En una semana dos partidos de Copa Chile se suspendieron por graves incidentes en las tribunas. Ambos son el fiel reflejo de clima de violencia que está instalado en el fútbol chileno. El respiro por Copa América no sirvió para calmar una ola de escándalos que ha ido en aumento y que es un problema fuera de control. Por ahora, todos prefieren lavarse la manos.
Lo sucedido en Sausalito y este jueves en el Fiscal de Talca están lejos de ser hechos aislados. Durante todo el 2015, los problemas en los recintos se han sucedido, teniendo como protagonistas especialmente a las barras de Universidad de Chile y Colo Colo.
El 10 de enero por ejemplo, un duelo entre azules y O'Higgins tuvo que ser detenido luego de que hinchas burlaran la seguridad y llegaran hasta la pista de rekortán del Estadio Nacional. Ese sería sólo el comienzo. En Copa Libertadores el equipo universitario también sufrió con los desmanes e incluso tuvo que pagar multas luego de las bengalas que aparecieron ante Emelec.
Paralelamente la escena también se repetía seguido en el Monumental. El 18 de enero la barra de Colo Colo generó graves incidentes en el duelo ante Huachipato que amenazaron con suspender el partido. Lo mismo debió haber pasado el 18 de abril cuando forofos albos rompieron la reja y entraron a la cancha tras la derrota ante Universidad Católica.
La Copa Chile
En esce clima, la Copa Chile se ha convertido en el escenario de los problemas más graves. Días antes de lo ocurrido en Talca, en Sausalito hinchas de Santiago Wanderers y Everton se enfrentaron en plena cancha provocando la suspensión del encuentro, dejando sólo tres detenidos como saldo y el estadio como único damnificado.
A cientos de kilómetros, los hinchas de Coquimbo Unido también destruyeron parte de las tribunas del nuevo estadio La Portada, otro de los recintos que presentó su nueva cara durante la pasada Copa América, durante el clásico ante La Serena.
Ahora lo ocurrido en Talca sólo hace subir la apuesta para lo que viene. Las escenas son claras, evidentes, tanto como el mensaje que trasluce: no se puede seguir así. Tocamos fondo.