Uno de los triunfadores deportiva y moralmente en estos Mundiales de Kazán es Bill May, el nadador de sincronizada estadounidense, de 36 años, que ayer se colgó el oro en el dúo técnico. Es la novedad en estos Campeonatos, la inclusión de los hombres en una prueba únicamente femenina en el panorama internacional desde sus comienzos. Pero May no es un recién llegado a este deporte. “Es de mi época, es un crack, recuerdo haber competido muchas veces contra él en algunos Open internacionales y que no eran oficiales”, recordó Gemma Mengual.
Bill May es uno de los personajes más conocidos de la sincro estadounidense en los 90, cuando comenzó a competir con una destreza inusual. Pese a empezar como gimnasta, con 10 años se pasó al baile acuático. Prohibida la participación de los chicos, May tenía que ganarse la fama en los pequeños círculos de su deporte y en campeonatos locales. Llegó a ser plata en el dúo en el Nacional estadounidense y ganó a lo largo de su carrera 14 eventos de carácter nacional.
Aunque las puertas de la profesionalidad se le cerraron, decidió vivir Juegos y Mundiales detrás de los focos, como coreógrafo del equipo estadounidense, habilidad en la que siempre destacó por su carácter artístico. Una vez retirado, fichó por el Circo del Sol, donde participa en el espectáculo O en Las Vegas. Acróbata, bailarín, un auténtico icono del deporte más artístico, pudo “cumplir su sueño” cuando la FINA anunció que incluirá los duetos mixtos en el Mundial de Kazán.
May no se lo pensó dos veces y se puso en contacto con la Federación estadounidense. Trajo consigo a dos exnadadoras que estaban con él en el Circo del Sol y son quienes le acompañan en las dos coreografías de estos Mundiales. Ya tiene un oro. El sentido abrazo con el que despidió su primera prueba simboliza el esfuerzo de todos los chicos como May que han encontrado un espacio en la sincronizada. Mañana, en el dúo libre, seguirá viviendo su sueño hecho realidad.