Alianza es un buen campeón del torneo Apertura, en tanto ha demostrado ser mejor que sus rivales en esta discreta competencia. Hay, sin embargo, una pequeña sombra detrás de este título y es la sanción a Real Garcilaso, equipo al que se ha castigado con la pérdida de 6 puntos por la irregular inscripción de Carlos Neumann.
En este tipo de disputas suele haber dos posiciones: hay quienes sostienen que se debe privilegiar el hecho futbolístico ocurrido en cancha; otros, formalistas, argumentan a favor de la institucionalidad y sostienen que debe primar el respeto a las reglas, más allá de si estas contravienen o no los resultados obtenidos durante los 90 minutos. Las comisiones de justicia de la Federación Peruana de Fútbol y de la Asociación Deportiva de Fútbol Profesional han fallado con el segundo criterio.
Hay un contexto mayor, aquel que involucra a buena parte de los países sudamericanos alrededor del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS). Como es público, en pocos días se decidirá si Bolivia recupera los cuatro puntos que obtuvo ante Perú y Chile en las Eliminatorias. La ‘Roja’ y la ‘Blanquirroja’ argumentan alineación indebida de Nelson Cabrera, defensa de origen paraguayo, quien apenas jugó 8 y 20 minutos en ambos partidos (pero jugó); los altiplánicos, por su parte, no cuestionan si Cabrera cumplió o no los requisitos de nacionalización, sino el momento en el que se produjo la queja: para ellos, el reclamo se realizó fuera del plazo respectivo.
Para el aficionado común es un poco extraño que las posibilidades de clasificar a un Mundial dependan de la interpretación de un reglamento respecto a asuntos extradeportivos. Que los puntos en una tabla lo definan abogados y tribunales, en vez de delanteros y arqueros, da pie a un sinnúmero de hipótesis y especulaciones: teorías de la conspiración, luchas políticas o acusaciones de prácticas mafiosas. La FIFA, hace mucho, ha perdido todo derecho a ser tratada con inocencia. A nadie se le escapa, por lo demás, que es bastante más rentable ver a Argentina en Rusia que a Chile o, digamos, Perú. La prensa rioplatense, con cierta cuestionable nostalgia, ha ironizado acerca de la ausencia de Grondona: “Con él esto no habría ocurrido”, dicen a media voz o entrelíneas. ¿Qué habría pasado entonces?, le pregunté a un colega que prefirió el anonimato. “Se le habrían quitado los puntos a Bolivia, sí, pero no se los hubieran dado a Chile y a Perú”.
Volviendo al Apertura, surge una pregunta más o menos inevitable: ¿es posible que las comisiones de justicia nacionales hayan fallado en el torneo local influidos por lo absurdo que sería solicitar, en el pleito internacional, un criterio distinto? Si quien escribe fuera un dirigente del club cusqueño, no dormiría tranquilo debido a esa posibilidad.
La esencia del fútbol es opuesta a estos tejes y manejes. La función del público en el estadio no solo es de aliento, sino, precisamente, de expectación. Es un acto masivo de transparencia. Sea cual fuera el resultado de ambas disputas, los historiadores deberán explicar las matemáticas de las tablas finales con notas a pie. Para ello, suelen poner junto al nombre de los equipos afectados o beneficiados un supraíndice o asterisco. Eso.