Usain Bolt ha resucitado. En dos carreras ha pasado de ser el 62 del mundo este año, con 10.12, a convertirse ya en el sexto de la temporada, con 9.87. Hizo la misma marca en las series y en la final, con una hora exacta de separación entre una y otra prueba. Un dato que hay que valorar, por cierto.
En la final salió lentísimo, con una reacción al disparo de sólo 173 milésimas de segundo, la pro de todos los competidores. Pero su aceleración sigue siendo demoledora. Aunque a falta de unos 30 metros iba cuarto, hizo valer su impresionante fuerzas terminal y venció con esos 9.87.
El guante que le ha lanzado una y otra vez Justin Gatlin a lo largo de la temporada ha sido recogido. Nos veremos pronto, en los Mundiales de Pekín, pareció decir El Relámpago después de esas dos victorias.
Tras él entraron en la meta el estadounidense Mike Rodgers (9.90), el jamaicano Kemar Bailey-Cole (9.92), el británico Chijiudu Ujah (9.96) y el francés Jimmy Vicaut (9.98), plusmarquista europeo.
Cinco hombres por debajo de los diez segundos. Una gran carrera.