37 minutos. Este es el tiempo que ha tardado el Sevilla en dejar solventado el choque frente al Maribor y acabar la segunda jornada de Liga de Campeones con cuatro puntos. Y es que este ha sido precisamente el tiempo que Ben Yedder tardaba en sumar dos nuevos goles a su cuenta particular en la máxima competición continental y frenar cualquier atisbo de sorpresa por parte de los eslovenos.
Cuando el pasado 24 de agosto se extrajeron las bolas correspondientes al grupo E, pocos eran los que no daban a Liverpool y Sevilla como máximos favoritos para alcanzar la siguiente ronda de la Liga de Campeones. La situación era aún más evidente después del empate entre ambos en Anfield en la primera jornada y que el Spartak de Moscú fuera incapaz de doblegar al Maribor en su visita a Eslovenia.
Pese a que Eduardo Berizzo descartaba cualquier tipo de favoritismo en la previa y señalaba la superioridad debe demostrarse en el campo, el cuadro hispalense sabía de la importancia de este primer encuentro en el Sánchez Pizjuán. Pese a que tardó en tomarle el pulso al choque, cada vez que el encuentro tomaba velocidad dejaba patente que los locales eran netamente superiores. De este modo, y después de los dos tantos del citado Ben Yedder antes del descanso, la segunda mitad se presentaba únicamente como una oportunidad para mejorar los registros goleadores que ayuden en la diferencia global en caso de empate a puntos con el Liverpool en la lucha por la primera plaza.
Sin embargo, los locales no quisieron forzar la máquina tras la reanudación y apenas se sumaron nuevas oportunidades. La más significativa fue la de Jesús Navas, que en el minuto 76 intentó una vaselina que acabó tocando en el travesaño de Handanovic. Apenas dos minutos más tarde cerraba el marcador anotando el 3-0 desde el punto de penalti y certificando un hattrick que le permitirá llevarse el balón de la Champions League a su casa.