Los amistosos ante rivales varias categorías más abajo y una derrota, ante el San Roque, que ha sembrado de dudas una planificación que ya se sabía incompleta. Lo que era sólo necesidad se han convertido en una obsesión, sobre todo para Mel: a este Betis le urge un punta que proporcione gol, movilidad y oportunismo, y también le hace falta como el comer velocidad y desborde por las bandas. Macià, Alexis y el propio Mel llevan ya varias semanas buscando y negociando jugadores para ambas posiciones, sin éxito pero sí con el perfil bastante claro: el delantero sería del tipo Rubén Castro (o Villa, radicalizando el ejemplo) y un extremo que se asemeje en el desborde, en la potencia y si puede ser en la calidad al mejor futbolista que ha salido de Heliópolis en las últimas decádas, Joaquín Sánchez.
La posibilidad de incorporar al aún futbolista de la Fiore parece lejana pero permanecerá latente, al menos hasta que se incorpore a otro jugador así. La del delantero se sitúa un poco más cercana y tiene, tenía al menos hasta ayer, un nombre propio: Pablo Daniel Osvaldo. El delantero italo-argentino seguía deshojando la margarita pero la cosa no se ponía fácil para los verdiblancos porque a Cruz Azul y Huracán, pretendientes del otro lado del charco, se ha sumado desde Grecia un grande que dispone de dinero y jugará torneo europeo: Olympiacos. Si los del Pireo van de verdad a por él, se antoja imposible que el Betis pueda fichar a Osvaldo.