Paremos un poco con el tema Claudio Pizarro. No distraigamos a esta selección peruana que debe estar concentrada al 200 por ciento antes de viajar a Buenos Aires. Si el 'Bombardero de los Andes', quiere manifestar sus deseos de ir a Rusia 2018 tiene todo el derecho de hacerlo. Vivimos la democracia de la opinión y la libertad de los sueños. Pero seamos honestos antes de seguir calentando debates inútiles: Pizarro hoy no tiene sitio en la blanquirroja. Ricardo Gareca tiene prioridades y un plantel que protege como si fueran sus hijos. Claudio, quien ya estuvo en el inicio de este proceso, debe ser uno de los primeros en saberlo. Su presencia es una raya que este 'Tigre' no quiere tener.
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¿Por qué Pizarro no volvió más? La última fotografía de su permanencia en el equipo data de hace año y medio. Se jugaba el Uruguay-Perú en el Centenario el 30 de marzo del año pasado. Después del empate ante Venezuela en Lima, Gareca vivía los días más difíciles con la selección. Con solo cuatro puntos en cinco partidos, el argentino viajó con un equipo parchado por tantas ausencias. Los más experimentados eran Guerrero y Pizarro. Cuando recién había comenzado el segundo tiempo, Claudio sintió un fastidió muscular y pidió su cambio. El partido, contra todo pronóstico, iba 0-0. Paolo le pidió con gritos que no saliera del campo y el ex atacante del Werder Bremen le dijo un "No puedo más" que pudo verse en todas las transmisiones internacionales. Cuatro minutos después, el charrúa Edinson Cavani anotó el 1-0. Pizarro no volvió más.
Alguien podría interpretar que Gareca no llamó más a Pizarro por darse de baja en un cotejo importante y con un plantel golpeado anímicamente. Sin embargo, la realidad es mucho más práctica y menos conflictiva. El comando técnico de Gareca, sobre todo el preparador físico Néstor Bonillo, entendió que para seguir compitiendo en las Eliminatorias había que apostar por quienes estén en su plenitud atlética sin importar los nombres y las ligas. Ante los venezolanos, jugaron Jefferson Farfán y Carlos Ascues, que venían de recuperarse de duras lesiones. Gareca y compañía aprendieron la lección: quien venga a la selección no solo debe estar comprometido sino que debe estar en su mejor estado físico. Con mucha actividad futbolística y alejado de lesiones.
Con esa premisa, escrita con tinta roja en la pizarra acrílica que tiene Ricardo Gareca en su oficina es difícil imaginar un retorno de Claudio Pizarro. Tiene casi 39 años, no está en actividad física y ha sumado poco más de 200 minutos (la suma de dos partidos y monedas) en los últimos seis meses. Ya esta realidad deportiva va, para el 'Tigre', mucho más allá de las jerarquías. A Gareca no le importa el DNI, sino cuánto puedes correr en una jornada de entrenamiento.
Ricardo Gareca tiene, en su pizarra, una lista de cinco nombres por puesto. Son sus prioridades para convocar. Es su mejor manera de darle preferencia y protección a ese grupo de jugadores que armó en la Copa América Centenario (es decir, después de esa desastrosa fecha doble de Eliminatorias de marzo 2016). Para que Jefferson Farfán vuelva a ocupar un lugar allí tuvo que jugar más de quinientos minutos en un mes con el Lokomotiv y anotar dos goles. En el último mercado abierto de pases en Europa, Claudio Pizarro ni siquiera ha encontrado equipo.
No es un tema contra Claudio Pizarro. Por razones de edad y resistencia física han quedado fuera otros jugadores como Carlos Lobatón. Son los criterios de Ricardo Gareca y eso no va a cambiar. Si las cosas salen bien y Perú clasifica a Rusia; quienes irán a defendernos son esos muchachos que ganaron en Quito y que viajarán a Buenos Aires. Iván Bulos y Raúl Ruidíaz son hoy más jugadores de selección que el ex capitán Pizarro. Y que nadie se detenga a hacer comparaciones con la inclusión de Teófilo Cubillas en España 82. Ricardo Gareca no es Tim.
Tenemos un nuevo perfil de jugador de selección. Tenemos un equipo que no solo compite, sino que tiene una marca registrada de juego. Tenemos mejores futbolistas y un técnico que se ganó la renovación con trabajo silencioso y paciencia ante las críticas. Los únicos que no hemos cambiado, al parecer, somos nosotros. Los hinchas que gritan oles innecesarios y los periodistas que, veces, nos detenemos más en los jugadores que no están. Falta menos de un mes para el encuentro ante Argentina en Buenos Aires. Por alguna bendita vez, dejemos en paz a la selección. A nuestra selección.