Se acabó. Francisco Palencia fue cesado del timón de Universidad Nacional, luego de poco más de un año de gestión y con un inicio de torneo en el Apertura 2017 con cuatro derrotas en sus primeros seis partidos. La más reciente derrota ante Morelia, en CU, adelantó los planes de una directiva que ha sido paciente y que en Paco encontró al eslabón adecuado para conducir las riendas de su proyecto. El joven timonel se marchó con 49 partidos dirigidos, acumulando experiencia en Liga, Copa Concacaf y hasta cinco debuts en Primera División.
El lugar de Palencia lo tomará de momento, aunque pudiera ser hasta que culmine este semestre, Sergio Egea, que si bien fungía hasta hace unos días como director deportivo, cuenta con la experiencia suficiente en este sentido, para asumir la responsabilidad y el apremio inmediato. Cabe destacar que fue el propio Egea quien laboraba como auxiliar técnico de Hugo Sánchez durante el bicampeonato del 2004, en la mejor época de la institución en cuanto a logros deportivos. Estará en el banquillo a partir de este fin de semana, ante Veracruz.
Por otra parte, la gestión de Palencia careció de argumentos sólidos para que la continuidad estuviera de su lado, al menos en gran parte del 2017. Paco debutó en el Apertura 2016 y en relevo de Guillermo Vázquez; fue presentado a finales de mayo de este último año, en medio de una alta expectativa generalizada por aficionados y prensa especializada, pues se le recordaba todavía vestido de futbolista auriazul y cargando los títulos del Clausura 2009 y 2011, respectivamente. Parecía el camino adecuado a seguir, pensando en que el equipo retomara sus bases a mediano plazo.
Ese primer torneo es recordado por la buena fortuna que acompañó al equipo en gran parte de la fase regular, pues cuando menos idea futbolística había, fue cuando mejores resultados consiguió; sin embargo, el equipo tuvo su mejor curva de rendimiento en el cierre del certamen y logró colarse a la Liguilla como sexto clasificado, con 27 puntos como cosecha. Las verdaderas falencias aparecían en la defensa y fue ahí, donde Tigres, su rival en Cuartos de Final, exhibió su peor semblante, al golearlos en 180 minutos por 7-2 en el marcador global.
Más allá de las últimas formas, la directiva respaldó el trabajo de su entrenador y confío que con un mejor plantel, retocado en diferentes puntos, la calma y los resultados positivos volverían. La dirigencia que encabeza Rodrigo Ares de Parga trajo desde Chile a uno de los mejores atacantes del continente, como Nicolás Castillo. Y claro, el andino funcionó y de gran manera. El centro delantero marcó ocho anotaciones en sus primeros once cotejos, pero una lesión de tobillo le impidió concluir la competencia, mismo caso que Pablo Barrera, ambos, fundamentales para Paco Palencia.
Con estas bajas, el funcionamiento de Universidad mostró un detrimento considerable. Las escasas opciones en ofensivas hicieron estragos, pues Palencia tenía en Barrera a su mejor asistente de cara al arco enemigo y en Castillo al elemento más determinante para asumir con anotaciones. Además, Pumas terminaría como la peor defensiva, con 30 anotaciones en contra y constantes cuestionamientos a figuras del club, como Darío Verón y Alejandro Palacios, que al final de este torneo saldría de la institución. En lo deportivo, se quedarían sin Liguilla y con 18 puntos, en el penúltimo escalón de la clasificación.
Para el Apertura 2017, además de las bajas de Verón y Palacios, se marchó Matías Britos, otra pieza fundamental en el esquema de juego y sobre todo, en la elaboración, a su vez escasa, de idea ofensiva. Llegaron refuerzos como Mauro Formica, Néstor Calderón y hasta Joffre Guerrón. Parecía que Universidad Nacional sería un escuadrón más sólido al frente; en la zaga se le daría oportunidad a gente de La Cantera. En las últimas semanas, para redondear el plantel, llegó Marcelo Díaz, aunque este solo pudo disputar el segundo tiempo frente a Morelia. Todo sería muy distinto en cuanto a lo deportivo.
Seis jornadas fueron suficientes para que la paciencia se agotara. Dos triunfos, ante Pachuca y Lobos BUAP, ambos en CU, fueron la cuota positiva de Palencia. Descalabros ante Atlas, América, Tigres y Morelia, acrecentaron las dudas, aunado a un funcionamiento cuestionable, de nuevo en ataque y es que los refuerzos, pese a sus casos específicos, no han funcionado a nivel general. Con seis anotaciones, cinco de Nicolás Castillo, la ofensiva volvió a carecer de calidad y variantes. Todo esto, en una combinación desesperante de la afición, terminó por cerrar el ciclo de Palencia, de quien se esperaba que por lo menos, cumpliera su contrato de dos años.