El Betis sufrió su segunda derrota de la pretemporada al ceder ante el Vitoria Setúbal (0-1) en un duelo que reflejó las grandes carencias del equipo verdiblanco en casi todas sus líneas. Con alineaciones llena de suplentes en ambos contendientes, el cuadro de Pepe Mel fue incapaz de encontrar la pegada necesaria para retar con argumentos al limitado conjunto portugués en Cartaya.
La falta de fluidez en el juego es notable. Mel sigue haciendo probaturas con la misión de encontrar la mejor asociación posible entre sus piezas y el duelo ante el Vitoria fue un test con más pruebas que posibles conclusiones.
El once inicial se llenó de inhabituales respecto a la última cita amistosa. Van der Vaart siguió en el equipo y adelantó algunos metros su posición: ahí, es menos protagonista en la construcción pero más decisivo en la posibilidad de buscar un último pase. Rennella tuvo su oportunidad y no la aprovechó, al tiempo que Petros volvió a dejar dudas respecto a cuál puede ser la posición en la que muestre menos carencias. Partió de la medular y desde ahí su presión logró motivar algunas recuperaciones ante la mala salida de balón de los lusos, pero se diluyó su figura con los minutos.
Jordi jugó en el eje de una zaga que sigue variando todos sus elementos. Expuso más argumentos el cuadro verdiblanco en el primer tiempo, pero fue el Vitoria Setúbal el que golpeó primero. Rennella demostró que lo suyo no es defender y cometió un penalti que aprovechó André Claro para inaugurar el marcador del Rodríguez Salvador.
La unión entre Van der Vaart y Rennella no encontró la conexión deseada. Fabián, ayer titular, tiró de ímpetu y de buenas intenciones antes de ser cambiado. Mel movió el banquillo en el segundo tiempo y N'Diaye dio más fuerza e intensidad al juego del equipo. Enfrente, el Vitoria se limitaba a buscar espacios ante el riesgo de los verdiblancos en su búsqueda del empate.
Una aproximación de Cejudo y una internada de Rubén Castro inquietaron mínimamente al Vitoria, pero ni las ideas ni las intenciones parecían capaces de dañar a un rival cómodo.
Con Rubén Castro y Jorge Molina como referentes en los minutos finales, existió más peligro real en un duelo ya convertido en un festival de cambios y pruebas en los dos contendientes. La dureza entró en juego y el cierre con derrota vuelve a suponer un nuevo revés en la planificación verdiblanca. Sin profundidad ni pegada, el dominio verdiblanco fue un simple guiño a su escasez de recursos.