24/11/2024

Contador atacó de lejos pero Christopher Froome sigue firme

Jueves 23 de Julio del 2015

Contador atacó de lejos pero Christopher Froome sigue firme

Tour de Francia 2015: Contador atacó en el Glandon, al igual que Nibali y Nairo Quintana. Froome sigue líder. Bardet ganó la etapa

Tour de Francia 2015: Contador atacó en el Glandon, al igual que Nibali y Nairo Quintana. Froome sigue líder. Bardet ganó la etapa

Cada Tour que no ganamos lo terminamos con el mismo lamento: en la cuarta semana hubiéramos podido con el líder. Es posible que nos encontremos en la misma situación. La esperanza no es lo último que se pierde; la razón es lo que entregamos en último lugar. Valga la reflexión para comentar lo que puede ser una certeza o un delirio: después de 18 etapas, Froome da mínimos síntomas de debilidad. Son tan pequeños que hay que observarlos con lupa y tan diminutos que no se traducen en tiempo. Pero existen. O para ser más exactos, podrían existir. Lástima de cuarta semana.

Lo cierto es que Froome ya no exhibe la petulancia de los primeros siete días de carrera, cuando atacaba en cualquier recodo y sofocaba personalmente la menor rebelión. Ahora, el líder delega sus respuestas en los compañeros de equipo; ahora ya no asoma tanto por cabeza. Del ciclismo impetuoso que le caracteriza, Froome ha pasado a un ciclismo más sensato que podría ser un ciclismo más cansado. Así pareció coronar los Lazos de Montvernier, a diez kilómetros de meta, más agotado que los demás y en las últimas posiciones del grupo. Nuestro lamento ya lo pueden imaginar: ojalá se hubiera subido otra vez el Glandon...

Como siempre, Alberto Contador fue el único que siguió la hoja de ruta de los héroes. Poco le importó estar magullado por la caída del día anterior. A 45 kilómetros de la llegada, y en plena ascensión al gigantesco Glandon, Alberto se marchó en solitario. No tardó en tomar ventaja y apoyarse en otros fugados. No tardó en alcanzar 40 segundos de ventaja. A partir de entonces, le falló la suerte y le escasearon las fuerzas. Contador hubiera necesitado un parón en el grupo de favoritos y un frenazo en la escapada. En ese tren bala viajaba una oportunidad remota pero real: recortar tiempo y disputar la etapa.

Ataques. Lo que ocurrió fue bien distinto. Nibali probó a Froome y Nairo le copió el movimiento cerca de la cumbre, de modo que los gallos se echaron encima de Contador y lo atraparon en el descenso. Por delante, Bardet picó espuelas y se encaminó hacia la victoria. Esa fue nuestra desgracia como espectadores. La televisión oficial ha decidido concentrarse en Francia (bellísima) y en los corredores franceses (no tanto), dejando en lugar casi marginal lo que ocurre entre los favoritos. Es una reacción de furia tan criticable como comprensible. Desde hace treinta años nos dejan la casa para que organicemos una fiesta y apenas les dejamos bailar dos canciones. Bardet (sexto el pasado año) bailó la segunda de la presente edición, seguido por su compatriota Rolland, cuyo intento de remontada mereció despliegue de motos, helicóptero y aeroplano.

Es posible que, víctimas del calor y de la impotencia (deportiva), confundamos un grillo con un gnomo. Tan probable como eso, es que el esfuerzo realizado pase factura en la tercera etapa alpina consecutiva, a tres días de París. Es un milagro que los cinco o seis primeros sigan montados en el mismo alambre, igualados en los jadeos. Hoy podría ser el día. Mañana, tal vez. Si no es así, habrá que esperar a la cuarta semana.

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