Greg van Avermaet, de 30 años, un clásico en las clásicas, venció en el repecho que conducía a la meta de Rodez, final de la 13ª etapa del Tour de Francia 2015. El belga del BMC se impuso a Peter Sagan, que sigue obsesivamente abonado a la segunda posición. El caso del eslovaco es digno de estudio, porque en el actual certamen ya suma cuatro segundos puestos (más dos terceros y un cuarto), que ascienden a nueve desde que levantó por última vez los brazos en la Grande Boucle en 2013. Chris Froome, muy atento, entró sexto y sigue líder sin sobresaltos. Alberto Contador y Alejandro Valverde se clasificaron octavo y noveno. La general no experimentó cambios de relieve.
Después de las tres etapas de los Pirineos, el Tour tomó dirección al Macizo Central. El protagonismo de una escapada larga estaba cantado, sólo hacía falta saber si algún equipo de velocistas se animaba a asumir el control. El guión se cumplió y en los primeros kilómetros se formó un sexteto con Alexandre Geniez, muy motivado porque llegaba a casa; Thomas De Gendt, Cyril Gautier, Wilco Kelderman, Nathan Haas y el hiperactivo Pierre-Luc Périchon, un aventurero habitual. Apenas alcanzaron los cuatros minutos de ventaja, a 90 kilómetros de la meta. No era mucho margen, pero los últimos 70 se presentaban muy quebrados, con tres cotas puntuables y otras cuestas de aliño. No era un buen terreno para la caza. Y ahí mantuvieron el tipo.
A 60 kilómetros de Rodez, el Tinkoff-Saxo cogió las riendas del pelotón para acercar a Sagan a su anhelada victoria. El eslovaco se ha especializado en chutar a los postes. El gol es cosa de otros. A la par, el viento creaba cortes en el grupo. El ganador del año pasado, Vincenzo Nibali, sufría un pinchazo. Sin consecuencias. Y el ciclista que le secundó entonces en la clasificación, el veterano Jean Christophe Péraud, tenía una caída que le descolgaba del gran grupo: magullado y triste. El Tour de 2014 es un bello recuerdo para ambos. También para el desmoralizado Thibout Pinot, que completó aquel podio.
Los escapados se entendieron en paz hasta los últimos 25 kilómetros. Ahí, Haas lanzó la primera embestida, que no le llevó muy lejos. A falta de 13, turno para Kelderman y Gautier, a los que se unió De Gendt poco después. Aún mantenían un minuto de ventaja sobre el pelotón, que parecía tirar la toalla en ese momento, cuando el Tinkoff abandonó la cabeza. Pero en las rectas ya divisaban en el horizonte a los tres aventureros. Y quizá eso animó al grupo perseguidor, que repartió esfuerzos entre varios equipos: Orica, Bora, MTN-Qhubeka… Los segundos caían como martillazos. El cronómetro era caníbal. Y devoró a los fugados en el kilómetro final, que culminaba aderezado por un repechón a más del 9 por ciento. Atrás habían quedado más de 190 km de fuga. Murieron en la orilla. Era una oportunidad de oro para Sagan… Pero apareció Van Avermaet. El maillot verde no rompe su maleficio.
El Macizo Central asciende este sábado a su máxima expresión con la llegada al aeródromo de Mende, el mismo lugar donde el equipo ONCE puso en jaque a Miguel Indurain en 1995 con un ataque lejano rematado por Laurent Jalabert. Luego se ha llegado otras dos veces y en ambas hubo triunfo español: Marcos Serrano, en 2005, y Purito Rodríguez, por delante de Alberto Contador, en 2010. En Mende suelen pasar cosas. Estaremos expectantes.
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