En Roland Garros los visitantes tendrán en el futuro la oportunidad de hacerse fotos ante una estatua de Rafael Nadal: el rey del torneo, que sigue agrandando su leyenda en París, logró ya elevar a diez su récord de títulos en la capital francesa.
"Volver a la final y ganar el décimo título aquí es increíble. Estoy muy emocionado", dijo en francés al público de la pista central tras vencer en la final al suizo Stan Wawrinka y antes de ser aclamado por el gesto.
"El sentimiento que tengo es indescriptible. La adrenalina que siento jugando aquí es imposible de comparar con otro lugar. Es el torneo más importante de mi carrera", afirmó.
Nadal debe gran parte de su carrera a su tío Toni, una figura imprescindible en su vida y el hombre que le ha guiado hasta la élite como entrenador. A él le agradeció también, e inlcuso, la organización le entregó una réplica de la 'Copa de los Mosqueteros' este domingo, como reconocimiento.
Nadal tuvo en 2004 su eclosión definitiva, ganando por primera vez a Roger Federer (en Miami, cuando era 32º del mundo y el suizo 1º). En la Copa Davis se coronó ese año con el equipo español, empezando a ganarse ya los favores del público.
El título de Roland Garros en 2005, superando en la final al argentino Mariano Puerta, supuso su entrada definitiva entre los grandes. Y el inicio de su cuento de hadas en París.
AFP