunidad de buscar en un pitcheo el jonrón, pero no se me dio y cambié mi parado para buscar otro imparable. Viví ese día un turno a la vez porque no sabía lo que estaba pasando y creo que eso me ayudó a no enfrentar con nervios esos últimos turnos", continuó.
En ese cuarto turno al bat y en los siguientes dos, cayeron sencillos, con lo que completó el hito que, curiosamente, este año se dio con Alan Sánchez, de los Guerreros de Oaxaca.
"No me cayó el veinte sino hasta después, cuando lo compartí con mi esposa y cuando supe en realidad lo que había pasado. Sigo sin creerme esa hazaña que logré. Estaba concentrado en buscar el ciclo pero se me dio una cosa más grande. Es un gran paso en mi carrera", ahondó.
Figueroa está jugando su tercera campaña en la Liga Mexicana y la mayor cantidad de hits que había acumulado en un duelo había sido tres, algo que consiguió seis veces en 2016 y tres esta temporada.
El bateador zurdo está aprovechando la oportunidad de jugar que le está dando el staff de coacheo, ya que ha visto acción en 34 de los 40 juegos que tienen los Diablos esta campaña. Esa confianza y la oportunidad de estar en el terreno de juego constantemente dan resultados como el que acaba de disfrutar.
"Ahí se ve reflejado el trabajo de mucho tiempo, de pararse temprano, del gimnasio, de los entrenamientos, de comer bien, todo el sacrificio que se hace para estar en este punto. Que sea mi tercera temporada con Diablos y haber logrado esto me hace querer más, no conformarme con lo que acaba de pasar sino ir por más. Me siento muy bien a estas alturas, la temporada es larga pero esperamos seguir así o mejor", sentenció.
Hazañas como la de Figueroa y Sánchez muestran lo caprichoso pero mágico que es el beisbol, ya que tuvieron que pasar tres años para que alguien volviera a batear de 6-6, y han sido dos los que lo han logrado. Además, éste logro se vuelve más especial, ya que Héctor Roa había sido el último pelotero de Diablos Rojos que lo había conseguido y fue en la temporada 1998.